jueves, 29 de octubre de 2020

DIA DE MUERTOS


DOS TIPOS DE CUIDADO...EN EL MÁS ALLÁ.
Me equivoqué en mi predicción. Día de Muertos, una de las dos nominadas al Ariel a Mejor Filme Animado, no es una mezcla de Coco con El Libro de la Vida. Ya quisiera. Dirigida por Carlos Gutiérrez Medrano, Día de Muertos está más cercana a ser una entrega más de la serie de películas de "La Leyenda de la Nahuala". Es más, unos títulos alternativos para el filme podrían ser: "La Leyenda del Ocultista Desterrado", o "La Leyenda de Pedro El Malo y Jorge el Bueno". No, es en serio este último. La idea de Gutiérrez y su equipo, al parecer, fue hacer una especie de versión animada de "Dos Tipos de Cuidado", el clásico de la Época de Oro del Cine Mexicano, con Pedro Infante y Jorge Negrete, pero instalada en una tierra de los muertos parecida a la que vimos en Coco. Peor idea no hubiera podido haber. ¿Otro título alternativo a la lista? Este intento de hacer una versión mexicana de Coco se hubiera podido llamar también "Sarita". Perdón, creo que estoy revelando mucho.

Siendo justos, debo reconocer que el equipo detrás del filme superó mis expectativas, al menos, en cuanto al aspecto visual se refiere. Superaron a lo que los filmes animados mexicanos más comerciales nos tienen acostumbrados. Mi único pero, es lo tieso que resultan a veces los movimientos de los personajes, más parecidos a los de una marioneta. Pero también, Día de Muertos resulta una película animada demasiado, digamos, "blanqueada". Me explico. Los tres protagonistas, Pedro (voz de Memo Aponte), Jorge (voz de Alan Estrada), y Salma (voz de Fernanda Castillo), son unos huérfanos que han sido buenos amigos desde niños. Las referencias cinematográficas a las que hacen alusión sus nombres son más que claras, y todos ellos lucen muy blanquitos. Si querían rendir tributo a Salma Hayek, en lugar de concebir el personaje femenino como blanca y ojiverde, debieron haberla hecho morena y de ojos cafés; como es realmente Hayek en la vida real.
Gutiérrez Medrano, creo yo, no supo copiar a Coco del todo bien. Mientras el filme de la Pixar supo reflejar en Coco a todos sus personajes como se debe, es decir, morenos, propio del tipo mexicano, Día de Muertos se inclina por la convención más comercial, de crear a sus personajes con el tipo "latino internacional", y caucásicos. Como sea, luego de escuchar la historia de Morlett (voz de Carlo Rota), un hombre aficionado a las ciencias ocultas, el cual desafió a la Muerte engañándola para escapar de ella, incluyendo a todos los habitantes del pueblo de Santa Clara, Salma decide que es tiempo de averiguar sus propios orígenes, y saber quienes fueron sus padres. En el mentado pueblito, está prohibido poner altares, debido a los poderes mágicos que les ha conferido un reloj de arena (regalo de la misma Muerte) de traer a los muertos de vuelta por tan sólo un día al año.
Doña Sara (voz de Susana Ballesteros), la nana de los tres chicos, hecha a imagen y semejanza de Sara García (para continuar con los tributos a las leyendas del Cine Mexicano), no tendrá muchas respuestas para Salma, por lo que ésta decide viajar a un misterioso castillo, ubicado en una isla cercana, donde se cuenta que Morlett fue desterrado por la Muerte, para ver si ahí encuentra las respuestas que busca.
Lo sé, suena a demasiado, pero Día de Muertos así es, sobresaturada, ya sea de leyendas, de historias del pasado, o de explicaciones de una cosa u otra. Los diálogos no ayudan mucho. Si bien hay dos o tres chistes rescatables, en general, los diálogos resultan simplones (especialmente los dichos por Pedro y Jorge), hechos especialmente para que los niños, con un poco de suerte, tal vez se rían. A mí no me hicieron reír mucho, pero dejo al público infantil juzgar el humor ramplón que abunda en la película, especialmente, el que sale de la boca de Pedro. El personaje resulta irritante todo el tiempo, y si querían emular la comicidad de Pedro Infante, se quedaron muy lejos de obtener buenos resultados.
En la isla se encontrarán con una criaturita rara, como duende de orejas puntiagudas y sin ningún propósito en el filme, y un libro de conjuros en lengua maya, que los acabará transportando al mundo de los muertos. Sus habitantes se ven totalmente copiados de Coco, con todo y la pintura artesanal en el rostro.
Aunque visualmente lograda y con algunas secuencias impresionantes, el guión es caótico. En su intento por homenajear tanto al Cine Mexicano como a la festividad del Día de Muertos, la mayor parte del tiempo la historia va sin rumbo definido. El mundo de los muertos lo rellenan, además, de unas entidades malignas, "almas olvidadas y errantes", debido a que sus seres queridos ya no los recuerdan; o de unas mariposas amarillas las cuales, por el contrario, se crean con los recuerdos que alguien tiene de sus muertos.
La moraleja está sobreentendida: no olvidar a los seres queridos que nos han dejado. Pero qué lastima la manera de finalizar la película, con un duelo estilo Star Wars, referencias a los X Men, y por si no fuera suficiente, unas coplas estilo "Dos Tipos de Cuidado". Ya veo que Olimpia, su competidora en los Arieles, no lo tuvo nada difícil para ganar el premio.
⭐⭐

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