viernes, 8 de mayo de 2009

SABIAS QUE...

"¡¡¡Stanleeey, una aspirinaaaaa...!!!"






Se dice que Gene Kelly filmó su famosa escena de "Singin' in the Rain" (1952), en la que precisamente baila y canta en la calle bajo una torrencial lluvia, enfermo y con casi 39° de temperatura. A eso le llamo profesionalismo.

Quentin Tarantino se inspiró en la película "Bande à part" (1964), de Jean-Luc Godard, para dar nombre a su productora. Tarantino se declara un gran admirador del realizador francés.

La palabra "robot" apareció por primera vez en la obra teatral "R.U.R. Robots Universales de Rossum", escrita por el autor checo Karel Capek en 1921.

Virginia Wolf escribió todos sus libros de pie.

Mickey Mouse es conocido en Italia como “Topolino”.

jueves, 7 de mayo de 2009

EL CARTEL...CLÁSICO

Una conmovedora y, al mismo tiempo, triste ilustración, más un versátil manejo tipográfico, son las estrategias para el cartel del primer "largometraje" de Chaplin, "The Kid" (1921).

El cartel de The Kid (1921) contiene una de las imágenes más icónicas de Chaplin: Charlot, su personaje del vagabundo, sostiene de la mano a "el chico” del título, interpretado por Jackie Coogan, quien décadas más tarde interpretaría al pelón tío Fester de la teleserie The Adams Family en los 1960. Fue el primer largometraje de Chaplin, es decir, su primer película de 1 hora de duración aproximadamente. La imagen del cartel, con seguridad, habrá causado en esa época sensaciones encontradas en los espectadores.

Para unos su imagen habrá sido conmovedora, para otros sobrecogedora, debido al aire de melancolía, pobreza y tristeza que transmite la ilustración. Vale recordar que, prácticamente, todos los carteles en la época del cine silente eran pinturas en su totalidad, incluso con la tipografía trazada casi a pulso y con pincel.

The Kid es una de las mejores películas de Chaplin. A pesar de los escenarios pobres en los que se ambienta, es decir, el barrio conflictivo en el que vive Charlot, es una película con mucha comicidad. Por el contrario, su cartel es algo triste, y explotaba el sentimentalismo que Chaplin supo manejar con mucha habilidad en su película. Esto lo vemos también en otro de los carteles de la película, que se inspiraba en otra escena memorable: aquel abrazo que se dan al final Charlot y “el chico”, cuando el primero logra rescatarlo de los villanos que intentan alejarlo de su lado.


Otro cartel explotaba la misma estrategia sentimental en su ilustración: la entrañable relación paternal que Chaplin establecía con el niño Jackie Coogan en el filme.

Por otro lado, el cartel tiene uno de los taglines más antiguos y largos que se haya visto en un cartel de cine: “This is the great picture upon which the famous comedian has worked a whole year”. Y más abajo, se lee, en tipografía más grande: “6 reels of joy”, como si fuera una especie de "garantía" al espectador de que iba a divertirse por más tiempo que en muchos cortos anteriores producidos, protagonizados y dirigidos por Chaplin.

A pesar de su sencillez, el artista que diseñó el cartel supo lograr una composición que atrajera la atención del espectador de manera inmediata, en especial, por su atractivo manejo tipográfico. Recurre nada menos que a… ¡7 tipografías distintas! Con toda esta variedad de tipos (iluminadas con un par de colores bien armonizados), el cartel no luce sobresaturado. La tipografía que más llama la atención, es la letra manuscrita del nombre de Charles Chaplin, intentando imitar la firma del realizador. Es como una invitación del mismo Chaplin para entrar a ver y disfrutar su trabajo más novedoso en años.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Y... ¿CÓMO LE PONEMOS?

"Bueno...supongo que se le habrá hecho tarde a Emma."





Llega esta semana a las salas de cine españolas la última película de la saga de Star Trek, que luce como toda una renovación en la franquicia a manos de J.J. Abrams. Veremos si quedan satisfechos los “trekkies” alrededor del mundo. Por lo pronto, es uno de los estrenos que se ha quedado sin título en español, pero esto es de lo más comprensible. En varios países (como México) se le conoce como “Viaje a las Estrellas” a la teleserie original de los 1960, una magnífica traducción al español del título original. Sin embargo, hay que aceptar también que la serie es más conocida por su título en inglés, al igual que otra saga espacial, “Star Wars” (o "La Guerra de las Galaxias”, otra buena traducción al español). Por lo que en esta ocasión no hay pero alguno para esta decisión de su distribuidora. Hay que agradecer que no le hayan agregado arbitrariamente un segundo título en español. Veamos los títulos en otros países:

Star Trek - República Checa, Alemania y Japón
Звездный путь - Rusia
Star Trek - Viaje a las estrellas - Venezuela
Star Trek: The Beginning – Corea del Sur

Vamos ahora con el primer título fallido de la semana. Se trata de la cursilería “Nunca es tarde para enamorarse”, título que se ha elegido en España para Last Chance Harvey, con Dustin Hoffman y Emma Thompson. Si bien el título original hace referencia a una oportunidad más que tiene el personaje principal para enamorarse, honestamente, el título en español es innecesariamente largo y cursi. Parece que la película no está tan mal como para tener un título así. Es interesante ver cómo la títularon en otros países. Por ejemplo, me gustó más el título elegido en Argentina, “Tu última oportunidad”.

A Um Passo do Amor - Portugal (pésimo)
Harvey Kerran vielä - Finlandia
Last Chance for Love - Francia (casi igual que el de España)
Liebe auf den zweiten Blick – Alemania
I Teleftaia efkairia – Grecia
Tinha Que Ser Você - Brasil (igualmente pésimo)

Seguimos con otro gran tropiezo. “Little Ashes” es un intento por llevar al cine la vida juvenil del famoso y controversival pintor catalán Salvador Dalí. Se ha titulado en España “Sin Límites”. No he visto la película, pero no le guardo muchas esperanzas, en especial por la no muy convincente elección del actor británico Robert Pattinson (Twilight) para interpretar a Dalí. Le daré el beneficio de la duda, pero dejando de lado que Pattinson sí se parece un poco a Dalí, me parece demasiado joven como para llevar a cabo la díficil tarea de interpretarlo en cine. Su título en español me parece trillado y mata completamente el metafórico y poético título original. Es más, suena incompleto: ¿Sin límites para qué o para dónde? Yo sí me hubiera arriesgado a titularla “Pequeñas Cenizas”.

Terminamos, como siempre, con los filmes que no ofrecen mucho conflicto en cuanto a sus títulos en español se refiere. En resumen, buenos títulos. Flash of Genius, con Greg Kinnear, ha quedado bien como “Destellos de genio”; Hannah Montana: The Movie sencillamente ha quedado como “Hannah Montana: La película”; Génova, de Michael Winterbottom, y la producción francesa Séraphine, conservaron justificadamente sus títulos originales (el primero, el nombre de una ciudad, el segundo, un nombre propio femenino) y, por último, la película animada en 3D Fly Me to the Moon, ha quedado aceptablemente como “Vamos a la Luna”. Lástima que el simpático juego de significados de “fly”, que significa en inglés tanto “volar” y “mosca”, no se pueda aplicar en español.

martes, 5 de mayo de 2009

PEANUTS, EL CINE Y LOS MEDIOS


(Publicada originalmente el 9 de julio de 1958)

En esta ocasión, Linus intenta ver un programa en la televisión. Lucy se lo pondrá difícil, como de costumbre. Luego de una travesía buscando dónde ver su programa de debate, Linus comprobará, una vez más, cómo su hermana siempre se las arregla para hacerlo sufrir.

INLAND EMPIRE * * 1/2

Enfrentarse a un filme del inclasificable David Lynch, es una experiencia que puede ser desde inquietante hasta exasperante. Inland Empire (2006) es su más reciente película después de haber dirigido Mulholland Dr. en 2001. En los 5 años entre una película y otra, Lynch se dedicó a la producción de cortometrajes, e incluso dirigió un vídeo musical para Rammstein.

La carrera de David Lynch ha tenido altibajos, que incluye filmes muy logrados como The Elephant Man (1980), Blue Velvet (1986) y Mulholland Dr. Inland Empire tiene una premisa argumental muy similar a Mulholland Dr., aunque en su intento de reelaborar la trama de esta última Lynch ha perdido un poco la brújula.

Inland Empire dura casi 3 horas, sumergiéndonos, a través de un ejercicio visual prodigioso, en la pesadilla de una atractiva aspirante a actriz, Nikki (Laura Dern), quien luego de recibir la visita de su extraña vecina empezará a ver el futuro de un día después. Nikki tiene la oportunidad de participar en su primer película, bajo la dirección de un importante realizador (Jeremy Irons), teniendo como compañero de reparto a un actor pedante (Justin Theroux).

El título de la película viene del nombre de aquella zona residencial ubicada al este de Los Ángeles. Su argumento está armado como si se tratara de muñecas rusas: el sueño de Nikki estará contenido en otra realidad, y ésta a su vez en otra trama, que se irá desarrollando conforme Lynch nos lleve más y más lejos en este laberíntico recorrido sin mucho sentido. Nikki vive en su personaje de Susan la historia de la película en la que está trabajando.

Lynch recicla imágenes de su cortometraje Rabbits (2002), con actores disfrazados de conejos (voces de Naomi Watts y Laura Elena Harring), y otras tantas imágenes que no aportan casi nada a la historia (los bailes de las prostitutas, las sesiones psiquiátricas de Nikki/Susan), que nada más sirven para hacer más cansada la película.

Junto a la trama de Nikki, vemos en paralelo la historia de una chica polaca (Carolina Gruszca), secuestrada por unos mafiosos. Dicen las malas lenguas, que Lynch filmó esta película con un guión que fue escribiendo sobre la marcha, y que reeditó al ver que los primeros espectadores no entendían nada de lo que veían. Esto es evidente, ya que la película es un gran desbarajuste que no mejoró mucho con la segunda edición.

Pasadas las primeras dos horas y media del filme, uno llega a la solución del enigma planteado, como sucedía en la vuelta de tuerca final de Mulholland Dr. El mérito del espectador será llegar hasta ese momento. Lynch juega con el tiempo y el espacio fílmicos, volviendo a explorar el film noir y el cuento infantil estilo “Alice in Wonderland”. Es tan hábil en su estética edición, en su creación de atmósferas y sonidos sobrecogedores, que uno puede caer en la trampa de creer que está ante la gran película del realizador, con todo y su happy-end, cosa que está muy lejos de ser la realidad.

++ El DVD no contiene buenos extras, nada más ficha artística, ficha técnica, ficha de doblaje, el trailer y filmografías.

domingo, 3 de mayo de 2009

TIDELAND * * 1/2

TIDELAND: Jodelle Ferland divirtiéndose a su manera con una Barbie.

“Advierto una cosa: esta película no va a gustarle. Puede ser que llegue a odiarla, puede llegar a amarla,…con suerte le hará pensar.”, con esta advertencia introductoria, de boca del propio Terry Gilliam, empieza Tideland (2006). La advertencia no es para menos. Gilliam nos somete a un aparente cuento infantil que, irónicamente, está lejos de ser para niños. Adaptación de la novela homónima de Mitch Cullin, Tideland es un cuento obscuro, retorcido, surrealista y con mucho humor negro.


Tideland está lejos de ser lo mejor que ha dirigido el ex Monty Pithon, quien este año estrena nueva película, The Imaginarium of Doctor Parnassus. Lo mejor, sigue siendo su visión delirante y surrealista, donde persiste su visión a lo "Fear and Loathing Las Vegas" (1998),  específicamente durante la primera parte. Rose (Jodelle Ferland) es una niña que vive una tormentosa existencia con sus padres drogadictos. Rose (de 10 u 11 años de edad) prepara con suma dedicación la dosis de heroína que se inyectará su padre junkie (Jeff Bridges), un patético cantante de rock. En esta parte, prácticamente todo está filmado con encuadres inclinados, en donde nos movemos por ambientes enrarecidos, similares a los de  Fear and Loathing. Su madre (Jennifer Tilly), también adicta, le exige a Rose darle masajes en los pies y piernas.  La muerte de la mujer por una sobredosis, obliga al padre y a la niña a emprender un viaje al campo, buscando vivir en casa de su abuela.


Gilliam ofrece su particular interpretación de Alice in Wonderland, aunque el guión es tan débil y flojo, que el sorprendente y surrealista universo alterno que nos presenta no consiguió atraparme del todo. El problema, es que la historia nunca logra estar al mismo nivel de las intrigantes escenas surrealistas, como cuando Rose imagina que la casa de la abuela se ha sumergido en el océano (de las mejores en toda la película) y nada dentro de ella, junto al cadáver putrefacto de su padre.


Rose tiene que hacer uso de su inquieta imaginación para sobrevivir la soledad dentro de la derruida casa, instalada en medio de la nada. El imaginario de Rose, es el de una niña que ha tenido una infancia dura, junto a unos padres drogadictos. Juega con las cabezas de unas Barbies, imagina que platica con ellas; algunas serán sus amigas, otras sus enemigas.


El giro vendrá cuando Rose descubra que no está sola en esa pradera. Lo que cree al principio que es un espectro, será una especie de bruja, Dell (Janet McTeer), que tiene su propia historia detrás  (ha quedado ciega de un ojo por culpa del ataque de una abeja). ¿Qué sería de un cuento infantil sin una bruja? El personaje de Dell tiene todo para ser una estupenda bruja, original y detestable: especialista en disecar animales; es fea, sucia y ambigua en ocasiones. Pero sin una buena historia, es poco lo que podrá hacer este personaje.


Si hay un personaje gracioso y complejo será Dickens (Brendan Fletcher), el hermano con retraso mental de Dell, quien inmediatamente se hará amigo de Rose y se imagina viviendo en un submarino en medio de la pradera, que para él es el océano. Para Dickens, el tren que pasa por ahí es un gran tiburón al que debe destruir. Dickens es una suerte de terrorista quien no sabe del todo que lo es. Para él, la destrucción del tren significará el “fin de mundo”.


Al final nos daremos cuenta que los personajes tienen un pasado en común. Las pistas para deducirlo irán apareciendo poco a poco. Esa inquietante fascinación por la muerte que todos manifiestan, tiene su mayor muestra cuando descubrimos lo que Dell y Dickens esconden en el cuarto de su madre fallecida. Acaba siendo tan estremecedor este descubrimiento, como el que hacemos en la casa de Norman Bates en Psycho (1960). Esta escena me parece una de las mejores en Tideland, en la que Gilliam consigue ser terrorífico y cómico al mismo tiempo.


En esa extraña fascinación que los personajes manifiestan por los muertos (y no me refiero a una fascinación precisamente espiritual), se encuentra el alma de Tideland. Nada más por eso la considero una de las películas más dulcemente enfermizas que haya hecho Gilliam, algo que nada más  funciona dentro de su mente inquieta y surrealista. Lástima que esta vez la historia se haya quedado a medias.


++ Disponible en una edición especial de 2 discos, que contiene extras interesantes como "Gettin Gilliam" documental de Vicenzo Natali, introducción de Terry Gilliam a Tideland, entrevistas, escenas eliminadas comentadas por Gilliam, revelando los secretos de Tideland, festivales, featurette, galería de imágenes, "El paisaje de las mareas", detrás de las cámaras, trailer, ficha artística, ficha técnica, filmografías selectas, audiocomentario del director Terry Gilliam y del guionista Tony Grisoni.

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