viernes, 5 de diciembre de 2014

BIUTIFUL * * * * *

BIUTIFUL LIFE.  Javier Bardem como Uxbal.
Biutiful, del realizador mexicano Alejandro González Iñárritu, revela la otra cara de Barcelona, la menos turística y más cruda. La de los problemas de la inmigración ilegal, la corrupción policiaca, y la pobreza. Es de las mejores películas del director de "Amores Perros" y "21 Grams", si no es que la mejor. Iñárritu toca temas que no le son del todo extraños, viniendo de un país en donde decenas de personas se aventuran a cruzar, ilegalmente, la frontera norte de México a Estados Unidos.  Son temas con los cuales se siente cercano y con los que ha encontrado paralelismos en Europa. Además, es la  película más personal del director, lo que se puede deducir por la dedicatoria que hace a su padre al final.

La secuencia que abre el filme es enigmática, lírica y poética, casi surreal. El  hilo conductor de las múltiples historias (nada extraño en el director, quien gusta de narrar historias paralelas e interrelacionarlas) es Uxbal, interpretado por un Javier Bardem excelso, doloroso e intenso, de sus mejores actuaciones. Uxbal es la encarnación de un hombre lleno de contradicciones, complejo y, no podría ser de otra manera en un filme de Iñárritu, sufriendo. Se le ha diagnosticado tardíamente un cáncer y se encuentra en fase terminal, por lo que tiene asuntos pendientes que atender antes de que llegue el final de su vida. 

Uxbal tiene una cualidad intrigante, es un psíquico. Cuando no está atendiendo sus negocios ilegales y clandestinos, como darle trabajo a inmigrantes africanos vendiendo productos pirata cerca de Las Ramblas, se dedica a contactar a los espíritus de personas fallecidas. Les ayudar a irse en paz, o para decirles a sus familiares vivos alguna cosa pendiente, o secreto que no les deja irse. Tal vez sea la influencia de Guillermo del Toro como productor asociado, que la historia tenga este toque paranormal.

Los dos hijos de Uxbal están interpretados magníficamente por dos niños (Guillermo Estrella y Hanaa Bouchaib), quienes aparentemente jamás han actuado antes. En pantalla lucen naturales y con suma confianza en lo que están haciendo, especialmente el niño, quien como Mateo derrocha encanto y carisma durante todo el filme. Mateo es el favorito de su padre, y este protege al pequeño por encima de todo. A las dificultades de Uxbal se suma su ex esposa (la argentina Maricel Alvarez), la cual tiene problemas emocionales, y que de lejos no se nota la mamá más adecuada para los niños. 

El cuadro de actores es multiracial. Hai (Taisheng Chen) es el jefe chino de la fábrica de bolsas y discos pirata de la cual es propietario Uxbal, con sus propios problemas para mantener el negocio funcionando, teniendo que sobornar a la policía para dejarlo vender en la calle. Mientras, Ekweme (Cheikh Ndiaye), un "sin papeles" senegalés, quien vive al día vendiendo la piratería con el peligro de ser arrestado, con una esposa y bebé que mantener. Todos ellos están muy bien en sus papeles, incluido Eduard Fernández como el hermano de Uxbal.

Lo impresionante es comprobar, minuto a minuto, que la película no ha sido dirigida por un europeo, sino por un realizador latinoamericano, que parece conocer esta realidad de la capital catalana a fondo. La refleja con un logrado estilo de realismo social, que es emocional y visualmente estupendo, gracias al formidable trabajo de Brigitte Broch, diseñadora de producción, quien consigue que  sintamos las atmósferas y ambientes, así como para Rodrigo Prieto, quien en la dirección de fotografía está fenomenal, uno de sus mejores trabajos. Gustavo Santaolalla, con una banda sonora con su sello acústico inconfundible, acaba por redondear este excelente melodrama. El giro paranormal, inteligentemente, no distrae ni desvía la atención del tema más importante que plantea la historia: el amor paterno.





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