lunes, 11 de marzo de 2019

A VERY ENGLISH SCANDAL

Hugh Grant.
Al parecer, Hugh Grant ha encontrado una especie de "renacimiento" en manos del director Stephen Frears. Cuando ya se había perdido toda fe en el actor de "Cuatro Bodas y un Funeral", debido a las desechables comedias románticas que ha hecho en Hollywood, Grant ha sorprendido en "Florence Foster Jenkins", y ahora en "A Very English Scandal", mini-serie de época dirigida por Frears.
Grant fue nominado al Globo de Oro a Mejor Actor este año por su actuación en "Scandal", y en su interpretación del líder del Partido Liberal, Jeremy Thorpe, y posteriormente, miembro del parlamento, tratando de esconder su relación homosexual con un humilde, pero mentalmente inestable joven, Norman Scott (Ben Whishaw magnífico, ganador al Globo de Oro este año a Mejor Actor de Reparto), está sencillamente extraordinario.
Basada en la novela de John Preston (quien coescribió el guión junto a Frears), la ambientación (la historia está instalada en los 1960s y 1970s) y, en general, su producción, están muy conseguidas, mientras que la narración (a través de tan sólo tres episodios), es de una agilidad sorprendente. Y a pesar de la seriedad de sus temas, sobre la represión sexual de la época, y su exploración de la homosexualidad, el programa está cargado de pequeñas dosis de humor. Muy recomendable.
⭐️⭐️⭐️⭐️

FREE SOLO

Alex Honnold escalando "El Capitàn".
Free Solo, documental sobre el escalador Alex Honnold, es interesante en dos dimensiones. Lo es por revelarnos a un tipo, que es un verdadero atleta, como un conquistador de la naturaleza, una especie de "juan-sin-miedo", que se atreve a escalar altos picos y montañas usando el estilo "free solo" (o sea, sin usar cuerdas, arneses, ni otro dispositivo de seguridad). Pero también, lo es por descubrirlo como un adicto a la adrenalina, junto al auténtico espectáculo de "cortarte la respiración" al verlo escalar, al final, el inmenso pico "El Capitán", en el Parque Nacional de Yosemite,
Ganador del Oscar a Mejor Documental este año, y dirigido por Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi, la película intenta comprender qué hay dentro de la mente de una persona como Honnold, para llevarlo a realizar actos que cualquiera consideraría como suicidas (personas también conocidas como "borders"). Hay una parte en que incluso se le realiza un encefalograma, para ver si hay algo mal en su cerebro, así como otra en donde nos cuenta cómo fue su entorno familiar, su niñez, la relación con sus padres, etc. El caso es que este "hombre araña", al final es -o, al menos, parece-, un tipo normal, aunque eso sí, con sus extravagancias. Cuando no está escalando, está firmando copias de su libro, o dando conferencias. Más allá de su gran capacidad física y habilidades, también es cierto que Honnold ha sabido construir una poderosa mentalidad de "guerrero", de ganador invencible; de que si está decidido a hacer algo lo conseguirá.
Producido por National Geographic, Free Solo me recordó otro documental similar, "Man on Wire" (2008), sobre Philippe Petit, otro personaje que, irracionalmente, ama el peligro, y que en 1974, usando sólo una cuerda floja, cruzó las Torres Gemelas. Ambas películas ponen en nuestros rostros gestos atónitos e incrédulos, como los de los amigos y camarógrafos de Honnold quienes, usando grandes lentes telefoto, filmaron de lejos la hazaña de Alex escalando "El Capitán". En el filme, vemos también historias sobre escaladores que se han matado haciendo lo mismo, algunos con la seguridad de cuerdas, y con eso otra pregunta nos salta a la mente: "¿Honnold está loco?" O también podría ser una afirmación. Tal vez lo esté. Como sea, lo impresionante de este magnífico documental, es que consigue colocarnos justo a su lado durante su hazaña, gracias a las magníficas tomas, y a la manera de filmarlo, haciéndolo lucir como un insecto escalando un muro con toda la facilidad del mundo. No apto para acrofóbicos. 
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

VICE

Christian Bale como Dick Cheney. 
Luego de ver Vice, no será sencillo que la actuación de Christian Bale se borre de tu mente tan fácilmente. Cada proyecto que este actor toma en su manos, es con la mentalidad de "hacerlo radicalmente, o mejor olvidarlo". Para The Machinist, Bale, por ejemplo, perdió peso a un nivel casi cadavérico, con costillas y demás huesos visibles. Bale aceptó el reto de interpretar al ex vicepresidente de los E.U. Dick Cheney, con todo y que el director, Adam McKay, estaba lleno de dudas al respecto. Sin embargo, McKay quedó completamente convencido -y boquiabierto- al ver a Bale entrar al set con maquillaje y prostéticos en el rostro, una gran calva, y... muchos kilos de peso encima. El resto es historia, como el hecho de que Bale declarara más tarde, en su discurso de agradecimiento en los Globos de Oro: "Agradezco a Satanás por la inspiración", haciendo enojar, según se dice, al verdadero Cheney.
La verdad sea dicha: Creo que de no haber sido por Rami Malek, Christian Bale hubiera ganado el Oscar a "Mejor Actor". El problema es que Vice, con todo y ser un magnífico e inclasificable melodrama político, es una de esas "películas incómodas", especialmente, para varios sectores de la política de aquel país. No es de extrañar. Incomodar ha sido, casi siempre, el propósito de McKay, más especializado en comedias (Anchorman 1 y 2, Step Brothers, The Other Guys, Talladega Nights), que en otra cosa. Pero lo genial de la película, es que, a pesar de ser la biopic de un político, y de que trata temas tan delicados y serios, como los atentados del 11 de septiembre, así como los posteriores ataques e invasiones de Afganistán e Irak, hay momentos en donde pasamos fácilmente del llanto a la risa, luego al llanto nuevamente, y así sucesivamente.
Adam McKay, irremediablemente, siempre acaba tomándonos desprevenidos, y Vice no es la excepción. A diferencia de The Big Short (sobre la crisis del 2008 en E.U.), un filme muy bueno, aunque para mí con el problema de ser una película hecha más para expertos y letrados en temas de finanzas, Vice es una película más accesible, más fácil de seguir; con menos personajes, y es menos densa en la aproximación de sus temas. Pero la película también es tan experimental y "rompe-reglas" como The Big Short, con personajes rompiendo la "cuarta pared", cambios bruscos de tono y de formato, pasando del falso documental, al drama, y luego a la comedia; con falsos finales, y muy autocrítica (aconsejo quedarse al final de los créditos).
Christian Bale, impresionante e irreconocible en su interpretación de Cheney, lo aborda desde su salvaje y alcohólica juventud en 1963, hasta su llegada al poder como vicepresidente (del 2001 al 2009), durante el mandato de George W. Bush. Un puesto para el que se hizo de todo el poder que pudo, a pesar de que muchos, incluidos su esposa, Lynne Cheney (Amy Adams, fantástica), le dijeron que lo olvidara, que sería un puesto más simbólico y de "segundón" del presidente, sin mayor relevancia. También ofrece una actuación digna de reconocimiento Steve Carrell, como el fanfarrón e insufrible Donald Rumsfeld, mientras que Sam Rockwell está magnífico como Bush Jr. (¿Habrá recibido asesoría de Will Ferrell, productor del filme, quien es recordado también por su gran imitación de Bush?). Adam McKay y Christian Bale ofrecen la biopic de un político que, al final, acaba siendo una silenciosa y contenida encarnación del mal (sin temor a exagerar, algo muy cercano a lo que pudo ser un Anticristo). Si lo tuyo es el melodrama político estilo "House of Cards", este es el filme más que adecuado. 
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

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