lunes, 6 de abril de 2009

GRAN TORINO * * * *


Tanto Gran Torino (2008) como Changeling (2008), los más recientes filmes de Clint Eastwood, se estrenaron con poco tiempo de diferencia. De las dos parecería que Gran Torino es un filme menor, junto a Changeling, una más cargada producción de época y con un reparto con estrellas de la talla de Angelina Jolie y John Malkovich. Pero a pesar de estas diferencias de producción, Gran Torino es un gran trabajo de Clint Eastwood, rodada en poco tiempo y con un presupuesto reducido.

Solamente Clint es capaz en una película de estas características, amalgamar, de manera sutil y magistral, elementos del melodrama con los del western más común. El suburbio en el que vive su personaje, Walt Kowalski, es como un pueblo del lejano oeste, en el que habitan inmigrantes orientales y “villanos”, también orientales, que llegan a perturbar la paz regularmente en esa tranquila calle.

El coche “Gran Torino” del título, es propiedad de Kowalski, un septuagenario veterano de la guerra de Corea, nacionalista hasta la médula, cuya esposa acaba de morir y que no soporta a sus vecinos, una enorme familia Hmong (grupo étnico del sur de China), con extrañas costumbres culinarias y funerarias. Kowalski vive sólo con su perra labrador y su Gran Torino modelo 1972, su más preciada posesión.

El universo de este suburbio de Michigan es uno multicultural, con inmigrantes latinos y orientales, donde parece que el único norteamericano puro es un sacerdote pelirrojo (Christopher Carley), que insiste en buscar a Walt para hacerlo cumplir la última voluntad de su esposa: hacerlo confesarse. Lo mejor en la realización de Clint, es quizá la minuciosa disección cultural que hace de esta familia Hmong y sus costumbres, quienes parecen vivir aislados de su entorno, con sus costumbres intactas. La única excepción, es una agradable chica, Sue (Ahney Her), quien en su manera de hablar y expresarse parece ser la más “americana” de toda su familia. Ni su tímido, callado y más joven hermano, Thao (Bee Vang) habla con tanta fluidez el inglés.

La narración dará cuenta de cómo a Walt, intolerante y xenófobo (algo contradictorio ya que él mismo es un hombre de raíces polacas), es capaz de ablandársele el corazón por ese par de chicos. Thao, como el "Daniel San" de Karate Kid, accederá a realizar trabajos domésticos para Walt, para compensar la falta al intentar robarle su Gran Torino. Es la madurez que vivirá Thao junto a Walt. Sue y Thao serán cómo los dos nietos cariñosos que Walt no ha podido encontrar en su propia familia e hijos, dos padres de familia con los que lleva una relación conflictiva y distante.

Aquí siguen inquietando a Clint los temas de la muerte, el suicidio y la enfermedad, como lo vimos también en su Million Dollar Baby (2004). No diré mucho de la conclusión, pero una de las mejores escenas es aquella del tenso climax final, en el que Walt, cual sheriff de un western, tratará de ajustar cuentas con la pandilla que ha estado haciendo la vida de cuadros a Thao y Sue. En prácticamente toda la película, no deja de sentirse un agradable tono paródico, sin necesidad de caer en lo ridículo o estúpido. Walt es el infaltable vecino anciano y gruñón que todos hemos tenido alguna vez.

Clint encarna una autoparodia de sus personajes rudos de policía que ha hecho en el pasado. Walt bien podría ser un policia retirado. Es gracioso no porque Walt quiera serlo, sino porque su misma vida, estado emocional y circunstancias lo hacen ser así; en lo que dice, en sus ácidas observaciones y críticas hacia sus vecinos, en esos gruñidos que les lanza de lejos nada más se atreven a pisar su césped, en su afición por la cerveza, etc. Walt será capaz de todo por la cerveza, al grado de aceptar una invitación a comer en la casa de la familia hgmon. Walt es el anciano gruñón y malhablado que uno no puede resistirse a cambiar, para sacar la bondad que puede tener oculta debajo de toda esa amargura.

Ninguno se salva de ser cambiado por Walt, ni siquiera el joven sacerdote, quien cree saberlo todo o casi de “la vida y la muerte”, tan sólo porque así fue “capacitado”. Pero el mismo Walt, con toda su sabiduría de la vida, no escapará de ser conmovido por la simpatía de una adolescente como Sue, y por la vulnerabilidad de Thao.

++ Lo mejor: la franca intención de Clint Eastwood por autoparodiarse y sacar un humor natural y auténtico.

++ Lo peor: que sea visto como un filme menor frente a Changeling, también de Clint Eastwood.

- Adecuada para: amantes de los nostálgicos años 1970 y sus autos, así como aquellos que consideren a Million Dollar Baby como una gran obra del maestro Clint (como quien esto escribe).

- Inadecuada para: quienes nada más quieran verla por el Gran Torino. En serio, sale apenas 1 minuto.

+ Ver también análisis del cartel.

2 comentarios:

Jossy Meza dijo...

Lo digo y lo sostengo. Clint Eastwood con un arma en sus manos. No puedo dejar de pensar en la frase de "make my day, punk!"...

Pienso que Eastwood es un director honesto. Podrán sus películas tener o no un resultado pleno, pero siento que su honestidad se pule con cada película que dirige.

Saludos.

Pandy dijo...

Clints badass! haha an old badass grandpa! hahaha his voice. I did like the movie.

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