martes, 14 de agosto de 2007

CINESPAÑA: INCONSCIENTES * * * *

El quinto largometraje del realizador catalán Joaquín Oristrell, Inconscientes (España-Alemania-Italia-Portugal, 2004) es una comedia romántica que demuestra una vez más el gran nivel que puede tener la cinematografía española en dicho género. Oristrell (Barcelona, 1958) ha destacado por su desarrollo de la comedia tanto en cine como en televisión, género en el que ha llegado a trabajar más como guionista, con ejemplos que se han salido un poco de su trayectoria cómica, como el thriller erótico Entre Las Piernas (Manuel Gómez Pereira, 1999), adaptación por cierto de la novela homónima de su propia autoría.

Nominado en numerosas ocasiones al premio Goya y ganador del mismo por Mejor Guión de Todos los Hombres Sois Iguales (dirigida y coescrita junto a su habitual colaborador Manuel Gómez Pereira), en Inconscientes (que llega con sumo retraso a las pantallas mexicanas como sucede siempre con el cine español) Oristrell forma equipo con su brazo derecho en la escritura de guión, Dominic Harari, con quien ya había colaborado en Novios (1999) y Sin Vergüenza (2001), llevando a cabo una hábil y bien ejecutada mezcla de géneros, que van de la más clásica screwball comedy de Hollywood, a la trama detectivesca estilo whodunit.

Por si fuera poco, la película es toda una historia de época respaldada por una notable producción, ambientada en la Barcelona de principios de siglo XX, exactamente el año de 1913, justo cuando Sigmund Freud estaba causando furor y controversia por sus revolucionarias teorías del psicoanálisis. Hasta Viena se trasladará el matrimonio formado por Alma (Leonor Watling) y León (Alex Brendemühl), este último un psiquiatra deseando conocer a Freud, de quien se vuelve un seguidor y estudioso de sus ideas.

Alma es una atractiva chica adelantada a su tiempo. Para empezar, es inteligente, culta, ha leído y se ha documentado bastante de las últimas corrientes en psicología. El problema es que pronto verá que su esposo tiene un comportamiento extraño, y éste la abandonará embarazada, fugándose luego de la publicación de su libro-manual sobre la histeria femenina, campo en el que Freud realizó los más profundos estudios.

En ese sentido, Inconscientes tendrá en sus personajes femeninos a los más logrados y graciosos, siendo la actuación de Leonor Watling la más llamativa, quien con su belleza de aire inocente, hace una genial pareja protagónica junto al gallego Luis Tosar, éste interpretando a Salvador, cuñado de Alma, quien se encuentra perdidamente enamorado de ella. Ambos emprenderán la búsqueda de León, su gran amigo y compañero de universidad, descifrando las claves del libro sobre la histeria e indagando entre algunas de sus pacientes: una paranoica actriz de películas eróticas sadomasoquistas, una mujer que intentó matar a su marido y se encuentra recluida en un manicomio, una chica bisexual y otra adicta a la heroína.

Luis Tosar es un gran actor de carácter que ha dado su primer paso en Hollywood este año con Miami Vice, especializado-encasillado en villanos y casi siempre encarnando al “malvado” de la película, como en El Lápiz del Carpintero (Reixa, 2003) o Te Doy Mis Ojos (Bollaín, 2003). Aquí, Tosar cambia drásticamente de papel y da vida a Salvador con toda la gracia que su inherente dureza puede dar, formando junto a Leonor Watling la típica pareja-dispareja romántica de la filmografía de Oristrell, como la de su guión para El Amor Perjudica Seriamente la Salud (Gómez Pereira, 1996).

La cinta tiene unos diálogos graciosos e ingeniosos. A pesar de que ostentan una jerga sobre psicología, más bien, Oristrell y Harari utilizan dicha jerga científica para aderezar más los diálogos y dotarlos de un tono sarcástico muy noble. Dentro de la sencillez y funcionalidad de la realización, toda el alma de la película está en los diálogos y en la manera en que su par de geniales actores los intercambian, siendo la secuencia que termina en el restaurante, con Salvador bajo los efectos de la hipnosis y justificándose ante su suegro, el Dr. Mira (Juanjo Puigcorbé, actor fetiche de Oristrell), por la fracasada relación conyugal que lleva con su hija (Nuria Prims), mientras se escucha al piano nada menos que la melodía mexicana “Cielito Lindo”.

Otros puntos a favor de Inconscientes, es la inteligente manera de utilizar las locaciones urbanas de Barcelona, sacando un total provecho de la fantástica arquitectura modernista de Gaudí y la Belle Époque española, tanto en interiores (por momentos kitsch) como en exteriores, todo como un perfecto reflejo metafórico de la genialidad y locura, del amor fou y su historia de líos amorosos, entre esta pareja de enamorados.

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