jueves, 16 de agosto de 2007

ALPHA DOG * * *

Resulta impresionante que luego de ofrecernos un melodramón romántico bastante efectivo, como The Notebook (2004), el actor y realizador Nick Cassavetes de un salto kilométrico para traernos ahora un duro drama juvenil en Alpha Dog (E.U., 2006), en el que busca retratar con cierto realismo los líos entre pandillas de jóvenes consumidores y traficantes de drogas, basada en el caso real del traficante de drogas más joven buscado por el FBI, Jesse James Hollywood.

La película es todo el caso dramatizado, presentando a cada momento personajes nuevos, enterándonos a través de letreros de información de lugares, horas, fechas y testigos de algo que en un inicio, si no estamos enterados del caso de James, parecerá desconcertante al no saber hacia donde nos lleva toda esta información. Sin embargo, poco a poco las piezas de este rompecabezas se irán armando, conduciéndonos hacia una probable e inminente tragedia.

El relato es sobre chicos pretendiendo ser gangsters peligrosos, con sus códigos de honor y deseos de vengar con sangre deudas y traiciones. El filme de Cassavetes (con un guión también es de su autoría) tiene un buen inicio, aunque en todo su desarrollo me pareció algo cansado, largo, hasta un final en verdad inquietante, en el que veremos las consecuencias del comportamiento de estos chicos y chicas, atrapados por su adicción a las drogas, su deseo irrefrenable de divertirse, tener sexo y fiestas. Mientras, los adultos (tan inmaduros como los mismos jóvenes) están en segundo plano, observando de lejos cómo sus hijos se pierden en el vicio, la vagancia, la violencia y delincuencia.

La influencia del realizador y fotógrafo Larry Clark y sus crudos filmes sobre la juventud norteamericana se nota, en especial el de Bully (2001), relato sobre unos jóvenes que planean un asesinato como venganza. Cassavetes no tiene la contundencia de Clark, aunque sabe cómo hacer que todo su reparto juvenil luzca natural y convincente. Johnny (Emile Hirsch) es el implacable joven traficante de drogas, que buscará cobrarle una deuda monetaria a uno de sus mejores amigos (Jake Mazursky, sobreactuado) secuestrando a su hermano menor, Zack (muy bien Anton Yelchin).

Aunque al principio Zack estará asustado, poco a poco empezará a sentirse a traído hacia la “relajada” vida de la pandilla de Johnny, llena de drogas, diversión, interminables fiestas y chicas guapas. El problema para Zack, es que todo ese paraíso se acabará si su hermano no paga su deuda, o hasta que Johnny y su brazo derecho Frankie (Justin Timberlake), se decidan que hacer con él. Por supuesto, los padres (pequeña participación de Bruce Willis y Sharon Stone) tanto de Johnny como de Zack, estarán preocupados por no saber en qué ira a parar todo esta situación, que minuto a minuto se torna peligrosa.

Lo mejor de la película, es el buen desempeño de todo el reparto juvenil, al igual que el toque de falso documental que Cassavetes le imprime a la película. Nadie quedará sin culpa en el inquietante desenlace, nadie quedará sin castigo, ni siquiera emocional, con padres sufriendo por los errores cometidos. Con todo y sus fallas en el ritmo de su narración, quizás lo más notable del trabajo de Cassavetes es su intento por hacer un reflejo honesto sobre cómo las drogas golpean a la juventud nihilista de este nuevo siglo.

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