
Ulises (Jordi Moll

Jorge Sierra (Eduard Fernández), el adinerado dueño de una constructora, lleva tiempo pretendiendo a Martina, la cual por su difícil situación, terminará casándose con él. La historia tomará un giro cuando Ulisés regrese para buscar a Martina, y quiera revivir su antigua relación con ella, cosa que no será nada sencilla con Sierra en medio.
Son de Mar es quizás la película más romántica de Bigas Luna. El director recurre a un lirismo exacerbado y poético, además de un tratamiento visual muchísimo más cuidado y delicado en sus inevitables escenas eróticas. Este último aspecto (escenas de desnudos bellamente iluminados y fotografiados) es de lo mejor del filme, un respiro por parte de Bigas y sus temas sexuales.
De todas las actuaciones, destaca Leonor Watling, en aquel entonces joven promesa, al contrario de Jordi Mollá, inexpresivo y con unos diálogos que le quedaron demasiado grandes para lo poco que ofreció en el filme, mientras Eduard Fernández está simplemente sobreactuado.
Si bien en muchas partes la película cae en la frivolidad telenovelera, Son de Mar presume una buena ambientación, con referencias al arte griego (la residencia de Sierra), en la que es evidente la relación de la trama con el relato de Ulises en la "Ilíada" y la "Odisea". El buen trabajo del cinefotógrafo José Luis Alcaine y una notable banda sonora de Glen Johnson, hacen de Son de Mar una alegoría sobre el amor no del todo conseguida, pero que merece la pena revisarse, en especial por los seguidores del realizador catalán, considerado “de culto”. Son de Mar es una simple curiosidad dentro de su filmografía, provocadora y subversiva.
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