lunes, 11 de marzo de 2019

VICE

Christian Bale como Dick Cheney. 
Luego de ver Vice, no será sencillo que la actuación de Christian Bale se borre de tu mente tan fácilmente. Cada proyecto que este actor toma en su manos, es con la mentalidad de "hacerlo radicalmente, o mejor olvidarlo". Para The Machinist, Bale, por ejemplo, perdió peso a un nivel casi cadavérico, con costillas y demás huesos visibles. Bale aceptó el reto de interpretar al ex vicepresidente de los E.U. Dick Cheney, con todo y que el director, Adam McKay, estaba lleno de dudas al respecto. Sin embargo, McKay quedó completamente convencido -y boquiabierto- al ver a Bale entrar al set con maquillaje y prostéticos en el rostro, una gran calva, y... muchos kilos de peso encima. El resto es historia, como el hecho de que Bale declarara más tarde, en su discurso de agradecimiento en los Globos de Oro: "Agradezco a Satanás por la inspiración", haciendo enojar, según se dice, al verdadero Cheney.
La verdad sea dicha: Creo que de no haber sido por Rami Malek, Christian Bale hubiera ganado el Oscar a "Mejor Actor". El problema es que Vice, con todo y ser un magnífico e inclasificable melodrama político, es una de esas "películas incómodas", especialmente, para varios sectores de la política de aquel país. No es de extrañar. Incomodar ha sido, casi siempre, el propósito de McKay, más especializado en comedias (Anchorman 1 y 2, Step Brothers, The Other Guys, Talladega Nights), que en otra cosa. Pero lo genial de la película, es que, a pesar de ser la biopic de un político, y de que trata temas tan delicados y serios, como los atentados del 11 de septiembre, así como los posteriores ataques e invasiones de Afganistán e Irak, hay momentos en donde pasamos fácilmente del llanto a la risa, luego al llanto nuevamente, y así sucesivamente.
Adam McKay, irremediablemente, siempre acaba tomándonos desprevenidos, y Vice no es la excepción. A diferencia de The Big Short (sobre la crisis del 2008 en E.U.), un filme muy bueno, aunque para mí con el problema de ser una película hecha más para expertos y letrados en temas de finanzas, Vice es una película más accesible, más fácil de seguir; con menos personajes, y es menos densa en la aproximación de sus temas. Pero la película también es tan experimental y "rompe-reglas" como The Big Short, con personajes rompiendo la "cuarta pared", cambios bruscos de tono y de formato, pasando del falso documental, al drama, y luego a la comedia; con falsos finales, y muy autocrítica (aconsejo quedarse al final de los créditos).
Christian Bale, impresionante e irreconocible en su interpretación de Cheney, lo aborda desde su salvaje y alcohólica juventud en 1963, hasta su llegada al poder como vicepresidente (del 2001 al 2009), durante el mandato de George W. Bush. Un puesto para el que se hizo de todo el poder que pudo, a pesar de que muchos, incluidos su esposa, Lynne Cheney (Amy Adams, fantástica), le dijeron que lo olvidara, que sería un puesto más simbólico y de "segundón" del presidente, sin mayor relevancia. También ofrece una actuación digna de reconocimiento Steve Carrell, como el fanfarrón e insufrible Donald Rumsfeld, mientras que Sam Rockwell está magnífico como Bush Jr. (¿Habrá recibido asesoría de Will Ferrell, productor del filme, quien es recordado también por su gran imitación de Bush?). Adam McKay y Christian Bale ofrecen la biopic de un político que, al final, acaba siendo una silenciosa y contenida encarnación del mal (sin temor a exagerar, algo muy cercano a lo que pudo ser un Anticristo). Si lo tuyo es el melodrama político estilo "House of Cards", este es el filme más que adecuado. 
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

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