lunes, 19 de noviembre de 2007

CINE ANIMADO: ANASTASIA * * * 1/2

Comparado con el trayecto que han tenido las grandes casas productoras de largometrajes animados, como la Disney Pixar y la Dreamworks, el paso de los Studios Fox ha sido lento pero seguro, con relativos éxitos como Robots (Wedge-Saldanha, 2005), Ice Age y secuela (2002/2006), su filial, la Fox Animation Studios, ha producido contados filmes animados, como Anastasia (Bluth-Goldman, 1997) y Titán A.E. (idem, 2000), esta última un relato de ciencia ficción sobre aventuras espaciales.

Anastasia (E.U., 1997) es un verdadero musical animado, donde sus personajes cantan y bailan en elaboradas coreografías y escenarios, que tratan de emular alguna superproducción musical clásica de la MGM, formando un espectáculo poco común en un largometraje animado.

El relato se ubica durante la Revolución Rusa, a principios de siglo XX, y rescata la hipótesis del escape de la duquesa Anastasia Nikolaevna (voz de Meg Ryan), hija menor del Zar Nicolás II, último soberano de Rusia, durante el asalto al palacio del ejército bolchevique, por lo que no moriría asesinada junto a sus padres y hermanos en 1918. Muchos años después, varias mujeres afirmaron ser la duquesa, sin que nada pudiera comprobarse debido a que los restos de varios miembros de la familia real, incluyendo Nicolás y su esposa, fueron hallados hasta 1991.

La película, dirigida por Don Bluth (director de All Dogs Go to Heaven/1989, Titán A.E./) y Gary Goldman (productor y corealizador en esas mismas producciones), narra las aventuras de la joven Anastasia, que vive en el campo sin saber nada de su pasado noble acompañada tan solo por un perrito. Durante un viaje a San Petersburgo, para cumplir su sueño de conocer más mundo, se reencontrará con sus orígenes al entrar al palacio abandonado, y ahí conozca a un chico, Dimitri (voz de John Cusack), quien trabaja para un el productor teatral Vladimir (voz de Kelsey Grammer), ambos en la búsqueda de una chica que interprete a Anastasia en una obra que planean montar.

El gran defecto del filme, es que si bien es cierto que se nota inspirada en los musicales de la Disney, su villano, nada menos que el místico Rasputín (voz de Christopher Lloyd), quien en la realidad se dice ayudó a la caída de Nicolás y su familia, que cae en las peores convenciones de los villanos de la Disney, en toda su concepción visual, grotesca y extraña ya que es una suerte de muerto viviente por una brujería mal hecha. Sus rutinas cómicas se limitarán a jugar con sus extremidades, huesos y demás partes, que se le van cayendo. Todo el tiempo está encerrado en su guarida, con un murcielaguito que será su emisario.

Fuera de este lamentable fallo, la película es un gran espectáculo visual y musical, con una estupenda banda sonora y canciones escritos por Stephen Flaherty y David Newman, una impresionante técnica de animación inclinada hacia el realismo en los personajes, en sus gestos y movimientos, con escenas estupendas como aquella del viaje en tren. De haber cuidado más su guión sin ese fallido villano, la película y su historia romántica hubieran quedado mejor.

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