miércoles, 28 de octubre de 2020

YA NO ESTOY AQUÍ

El Derek presumiendo unos pasos

Nunca hubiera imaginado que en la norteña ciudad de Monterrey, existía una especie de culto juvenil a la música colombiana, específicamente, la cumbia. Quien se aventure a ver Ya no Estoy Aquí, segundo largometraje del realizador mexicano Fernando Frías, quedará sumergido en este pequeño universo musical. La mitad de la trama tiene lugar en los barrios pobres de la ciudad regiomontana, en donde los Terkos, una pandilla local de chicos, se muestran llenos de energía y pasión por dicho género musical (al grado de autocalificarse como "Kolombianos"), reuniéndose para bailar a ritmo de cumbias y ballenatos.

La música sirve de fondo para contar la historia del líder de los Terkos, Ulises (Juan Daniel García Treviño "Derek", actor no profesional, pero toda una revelación), con uno de esos looks alternativos que difícilmente pasan desapercibidos. Coproducción Mexico-Estadounidense (Netflix está involucrado en la producción), la trama de Ya no Estoy Aquí tiene como contexto el periodo presidencial de Felipe Calderón y su "guerra contra las drogas" (apenas sugerido en algunas escenas), empezando como un refrito de "Ciudad de Dios" (de Fernando Meirelles), en donde un barrio pobre de las afueras de Monterrey toma el lugar de las favelas de Río de Janeiro. Aquí vemos a los Terkos bailar, vagar por las calles, ir al mercado a conseguir música grabada, o pasar el tiempo en construcciones abandonadas. Pronto descubriremos su rivalidad con otra pandilla, y que hay conflictos de por medio por los territorios.
El filme arranca con la partida de Ulises a Estados Unidos, huyendo debido a la guerra que empieza con sus rivales, para terminar en Nueva York, como inmigrante ilegal. No lo tendrá fácil, ya que, para empezar, no habla ni entiende jota de inglés. De ahí, lo que veremos es una narración paralela entre la estancia de Ulises en N.Y., y escenas en flashbacks de lo que pasó antes de su partida. La película destaca por la gran capacidad de Frias para reflejar, con precisión realista, casi de documental, este mundo musical de las cumbias y el ballenato (del cual me declaro ignorante total). Casi todos sus actores son no profesionales, lo que le da al asunto más autenticidad. Hay escenas de sobra de bailes en las locaciones de Monterrey, las cuales son parte del corazón del filme. Te guste o no esta música, los bailes terminan atrapando tu atención sin que te des cuenta; acabas empapado de esta música, pero nunca harto de la misma. Pero también el realizador sabe hacer un gran reflejo de ambientes urbanos, de atmósferas, y de texturas, que casi puedes oler y respirar, tanto en las partes ambientadas en México como en E.U.
Ya no Estoy Aquí es de los filmes con más nominaciones en la próxima entrega de los Arieles (entre ellos, el Ariel de Oro a Mejor Película y Mejor Director, siendo fuerte competidora en estos rubros). Si hay un pero en el filme, es que Frias trata de que su filme sea varias cosas a la vez (una historia sobre la inmigración ilegal a E.U., un filme de guerra entre pandillas, una historia musical con bailes incluidos, o un alegato político sobre cárteles y narcos).
Sin embargo, su historia sobre un chico de apariencia andrógina, tratando de encajar y de no ser marginalizado debido a su extraña facha y gusto musical, mientras hace lo posible por sobrevivir en Estados Unidos, permanece intacta. Terminas involucrado en la historia, gracias a la extraña química que surge entre Ulises y Lin (Xuemin Angelina Chen), una chica chino-americana, con la que aquel formará una complicada, pero curiosa amistad, debido a que no se entienden el uno al otro (¿Podría haberse llamado la película "Perdido en Nueva York"?). Su relación proveerá al filme de momentos graciosos (como ella abusando de la palabra "vergas") y relajados, aunque es una lástima que se trunque al llegar al tercer acto. Es memorable también el encuentro de Ulises con una mujer colombiana en un club de baile, quien tratará, infructuosamente, de abrirle los ojos sobre la difícil situación en la que se encuentra en Nueva York.
Con una también excelente dirección de fotografía (las escenas nocturnas de Nueva York son estupendas) de Damián García, y una notable dirección de arte de Luke Carr y Mónica Mayorga, Ya no Estoy Aquí termina siendo un filme mexicano notable, aunque tal vez demasiado inquieto, al no encontrar un enfoque preciso hacia donde conducir su historia, pero que vendrá a tu memoria cada vez que escuches una cumbia.
Disponible en Netflix
⭐️⭐️⭐️1/2

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