miércoles, 2 de enero de 2008

BABEL * * * *

Con Babel (E.U.-México, 2006), el realizador mexicano Alejandro González Iñárritu cierra la trilogía que iniciara con Amores Perros (2000), para luego seguir con 21 Grams (2003), escritas en colaboración con su compatriota Guillermo Arriaga, ahora separados por rencillas porque este último sintió que en Babel quedó en segundo lugar en materia de créditos con respecto a Iñarritu, por lo que decidió seguir solo en su carrera cinematográfica, a punto de debutar como realizador. En Babel, Iñarritu no consigue el mejor filme de la trilogía, pero sí el más ambicioso y, podría decirse, el más global, no nada más por estar filmada en tres países distintos, sino por un tema novedoso que plantea dentro de la trilogía: la crisis moderna en la comunicación humana.

Filmada en México, Marruecos y Japón, tres historias distintas acabarán irremediablemente entrelazadas. Babel tendrá de nuevo como detonante un accidente, absurdo por la manera en que ocurre: la ociosidad e imprudencia de dos niños pastores marroquíes, a los que se les confía un rifle con el que juegan a tirar a un camión de turistas en la carretera, suceso que, como efecto mariposa, desatará un caos de proporción mundial.

En ese sentido, además de tratar el tema de la comunicación, Babel será un filme sobre la estupidez humana y la impulsividad. Las tres historias ocurren simultáneamente: un matrimonio estadounidense (Brad Pitt y Cate Blanchet, notables) se encuentran de vacaciones por Marruecos, tensos debido a su problema para comunicarse y saberse escuchar. Las dificultades vendrán cuando la esposa sea herida de un disparo en el hombro, mientras viajan en un autobús en medio del desierto, creyendo que todo es un atentado terrorista. En tanto, sus pequeños hijos son cuidados por su niñera, una inmigrante ilegal mexicana (magnífica Adriana Barraza), quien para no faltar a la boda de su hijo en Tijuana, México, tomará a los niños y se irá junto a su hijo (Gael García Bernal). Por último, en Japón, una chica sordomuda (Rinko Kikuchi), busca desesperadamente alguien que la quiera o, por lo menos, la tome en cuenta y note que existe, mientras su padre tiene problemas para acercarse y comunicarse con ella.

Iñarritu también tiene un giro descomunal en cuanto a estilo se refiere, alejándose del ritmo frenético y crudeza visual de sus anteriores trabajos. En Babel vemos una edición cuidada y elocuente, así como una maestría visual y narrativa para relacionar los tres relatos, uno de ellos (el de Marruecos) desgarrador y trágico. Al final, sobresaldrá la esperanza encima de la tragedia, como en el relato de Japón, con un inteligente manejo del sonido y una gran fotografía de Rodrigo Prieto.

Babel es como tres filmes en uno, un puzzle narrativo bien estructurado. Sin embargo, habrá una intento forzado de ampliar y dificultar más de lo que se debe el problema de la historia en Marruecos. ¿Acaso el tiempo en la pequeña villa, no se pudo haber usado mejor para llevar a la herida en el camión a la ciudad más cercana? Aunque ahí estará el dilema sobre la comunicación humana en la película: las discusiones inútiles entre turistas enfurecidos, el egoísmo, la falta de comunicación para al final ponerse de acuerdo.

++ La película se encuentra disponible en una edición de 2 discos, uno con el filme y el otro con extras, como "Notas en desarrollo", un extenso documental en vídeo con el diario de rodaje del director Alejandro González Iñárritu, menús interactivos, acceso directo a escenas y un libreto de 28 páginas con fotografías del rodaje y notas del director.

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