jueves, 4 de febrero de 2016

KRAMPUS * * 1/2

SANTA NO PUDO VENIR.  Emjay Anthony. 
Krampus es de esas películas antinavideñas que son como un antídoto para los pésimos filmes navideños que empiezan a invadir la cartelera durante la época invernal; tan malos que en lugar de enaltecer el espíritu navideño nos hacen deprimirnos más durante diciembre. "En Navidad, Krampus no viene a dar, sino a tomar", dice el escalofriante mensaje extraído de los relatos del folklor alemán de donde  proviene este personaje, una especie de versión demoniaca del Grinch. A todos los que amarguen la Navidad al prójimo, o no tengan el espíritu navideño a niveles aceptables, Krampus (un demonio de largos cuernos de carnero) llegará y se los llevará por la chimenea. Es un anti-Santa en toda la extensión de la palabra. Siendo el protagonista un niño, Max (Emjay Anthony) la película seguro atraerá la atención de los niños; aquellos con nervios de acero, y que alrededor de la época navideña no tengan miedo de pesadillas cubiertas de nieve. Con cierta experiencia en el género de terror, Michael Dougherty (Trick'r Treat), ha hecho un filme de espantos pasable, tendiente al humor negro, más inclinado por efectos especiales prácticos que los digitales, así como por los disfraces, pelucas, maquillaje, y animatrónics. Suena anticuado, pero le funcionó. De hecho, los efectos digitales funcionan menos, por ejemplo, en esas galletas de hombres de jengibre, que juegan el papel de duendecillos diabólicos, que lucen menos convincentes. Max verá su Navidad convertida en un infierno cuando Krampus llegue a su vecindario, lanzando aullidos, alaridos, y saltando de techo en techo. Sus familiares (entre ellos Conchata Ferrell, genial con toda su mala leche) convirtieron la cena de Navidad en un pandemónium de agresiones y caos, pese a los buenos deseos de sus padres (Tony Collette y Adam Scott) de que todo fuera una "noche de paz, noche de amor". En general, Krampus parece un episodio de "Tales from the Cript", cruzado con "Christmas Vacation" (Chevy Chase), y Home Alone, con una animación obscuramente encantadora a la mitad, para ilustrar el relato de una abuela alemana, que por alguna extraña razón nada más quiere hablar alemán y nada de  inglés.  Más vale portarse bien esta Navidad niños.

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