viernes, 3 de mayo de 2024

ROAD HOUSE

SI TE MIRA ASÍ, YA ESTÁS FUERA.   Jake Gyllenhal
 

 ¿Qué sería de los remakes si no se hicieran elevados a la tercera o cuarta potencia? Muchos los pasarían de largo, con seguridad. Le toca el turno ahora a Road House, uno de los clásicos filmes de Patrick Swayze, de 1989, protagonizado ahora por un Jake Gyllenhal al 15 por ciento de grasa corporal (y eso es poco más que simplemente estar marcado), y definitivamente más rudo, sin mucha de la clase, porte, personalidad, e imperturbable estado zen que caracterizaban al primero en el filme original.

No exagero si digo que el nuevo saca borrachos y saca pleiteros de bar de mediana categoria, cuyo nombre también es Dalton, es ahora una mezcla de Jack Reacher, del Sherlock Holmes de Robert Downey Jr. (en su faceta de peleador), y algo también del Van Damme de Lionheart. De Jack Reacher (y me refiero al que interpreta Tom Cruise), hay una escena en esta nueva Road House, dirigida por Doug Liman (Edge of Tomorrow), en donde Dalton saca a un grupito de pandilleros del bar en donde trabaja, cuyo nombre le da título al filme. Afuera, con toda la calma y serenidad del mundo al estilo Reacher, les advierte que deberían mejor irse para no salir lastimados. Y no sólo eso, en un despliegue de caballerosidad y decencia, les pregunta si hay un hospital cercano, pero no para él... ¡sino para ellos! ¡Es en serio, ni el Dalton de Swayze hacía eso en el filme original!

La verdad sea dicha, el filme original no era nada notable, una especie de western modernizado con la clásica premisa del forastero recién llegado a un pueblo para tratar de empezar de cero. Dalton es atraído por la oferta de ser el nuevo saca borrachos que intentará poner orden y disciplina en el Road House, con su propio método y técnica, que puede resumirse en unas palabras: No usar la violencia, a menos que la amabilidad y las buenas maneras no funcionen. El Dalton versión 2024 no se molestará en darles un cursito express a sus subordinados, sino que, sobre la marcha, les irá dando uno que otro tip.

Todo va bien, hasta que Dalton empieza a tener sus roces con los villanos de Florida Keys (escenario a donde la historia se ha trasladado), que harán su trabajo todavía más difícil al llegar al bar a provocar y buscar problemas. Como la película del 89, esta nueva versión es para pasar el rato, y si aquella fue un clásico vehículo de lucimiento para Swayze, lo mismo puede decirse de este remake, en donde Gyllenhaal presume six pack y pectorales. ¿Que también sabe dar golpes? Bueno, eso ya lo sabíamos.

De alguna manera, esta Road House trata de conservar las mismas ideas y espíritu de la primera película, con los cambios de rigor, por supuesto, y uno que otro personaje añadido, como una chica adolescente parlanchina y con carisma, hija del dueño de una tienda de libros, con quien Dalton forja una amistad. El cambio de escenario no le viene tan mal al filme, la excusa perfecta para llevar a nuestro héroe a recibir más golpes del destino, y enfrentar a traficantes de drogas, cocodrilos, y escaparse a un paraje secreto con el interés amoroso de rigor. Al respecto, tal vez la portuguesa Daniela Melchior no tenga el mismo sex appeal y personalidad de Kelly Lynch (actriz en el filme del 89), pero se desempeña bien en su papel de joven y bella doctora.

Gyllenhaal hace bien su papel, con todo y el sacrificio y preparación física que debió haber involucrado (¿dieta baja en carbohidratos? Sin duda). El personaje lleva arrastrando un trauma que no lo deja dormir ni estar en paz, y al parecer, la idea de Liman y los productores fue hacer un filme más violento y con peleas más espectaculares; con más dolor y destrucción. Ah, y por supuesto, si la cosa era hacer todo aumentado también hay más música, con más bandas tratando de tocar algo en el escenario detrás de una alambrada de gallinero, y esquivando botellas voladoras.

Los cambios que muchos fans del primer filme tal vez no reciban con mucho gusto, es que aquí Wade, el mejor amigo de Dalton en el primer filme (interpretado por Sam Elliot), brilla por su ausencia. Además, los villanos rayan por completo en lo caricaturezco, unos traficantes de drogas encabezados por un jefe ahora más joven que el del primer filme, interpretado por Billy Magnussen. Siempre he creído que Magnussen tiene un tipo hecho para estos papeles, el tipo que, de sólo de verlo, irradia esa cualidad de ser el típico idiota dedicado a hacer la vida de cuadros a todo mundo. A Conor McGregor, peleador de artes marciales mixtas en la vida real, le dieron el papel del Goliat en la historia. De actor no tiene nada. Liman seguro le dijo: "Ponte frente a la cámara, haz lo tuyo, sé tú mismo, y no te preocupes por lo demás". Y es exactamente lo que hace el irlandés, incluído el derrochar carisma celta hasta la exageración cada segundo.

En resumen, Road House vale la pena para quienes gusten de filmes en donde halla peleas y puñetazos casi cada 10 minutos, sin una historia que requiera un gran esfuerzo neuronal para seguirla. Ahora, quienes vimos el flime original, tal vez al inicio nos cueste trabajo ponerle al personaje de Swayze el rostro de Gyllenhall, pero con el tiempo uno empieza a bailar al son del nuevo tono del filme.
Ambos filmes están disponibles en Prime.

PAPÁ O MAMÁ

CON PADRES ASÍ, MEJOR... Mauricio Ochmann y Silvia Navarro.
 

¿Qué le pasó a Ernesto Contreras? Sí, el director de Párpados Azules, Sueño en otro idioma, entre otras...mejores películas que ésta. Muchos se preguntan lo mismo en Letterboxd. No sé si luego reseñe este bodrio de forma más extensa, pero es suficiente decir, por ahora, que esta es otra de esas "joyas" protagonizadas por Mauricio Ochmann, quien podrá interpretar a un médico (como aquí) o a un monje budista, el caso es que el tipo siempre actuará igual, sin ofrecer nada nuevo. 
 
Papá o Mamá es un filme repelente, una historia de divorcios con un giro inusual: aquí los padres no se pelean la custodia de los hijos, sino que, al conrario, se la echan uno al otro, por estar en momentos importantes en sus carreras. Así es, sus hijos les estorban. ¿Ya sientes que los odias? Yo lo hice, y casi toda la película. Pero lo peor, es que no hay nada en la historia que haga graciosa esta premisa. ¿Y los hijos? Ni reaccionan, ni se dan cuenta de lo que pasa en una guerra que se declaran su papá (Ochmann) y mamá (Silvia Navarro). ¿Son o se hacen? Quién sabe. Y ya que pregunto ésto ¿hay abuelos aquí que actúen de mediadores? ¡No los hay! Tal vez los haya en el filme original francés, del cual esta película es un refrito. Como sea, el caso es que no me creí más de la mitad de lo que vi. En fin, dije que no me iba a extender, y miren. Con padres así,...

CONFESIONES

Claudia Ramírez en la nueva película de Carrera.
 

Prometía, sobretodo con Carlos Carrera en la dirección. Sin embargo, va a mi lista de lo peor del 2023. Para empezar, el diseño de su póster te revela la identidad del malo del filme. Luego, en una trama que involucra el secuestro de una niña, tenemos a una mamá (Claudia Ramírez) que ...¡jamás llora una sola lágrima desde que se entera de la noticia! Tampoco lo harán ni el papá, ni el hijo mayor (bueno, el papá llora, pero lo hará por otras razones). Es absurdo todo lo que sucede con la mamá, como en toda la secuencia del vagabundo, la cual es completamente ridícula. Y la cosa se pone más ridícula, cuando el único que termina llorando lágrimas auténticas al final...¡es el malo de la historia! Quizás luego la reseñe más ampliamente. Disponible en Max.

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