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jueves, 26 de noviembre de 2009
LA SECUENCIA DE CRÉDITOS

Junto a estas imágenes de la obra de Verne, la mayor parte del tiempo el color de fondo es negro. Además de darle cierta elegancia al diseño en conjunto, produce también una sensación de vacío, un simbolismo de incertidumbre y miedo hacia lo que no se ve. Esto también tiene una referencia simbólica con la obscuridad total del fondo del océano en el que viven los personajes de la novela, uno de los elementos clave que sirven a Crichton para construir el suspenso en su novela.
Lo mejor de la secuencia de créditos, es cómo los diseñadores han usado los movimientos de ondas acuáticas para crear texturas visuales interesantes, en donde se ven reflejados algunos créditos. La esfera se utiliza de la misma forma, sólo que la estrategia visual es hacerla invisible, digamos, de cristal, mientras vemos los créditos pasar lentamente a través de la esfera que, evidente, está girando. Aquí el trabajo de animación y tipografía es simplemente genial.
La secuencia de créditos se convierte en un juego de distorsiones tipográficas dentro de la esfera, que sirve de pantalla invisible, y que va avanzando al ritmo de la música de fondo, de tonos intrigantes y misteriosos. Un buen trabajo, en definitiva, cuyo notable grafismo y diseño tipográfico no se extienden a lo que después la película tiene que ofrecer.
miércoles, 27 de mayo de 2009
LA SECUENCIA DE CRÉDITOS: SE7EN * * * *

La secuencia de créditos es también la traducción visual de la mente de un asesino, del cual desconocemos su identidad la mayor parte de la película. Antes de la secuencia, vemos a Somerset acostado en su cama, a punto de dormir con la ayuda del sonido de un metrónomo. Los créditos iniciales son una inestable y vibrante sucesión tipográfica de diseño inestable, unos títulos que parecen escritos a mano y que se mueven por todo el cuadro, con un efecto que parece multiplicarlos, más evidente cuando vemos aparecer el título de la película. Los títulos hacen referencia a las notas que toma el asesino serial en cientos de cuadernos. El ritmo de la secuencia es dinámico, y junto a un fondo negro constante, se intercalan imágenes de fotografías de asesinatos y de algunas páginas de estos cuadernos, junto a otras en las que nada más vemos las manos del asesino planeando los asesinatos. Estas imágenes nos anticipan que el verdadero protagonista de esta película es un asesino casi fantasmal, cuya única prueba de su existencia son las escenas de muertes, opresivas y perturbadoras, que va dejando a Somerset y a Mills, inspirados en los 7 pecados capitales.
David Fincher supo envolver al espectador desde el inicio en este tipo de atmósferas, con elementos gráficos mínimos, que funcionan por la misma inestabilidad que les caracteriza, en una combinación de sobriedad cromática y texturas, que aparecen desde las tipografías. Además, la secuencia de créditos inicial nos involucra en la investigación de los dos detectives, al hacer una “revisión” de las evidencias que van encontrando de los asesinatos. Al principio no tenemos idea de que tratan estas imágenes, hasta que, poco a poco, nos vamos internando en el desarrollo de la historia. Este es un recurso muy copiado posteriormente en películas detectivescas, como Red Dragon, que trataron de imitar este estilo impuesto por Fincher. Claro, Fincher tampoco derrochó mucha originalidad con esta idea de involucrar al espectador en la investigación desde la secuencia de créditos, pero supo reinventarla magníficamente.
Por último, la secuencia final de créditos es una atractiva idea: el roll de créditos va de abajo hacia arriba. Nuevamente tenemos un diseño tipográfico de letra gruesa, con detalles a los lados de líneas verticales y horizontales. Como soporte visual al roll de créditos, vemos imágenes de fondo altamente contrastadas, un collage de recortes de diarios, fotos, etc. Todo esto resume una propuesta gráfica que rompe con todas las convenciones. Recurre a una parte de la estética de los film noir, en la que extractos de periódicos y fotografías de archivo policíacas sirven como punto crucial para el realismo de las atmósferas que Fincher, con una gran maestría, supo crear en Se7en.
++ La secuencia de créditos puede verse en Youtube.
miércoles, 18 de marzo de 2009
LA SECUENCIA DE CRÉDITOS

Toca el turno a la secuencia de créditos de uno de los spaghetti westerns más famosos de la historia del cine, Il Buono, Il brutto i el cattivo (1966), mejor conocida también como The Good, The Bad and the Ugly, dirigida por el maestro del género Sergio Leone. La secuencia fue diseñada por Lardant, y lo primero que sorprende es su versatilidad de medios y genialidad para trabajar distintos tipos de imagen y fuentes tipográficas.
La película era de bajo presupuesto (a comparación de los westerns de Hollywood), como señala Roger Ebert en su ensayo incluido en la nueva edición de DVD, ampliada con 20 minutos eliminados al momento de su estreno en Estados Unidos. Por ello, la secuencia es un prodigio de lo que se podía lograr con poco dinero. La secuencia avanza al ritmo del famoso tema musical de Ennio Morricone. Por lo tanto, una de sus principales virtudes es su velocidad.
La secuencia dura 2 minutos y 45 segundos, y el tema gráfico principal es la simpática animación de un jinete. La animación está caracterizada por su aspecto rudimentario, humorístico y su gran movilidad, de derecha a izquierda y viceversa. Son tres los protagonistas de la película -como su título indica-, por lo que la secuencia siempre correrá a “tres tiempos”. La animación que abre la secuencia son tres siluetas de jinetes en blanco, sobre tres manchas rojas simulando sangre, y todo a su vez sobre un fondo blanco, al tiempo que reciben tres disparos. El segundo elemento es un cañón, en primer plano, como el que Blondie (Clint Eastwood) usa en cierta escena para ayudar en una batalla. El cañón vuelve a disparar al jinete cabalgando, y por cada cañonazo dará las tres partes del título del filme.
A estas animaciones se agregan también efectos fotográficos, sencillos pero atractivos. Primero, la fotografía de Blondie se nos revela conforme una arena blanca se abre, en un efecto de sobreimpresión y fotomontaje. Luego vemos el nombre de “Clint Eastwood”. Las fotos de los “villanos”, Angel Eyes (Lee Van Cleef), y Tuco (Eli Wallach), abren con un mismo efecto. El primero, con una película quemándose, y el segundo, con una brusca pincelada, junto a sus nombres. Estos elementos le dan un carácter muy “orgánico” a la secuencia en general, muy rústico, y ayuda además a reafirmar la personalidad cinematográfica del trabajo de Leone: el humor negro, combinado con la violencia y la ironía.
Pinceladas acuosas y más arena, son los puntos que marcan la sucesión entre los siguientes stills, caracterizados por ser fotos teñidas en rojo, azul y blanco (colores de la bandera de los Estados Unidos, recordemos que el relato está ambientado en la Guerra de Secesión). Los stills sirven de soporte para los demás créditos, colocados sobre diversas formas irregulares en blanco. Es como ver fotografías viejas y rasgadas, en donde estos espacios en blanco sirven para colocar información.
La combinación de tipografías va desde viejos tipos usados en carteles del siglo XIX (los de recompensas por atrapar criminales, por ejemplo), hasta estilos más modernos y simples para los créditos menores. En resumen, la versatilidad de la secuencia de Lardant radica en su magnífico uso de toda clase de medios gráficos a su disposición, además de una gran combinación de efectos de sonido junto al inteligente uso de la música de Morricone.
martes, 3 de marzo de 2009
LA SECUENCIA DE CRÉDITOS


Llegó la hora de hablar de una de mis secuencias de créditos predilecta, la de Vértigo (1958), de Alfred Hitchcock, creada por el famoso y prolífico diseñador de secuencias de créditos Saul Bass (1920-1996). Bass trabajó hasta prácticamente el último año de su vida, y colaboró con Hitchcock diseñando las secuencias de otros de sus filmes, como North by Northwest (1958) y Psycho (1960), así como en otras películas populares de aquella época, como West Side Story.
La secuencia tiene una duración de 2 minutos con 40 segundos. Abre con varios acercamientos al rostro de una mujer, obsesión de nuestro personaje principal, Scottie Ferguson (James Stewart), un detective de policia que se retira debido al vértigo que padece, y que ha causado la muerte accidental de un oficial de policia. Mientras escuchamos de fondo el inquietante tema musical de Bernard Herrman, hay tres acercamientos a varias partes del rostro: uno a la boca, donde se sitúa el nombre de “James Stewart”, el siguiente a los ojos, en donde se sitúa el nombre de la actriz principal, “Kim Novak”, y el último al ojo derecho, en donde se sitúa el nombre de “Alfred Hitchcock”. Esta lectura visual tiene una carga erótica, que a lo largo de la película hará evidente Scottie por su objeto de deseo, Madeleine (Novak), la esposa de un buen amigo de aquel. Este amigo le encargará a Scottie que la siga, debido al extraño comportamiento de ella.
El tema visual, no nada más de la secuencia sino del cartel, es una espiral. Además de ser un símbolo místico, que representa la renovación cíclica, es una representación del vértigo de Scottie. Es una figura que estará presente en toda la película también, desde el peinado de Madeleine (el cual mira fijamente Scottie en aquella escena del museo), hasta en los recorridos que hace por toda la ciudad de San Francisco, siguiéndola en auto. Del ojo de la mujer en la secuencia, comenzarán a salir una variedad de espirales. Mientras, la cámara nos introduce en el ojo. Este órgano estará al principio y al final de la secuencia, y es una representación de la obsesión de Scottie, cuando, en el tercer acto, intente reconstruir con exactitud a Madeleine en una chica que conoce, muy parecida a ella. Es la obsesión de verla nuevamente y de reconstruirla, en ese recuerdo que vive en su memoria.

La tipografía de los títulos, es de un contorno grueso, las principales son transparentes por dentro, y recuerdan el estilo tipográfico de una novela. Las espirales van desfilando en movimientos giratorios, pasando por colores como azul, violeta, verde, naranja, etc. Luego de las primeras dos figuras, tienen lugar un par de animaciones: dos figuras geométricas, del tipo de patrones secuenciales (como los mandalas tibetanos), que sugieren varias cosas. La principal, es una pupila que se dilata, una nueva referencia erótica al ojo, con la reacción que tiene ante un estímulo visual, pero también ante el efecto de un mareo o vértigo, a un estado de inconsciencia.
Estos patrones geométricos también hacen referencia a los troncos partidos de un árbol secoya, como los que Madeleine y Scottie observan en la escena del bosque, o a las flores, presentes en buena parte del filme, como las que Madeleine deposita regularmente en la tumba de esa mujer del siglo XIX, de quien cree es su reencarnación.
El desfile de espirales cierra con tres de ellas, la primera y segunda son de color verde y naranja, y se juntan para formar un ojo, insistiendo en el tema simbólico de la mirada, del ojo como órgano no nada más sensual, sino sensorial. La cámara sale del ojo de la mujer, para que nuevamente un crédito a Hitchcock aparezca debajo. La imagen se disuelve en negro, y pasamos a la secuencia de la persecución de un ladrón por Scottie y un policia. En otra ocasión, comentaré la secuencia (en parte de animación) de la pesadilla de Scottie, creada por John Ferrer.
lunes, 23 de febrero de 2009
LA SECUENCIA DE CRÉDITOS

Las secuencias de créditos de las películas de Pedro Almodóvar son memorables, unas verdaderas obras maestras que destacan, en especial, por estar realizadas con un mínimo de recursos técnicos. Empezaré con la secuencia de créditos de su más reciente película estrenada, Volver (2006), que aparece al final de la película.
La secuencia está formada por una serie de pequeñas animaciones, que se van sucediendo una a otra. El elemento principal son las flores, en un magnífico juego visual de formas y elementos orgánicos, la mayoría de explosivos colores y que avanzan a un ritmo suave, teniendo como fondo la música de Alberto Iglesias. Las flores son un elemento constante en la película y, de hecho, aparecen en el magnífico cartel.
Las flores las vemos en el vestuario, en varios elementos del diseño de arte, pero su importancia viene desde el hecho de representar el renacer vital, así como la relevancia simbólica de ser un recuerdo en vida para los muertos, una muestra del amor que tienen sus personajes para los que se han ido. Ahí está la escena que abre la película, con Raymunda (Penélope Cruz), su hermana Sole (Lola Dueñas) y la hija de aquella, Paula (Yohana Cobo), limpiando la tumba de su madre, junto a otras mujeres que hacen lo mismo, mientras platican acaloradamente. Almodóvar lo representa como una suerte de ritual a los muertos, y encima de las tumbas se colocarán flores.
Las flores brotan, una a otra, en la secuencia, mientras un juego de rayas gruesas va apareciendo, de arriba abajo y de izquierda a derecha, revelando patrones parecidos a los de un textil, en específico, los de un mantel o trapo de cocina. Esto hace referencia a la improvisada profesión de cocinera de Raymunda, en el restaurante que le es encargado por un vecino, lugar en donde tiene que esconder el cadáver de su marido.
Al movimiento de estos elementos, se une el de los títulos, saliendo por igual de derecha a izquierda, imitando el movimiento de los demás elementos gráficos. La animación es elegante y el juego cromático propuesto va de colores encendidos y brillantes (rojos, naranjas,…) contrastando con colores más neutrales (café, blanco, negro). Al parecer, la principal intención de los diseñadores fue animar una variedad de diseños textiles. A la arbitrariedad con la que brotan unas flores, que aparecen y desaparecen (una representación del “renacer” que tiene la madre de Raymunda), sigue el rígido orden secuencial de un mosaico de ramas, flores delgadas, hojas, etc.
Además, para los que vimos la película, recordaremos que la cocina es un lugar importante en el desarrollo de la trama. En una cocina muere el marido de Raymunda, y en el restaurante es donde ella encuentra sentido a su vida nuevamente. Podría verse la secuencia como una galería de manteles “vivos”, en donde se “sirven”, uno a uno, los títulos de créditos, diseñados con una tipografía de acabado sencillo, pero, sin duda, femenino. Es una secuencia corta, y al terminar entra el roll de créditos, todavía con la música de Alberto Iglesias.
Para terminar, no quisiera dejar de mencionar los teasers promocionales que el canal Warner Latinoamérica estuvo transmitiendo hace unas semanas, con motivo del próximo estreno de la serie “Fringe”, creada, entre otros, por J.J. Abrams. Pude ver nada más tres, y la constante de estas pequeñas secuencias son imágenes de elementos orgánicos, que recuerdan las de un microscopio electrónico. Sus colores principales van de amarillos y cafés, hasta fríos azules y verdes, precisamente, como las resultantes de un microscopio electrónico. La que más me ha gustado, es aquella de

En las demás secuencias aparecen otra clase de imágenes: fósiles, un caballito de mar, la espiral del interior de un nautilo, etc. Por supuesto, estas imágenes no hacen más que denotar el aire científico de la serie, al estilo de la también reciente “Eleventh Hour”. Nada nuevo, es verdad, pero estas secuencias son unas joyitas. Una lástima que desde esta semana las hayan dejado de pasar (la serie inicia en marzo).
lunes, 16 de febrero de 2009
LA SECUENCIA DE CRÉDITOS

Para muchos (entre los cuales me incluyo), Spider-man 2 ha sido hasta ahora la mejor película de la trilogía dirigida por Sam Raimi. Su secuencia de créditos inicial no se queda atrás, en un ágil y dinámico trabajo de animación que, como puede suponerse, está en parte inspirado en un formato de moderno cómic.
El soporte es un fondo rojo, que varia mucho en tonalidades de claras a obscuras. Además de ser un color que sirve para producir emociones excitantes, de alerta y peligro, es también una referencia rápida al uniforme de Spidey. La estrategia visual de la segunda parte de la secuencia es maravillosa: la animación de una especie de espejo roto, una referencia simbólica a la locura del villano anterior: El Duende Verde, nuevamente presente en la segunda parte. El espejo, de hecho, como se vio desde la primera película, es un reflejo de la locura y doble personalidad del Dr. Norman Osborn (interpretado por Willem Dafoe), y aquí ha servido a los diseñadores como tema visual de la secuencia.
La animación es sumamente dinámica, dentro de un movimiento caleidoscópico. Son tres los colores principales: rojo, azul y blanco, los dos primeros forman parte del uniforme de Spidey, y el blanco sirve para darle una lectura adicional a este juego cromático, el de los colores de la bandera de Estados Unidos, un símbolo patriótico y de heroísmo propio de la iconografía norteamericana.
Los fragmentos de este “espejo” en la secuencia, sirven como soporte visual para los títulos de los créditos, y aquí viene otro punto a favor de la magistral animación: la distorsión de los títulos conforme van moviéndose los fragmentos del espejo, tal y como sucede con la imagen que refleja un espejo estrellado.
Como decía, no será exactamente un formato clásico de cómic, pero es clara su inspiración. Varias ilustraciones en acuarela (realizadas por Alex Ross, artista de comics), de imágenes tanto de la película anterior como de la segunda parte, irán desfilando gradualmente. Me recordaron mucho a ciertas portadas de cómics modernos, hechas con diversas técnicas, desde acuarela hasta acrílico.
La animación tiene como soporte un juego de líneas negras, de distintos grosores, moviéndose rápidamente sobre el cuadro. Estas líneas, con diferentes inclinaciones, simbolizan también el estado mental inestable, prácticamente de locura, en varios personajes, encumbrados por el nuevo villano, el Dr. Octopus (Alfred Molina), Harry Osborn (James Franco), el mejor amigo de Peter (Tobey McGuire) y el interés sentimental de ambos, Mary Jane (Kirsten Dunst), emocionalmente dividida por no saber con cual de los dos se queda. Además, en esta segunda parte Spidey experimenta las mayores dudas en su doble vida como superhéroe y como Peter Parker.
Justo a la mitad de la secuencia (que dura aproximadamente 1 minuto), aparece la máscara de Spidey, y en uno de sus ojos se encuentra la imagen del Duende Verde, en una ilustración a la acuarela. Un rápido acercamiento nos introduce al ojo y sirve como punto de referencia para entrar a la animación del “espejo” fragmentado. La secuencia produce emociones mezcladas, y una más es la de tener la sensación de iniciar una película de acción imparable.
En cuanto a la tipografía, es un buen trabajo, moderno, inclinado para sugerir la idea de velocidad y agilidad de Spidey. Su diseño es rígido, sin muchos detalles y en color platinado.
Al final de esta “red” visual de colores, figuras e imágenes, está la imagen de Mary Jane (el motivo amoroso de Peter), en un retrato a la acuarela que se va fundiendo con el de su retrato fotográfico en un anuncio espectacular de la calle. En este punto se abre la narración y, con voz en off, Peter empieza a narrar lo que es ahora su vida.
Las mejores secuencias de créditos muchas veces se encuentran en las películas de superhéroes. Spider-man 2 no es la excepción, con un gran trabajo de diseño que conjunta la información del staff principal dentro de un muy original soporte gráfico, de colores brillantes y puros, así como de movimiento. Nunca es una secuencia estática, y esa es una de sus virtudes.
No quisiera dejar en el tintero la pequeñísima secuencia que abre Valkyrie, uno de los estrenos del mes. No es propia

Como sea, la película abre con la voz en off del Coronel Von Stauffenberg (Tom Cruise) en alemán, mientras escribe su diario, para luego fundirse gradualmente con la de Tom Cruise en inglés. De igual forma lo hace la animación del título, en una especie de efecto de pregnancia visual, en el que el título en alemán, “Walküre”, se transforma en el título en inglés “Valkyrie”. La sensación de la animación es contradictoria, en el bilingüismo al que quiere hacer referencia (¿Veremos una película en alemán o en inglés?). A pesar de todo, me encantó el efecto visual. De hecho, este bilingüismo dura escasos segundos al inicio, cuando escuchamos el juramento de lealtad a Hitler, que los alemanes tuvieron que hacerle cuando subió al poder: “Juro por Dios este sagrado juramento: Que rendiré incondicional obediencia a Adolf Hitler, Führer del Reich Alemán y del pueblo, supremo comandante de las fuerzas armadas,….” Luego del título, vemos una transcripción textual del juramento en una tipografía limpia, blanca y correctamente legible.
Todo se encuentra en un fondo rojo, con sus referencias simbólicas al peligro, a la fuerza del nazismo, al dolor e, incluso, a la sangre por las muertes que vendrán. Hasta que el fondo comienza a hondear, para irnos revelando tan sólo una parte de la bandera nazi y la suástica. Esto es muy significativo, en cómo hace referencia simbólica a las creencias y lealtades fragmentadas de Von Stauffenberg. La imagen pronto se funde con las de las ruedas de un tanque y, de ahí, a Von Stauffenberg escribiendo su diario en alemán pero… recitado en inglés por Tom Cruise.
viernes, 13 de febrero de 2009
LA SECUENCIA DE CRÉDITOS

La secuencia que abre Insomnia, es una cortísima serie de imágenes, que destaca por dos cosas: el gran trabajo tipográfico, dentro de un efecto de desenfoque y enfoque de los títulos (estos de color negro), y la imagen ampliada de una tela blanca, que se cubre rápidamente de sangre. La película se ambienta en Alaska, en una época en la que el sol nunca se oculta y las noches, por lo tanto, siempre están iluminadas. El protagonista, un detective de homicidios interpretado por Al Pacino, tiene un doble problema: demostrar su inocencia por el asesinato accidental de uno de sus compañeros y…el insomnio que le provoca la luz del sol en las noches.
El fondo blanco de los créditos, pretende simbolizar precisamente la pureza de la luz blanca del día a la que se enfrenta el protagonista. Mientras, el efecto que desenfoca los títulos (al grado de hacerlos ilegibles), hace hincapié en la debilidad y cansancio visual que Pacino debe vivir, noche tras noche. La música de fondo es solemne, en tanto se intercalan imágenes aéreas de las formaciones rocosas de Alaska, con otras del detalle microscópico del tejido de la tela blanca. La manera en cómo están armadas las imágenes, además de ir generando en el espectador una sensación de inquietud respecto a lo que verá más adelante en las historia, logra un juego visual interesante, en el que participan tanto la pureza simbólica del color blanco, con el del intrigante color rojo de la sangre.
Con esto se intenta crear una metáfora sobre el desafío que deberá enfrentar el personaje, un eficiente detective que, de pronto, verá “manchada” su reputación, su nombre, su alma, con la sangre derramada de un compañero. Esto es evidente cuando, poco a poco, nos demos cuenta de cómo la imagen del tejido se va alejando hasta ver que, de hecho, forma parte de la camisa del personaje de Al Pacino, quien intenta limpiarla con muchos esfuerzos. Sin duda, un estupendo trabajo visual.