miércoles, 2 de noviembre de 2011

BOB ROBERTS * * * *


Tim Robbins


Tim Robbins no sólo es un buen actor, sino un buen realizador, inteligente y, además, con sentido del humor. Bob Roberts (1992), su primer largometraje, es una parodia política en formato de falso documental, en el que Tim Robbins hace  la crónica de una ficticia campaña política. El protagonista es el Bob Roberts del título, un candidato de ultra derecha a convertirse en senador por el partido republicano. El tipo es todo un showman, sabe cómo usar todo evento como plataforma política para su campaña. Como personaje, Roberts es toda una creación de Robbins (quien también escribió el guión). Roberts es un cantante folk y country, que parece una mezcla de Johnny Cash con Bob Dylan en tono  fascistoide. Al dar sus discursos frente a la prensa, parece John F. Kennedy en voz y gestos. Además, el mismo Robbins es el autor de muchas de las canciones y es quien canta. La verdad sea dicha, no lo hace nada mal, tiene buena voz. Me sorprende cómo es que desde entonces no siguió una carrera musical alterna. Jeff Bridges puede respirar tranquilo.

Es claro que la inclinación política del filme es demócrata, ya que su crítica al partido republicano es muy ácida y directa. De vez en cuando, aparecen imágenes de George Bush padre y como trasfondo la inminente Guerra del Golfo Pérsico. El “documental” es conducido y narrado por un periodista británico, muy estilo BBC, y con el tiempo, el carismático Roberts irá revelando su verdadera cara. Un político con un pasado sucio, como desvío de fondos para personas sin hogar, entre otros detalles, como su ultraconservadurismo. ¿Su antagonista? Un periodista independiente negro (Giancarlo Sposito) y veterano de la guerra de Vietnam, quien sigue a Roberts a todos lados y está dispuesto a desenmascararlo. Allan Rickman, como el director de campaña, está genial y con un convincente acento americano. El filme está bien editado, realizado con sentido del humor y un final abierto que deja muchas preguntas para meditar. Qué fue lo que realmente pasó en ese incidente hacia la parte final, que recuerda el asesinato de Robert Kennedy. ¿Fue una estrategia publicitaria de Roberts? ¿Quién disparó realmente? ¿Cierto personaje está realmente condenado a la silla de ruedas? Hay muchos cameos, donde el más predecible es el de Susan Sarandon como comentarista de noticias; James Spader, Peter Gallagher, Helen Hunt, Jack Black (con 20 kilos menos), David Strathaim, John Cusack, etc. 

TWILIGHT * *


Robert Pattinson y Kristen Stewart.


Tardé mucho en ver la primera película de esta saga de vampiros. Era tal como lo esperaba: una aburrida y aséptica película de vampiros, dirigida a jovencitas adolescentes; hecha para que suspiren cada vez que la directora Catherine Hardwicke decida hacer un close-up a Robert Pattinson. Al tipo no le creí jamás su papel de vampiro, por más brincos que de por árboles de rama en rama, o que corra a gran velocidad cargando al objeto de su afecto, Kristen Stewart, en su personaje de siempre, el mejor –y tal vez único- que sabe hacer: la chica de actitud ruda, rebelde, no muy femenina pero con algo que resulta atrayente. Kristen me gusta en fotos, aunque en películas me pasa lo mismo que con Kirsten Dunst: me resultan insípidas. Como sea, la primera entrega de Twilight (2008) es eso, insípida hasta más no poder y lenta.

¿Qué es una película de vampiros sin sangre, y sobre todo, vampiros sin colmillos? ¡No es nada! ¿Fueron concebidos así por Stephenie Meyer, la autora de las novelas en que está basada la saga? Si es así, qué aburrido. Hay dos clases de vampiros en la película, unos malos y otros buenos. Los buenos, a los que pertenece Pattison, son como “vegetarianos” y  “civilizados”. Estos no atacan a la gente para beber su sangre, se tienen que conformar con la sangre de animales. Ahí se encuentra el dilema de Edward (Pattison) y Bella (Stewart), ambos están enamorados pero no pueden consumar su amor por el miedo de aquel de no resistirse y atacarla, beber su sangre y convertirla en vampiro.

Los vampiros “malos”, los que sí se encuentran, más o menos, en la vieja tradición de los chupasangre, se encuentran cazando inocentes en un pueblo para beber su sangre. Pero cuando uno de ellos tenga en la mira a Bella, esto desencadenará la ira de Edward y pondrá a todo el clan de vampiros en alerta. Por otro lado, estos se encuentran en un latente conflicto con un clan de indios. La película no revela del todo por qué. Se miran feo cada vez que se encuentran, pero todo se  reserva,  seguramente, para la otra película. Pero por lo que se sabe y se ha escuchado (y para los que ya habrán leído los libros) es que los indios pertenecen a una raza de hombres lobo. Lo que es seguro, es que tardaré mucho en ver la segunda película, y que prefiero mil veces más la saga de “Underworld”. 

martes, 1 de noviembre de 2011

THE VIRGIN SUICIDES * * * 1/2


Kirsten Dunst.


Para mí, la mejor película de Sofia Coppola en su filmografía. La pongo encima incluso de “Lost in Translation” (2003), la cual, si bien está filmada con mucha elegancia y estilo, adolece el no tener una historia más consistente. No soy un admirador de las películas de la hija de Francis Ford Coppola. No la considero una gran narradora, pero dentro de su corta filmografía, The Virgin Suicides (1999), su primer largometraje, es la que me gusta más a la fecha. Basada en la novela de Jeffrey Eugenides es, precisamente, la historia de unas guapas hermanas que cometieron suicidio, al no soportar un encierro impuesto por sus padres.

Cecilia (Hanna Hall), luego de un frustrado intento de suicidarse, es la primera que consigue hacerlo, días después, durante su fiesta de cumpleaños. Un grupo de chicos del vecindario, luego de presenciar el hecho, se obsesionan todavía más con el resto de las hermanas Lisbon: Lux (Kirsten Dunst), Mary (A.J. Cook), Therese (Leslye Hayman) y Bonnie (Chelsea Swain). El padre (James Woods) es profesor de matemáticas en la escuela donde estudian las chicas, y la mamá (Kathleen Turner) es ama de casa, quien lleva una prácticamente monástica disciplina en el hogar. Lo más divertido que puede hacer la familia es observar en tele documentales de la naturaleza. El padre, cuando puede, aburre a los amigos de las hijas hablándoles sobre aeronáutica y enseñándoles sus aviones. Cuando Lux empiece a salir con el tipo más popular de la escuela (Josh Hartnett, flaco y con melena), las cosas cambiarán drásticamente en casa y será el inicio del drama para ella y sus hermanas.

Es la película que, hasta ahora, me ha gustado más de Sofia Coppola, pero aún así siento que adolece de uno de sus más graves problemas como realizadora: todo se queda a un nivel muy superficial. Quiero suponer que la novela es mucho más profunda e interesante, y que seguramente muestra un trasfondo psicológico más ilustrativo de las chicas y la madre. Es verdad, la decisión que lleva a las  chicas al suicidio es el asfixiante enclaustramiento y religiosa disciplina al que las somete su madre, pero no parece suficiente para entender a fondo lo que las orilla a hacerlo. El cuadro de actores es sólido y muy bueno, pero cómo me hubiera gustado entrar más en la mente de las hermanas, especialmente Lux. Y por cierto, Kirsten Dunst no es mi actriz favorita, pero jamás la había visto tan  guapa como en esta película.


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