sábado, 7 de abril de 2018

RED SPARROW * * *

Jennifer Lawrence.
Red Sparrow sirve como un vehículo para que Jennifer Lawrence demuestre que es una gran actriz, y que puede moverse sin problemas en cualquier terreno. Red Sparrow es un clásico filme de espías, chapado a la antigua (no es Misión Imposible, definitivamente), en el cual, lo primero que viene a la mente desde la primera secuencia es Hitchcock (The Man Who Knew too Much). En dicha secuencia, J.Law luce bella, espectacular, ejecutando en el teatro un número de ballet demandante (sin duda con ayuda de efectos digitales). En ese sentido, Francis Lawrence (director de las últimas tres películas de The Hunger Games) consigue un filme de espionaje tal vez no muy original, tal vez nada que no hayamos visto antes, pero que acaba siendo entretenido y pasable. La película consigue atraparnos durante la mayor parte del tiempo. Después de una primera parte algo estática y desinflada (el entrenamiento bajo la tutela de una escabrosa Charlotte Rampling), su segundo y tercer acto despegan sin problemas.
Dominika Egorova (Lawrence), es una prodigiosa bailarina rusa, que ve su carrera interrumpida debido a un desafortunado accidente. Para ayudar a que su mamá (Joely Richardson) salga adelante de una enfermedad degenerativa, Dominika acepta convertirse en una agente secreta para la KGB, con la intervención de su tío (Matthias Shoenaerts), para seguir la pista de un agente de la CIA (Joel Edgerton) en Moscú. Aunque Red Sparrow es de esos filmes con actores haciendo extraños acentos rusos, termina siendo un filme funcional y visible, con un par de vueltas de tuerca al final bien ensambladas.

HOSTILES * * * 1/2

Christian Bale.
Hostiles es un gran western, tal vez el mejor desde Unforgiven (1992). Lo que lo distingue, es que es un western con ideas y algo qué decir. Scott Cooper (Out of the Furnace) dirige un western referencial que homenajea a westerns clásicos, como 3:10 to Yuma, Dances with Wolves, y la mencionada Unforgiven. Christian Bale encabeza un reparto que se desempeña magníficamente. Es 1892. Dos décadas han pasado desde las guerras entre el ejército y los indios Cheyenne. Bale interpreta a Joseph Blocker, capitán del ejército a punto de retirarse, con el traumático recuerdo de haber sido testigo de una terrible masacre de gente blanca llevada a cabo por un viejo jefe indio Cheyenne, Yellow Hawk (Wes Studi). Su aversión racial hacia los "pieles rojas" es evidente. Su más dura prueba no será en el campo de batalla, sino en una última misión: escoltar, junto a una pequeña tropa de soldados, al ya enfermo Yellow Hawk y a su familia a un fuerte, su última morada después de cumplir su condena.
A pesar de expresar su negativa, y justificar sus razones para ello, Blocker será obligado a llevar a cabo la misión, al ser el mejor candidato (es quien mejor conoce a los indios y su lengua). Sin embargo, en su camino se encontrará con una joven mujer (Rosamund Pike), emocionalmente destrozada, debido a que su familia ha sido asesinada por un grupo de Comanches. Hostiles parece convencional en la superficie, sus personajes e historia. Pero el hecho es que, durante esta aventura, estos personajes que parecen típicos irán revelando lados ocultos, mientras que la trama toma caminos inesperados. En una escena, uno de los soldados que acompañan a Blocker, de los más jóvenes y que ha matado por primera vez, se pregunta sobre el sentimiento de quitar la vida a otro ser humano. La referencia a Unforgiven es inmediata. Si bien no alcanza los niveles de aquel western de Clint Eastwood, la película de Cooper se convierte así en una reflexión sobre la muerte, así como también sobre la violencia, el racismo, la redención, y el perdón.
"El pueblo americano no los ha tratado como se merece", le dice otro soldado a Yellow Hawk, en medio de una lluvia torrencial, en una de las escenas más poderosas del filme. A pesar de que Hostiles tenga una trama sencilla, que avanza a paso seguro, sin muchos riesgos, es visualmente bella (fotografía de Masanobu Takanayagi), y su mensaje de unión y fraternidad es bienvenido, en especial, en los tiempos que ahora corren.

EARLY MAN * * * 1/2

¿UN JUEGO PRIMITIVO?
La historia jamás contada del soccer. 
¿Qué sería de la animación tradicional en stop motion de no ser por la Aardman o la casa Laika? Tal vez nunca veríamos un filme con esta técnica en la pantalla grande. Gracias a estas dos casas productoras, la animación "cuadro por cuadro" sigue vigente en cines. Filmes como Early Man son una muestra de la lucha que el stop motion lleva a cabo para hacerse de un espacio pequeño entre la enorme competencia de las películas animadas digitalmente de la Pixar o Dreamworks. La Aardman, maestros de la animación en plastilina (responsables de Chicken Run, Wallace y Gromit, Shaun the Sheep), ha conseguido una divertida película que plantea la premisa de que el hombre prehistórico ya jugaba fútbol soccer. Para muestra, ahí están las pinturas rupestres.
La historia cuenta cómo una pequeña comunidad de cavernícolas, debe "evolucionar" y asimilar la herencia futbolística dejada por sus ancestros, si quieren recuperar el valle que les fue arrebatado por los humanos de la edad de bronce, liderados por Lord Nooth (Tom Hiddleston). Dug (Eddie Redmayne) será el cavernícola que trate de mantener en alto el espíritu deportista de su gente, quien no es muy diestra ni para cazar ni para patear el balón. Y si todo suena predominantemente masculino, a escena entra una fuerte presencia femenina, Goona (Maisie Williams), una chica aficionada al soccer, que verá todo como una oportunidad para ser tomada en cuenta en este juego. Aunque Nick Park ha calificado su filme (que también es un pequeño homenaje a Ray Harryhousen) como "Brave Heart con pelotas", la experiencia es algo más cercana a ver una parodia de películas de gladiadores versión soccer. Y funciona, tanto si te gusta o no el "balón-pie".

MUTE * * *

Alexander Skargard en Mute.
¿Será posible ver algún día un filme futurista cuyo concepto visual no esté inspirado -aunque sea vagamente- en Blade Runner? Difícilmente. Duncan Jones (Moon, Source Code), hijo de David Bowie, ha exhibido en su filmografía una evidente predilección por la ciencia ficción y la fantasía. Mute es el filme que le faltaba dirigir, su homenaje-referencial al clásico de Ridley Scott. Se nota que es completamente consciente de que su película tiene carencias, y de que en muchos aspectos se ha quedado a medio camino. Mute acaba siendo más un neo-noir futurista de impresionante factura visual y con mucho neón; pasable y palomera, aunque ¿ sin mucho que ofrecer en cuanto a ideas, trama y guión se refiere. Alexander Skargard ofrece una actuación blanda, interpretando al personaje mudo del título, un barman en búsqueda frenética de su novia desaparecida (Seyneb Saleh). Paul Rudd es quien se roba la película, como un gángster de nombre Cactus, que suena como Sam Rockwell en plan psicópata y con sentimientos paternales en abundancia. Se puede ver para pasar el rato.

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