martes, 5 de marzo de 2019

COLD WAR

Joanna Kulig y Tomasz Kotz.
Algo que juega en contra de un filme como Cold War, es que, a pesar de haber sido bellamente fotografiada en un contrastado blanco y negro, su historia de amor ambientada en la Guerra Fría, irónicamente, termina siendo demasiado fría. Sus personajes, son dos artistas talentosos, cuyas carreras son amenazadas por la pasión que los ciega, y que los lleva a cometer actos irracionales.
Dirigida por el realizador polaco Pawel Pawlikowski (su primer película en 5 años, después de haber dirigido la mucho mejor "Ida", también rodada en blanco y negro), Cold War es, sin duda, un deleite para los sentidos, ya que no nada más tiene una magnífica dirección de fotografía por Lukasz Zal (también el director de fotografía en "Ida", por cierto), sino que también está excelentemente musicalizada. Su banda sonora incluye desde música tradicional polaca, hasta jazz. El problema del filme, es lo decepcionante de su trama.
La historia no es nada que no hayamos visto antes, y contado mucho mejor. A finales de los 1940s, Wiktor (Tomasz Kotz), un pianista y director, inicia un proyecto folklórico-coral, junto a una colaboradora (personaje desperdiciado, ya que más adelante desaparece de la trama). La idea detrás del proyecto, es seleccionar únicamente gente del campo, con talento para cantar y bailar. Entre los candidatos, estará Zula (Joanna Kulig), una bella cantante, de la cual Wiktor termina cautivado, no únicamente por su belleza, sino por su energía y carácter. Por supuesto, Zula será seleccionada, quien además tiene un pasado obscuro y turbio, debido a que fue encarcelada al tratar de asesinar a su padre.
Después de cierto éxito, el proyecto empieza a tomar tintes políticos, y a desviarse de su objetivo original, debido al régimen comunista a inicios de los 1950s. El filme dura apenas hora y media. Lo primero que impresiona, es la manera en que Pawlikowski y su editor, Jaroslaw Kaminski, condensaron la historia. Aunque en sí es algo de admirarse la agilidad en la narración durante la primera mitad, con elipsis enormes, desafortunadamente, dentro de este ejercico de edición terminan quedando agujeros narrativos. La experiencia termina siendo frustrante, debido a las lagunas en la trama, y lo poco satisfactoria que acaba siendo la segunda mitad.
Si bien la conclusión ocurre con una bella escena, que tiene lugar en un cruce de caminos en medio del campo, la situación es demasiado apresurada. Te hace torcer la cabeza hacia un lado, tronar ligeramente dientes, y preguntarte "bueno, sí,... pero espera, ¿por qué? ¿qué pasó entre el último evento y ésta decisión? 
⭐️⭐️1/2

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