viernes, 12 de octubre de 2007

EN CARTELERA: THE HEARTBREAK KID * * *

Si hay algo que caracterice al cine de los hermanos Bobby y Peter Farrelly, es su burlona crueldad para con todos, -o casi todos- sus personajes. Desde un pobrediablezco nerd con frenos en There’s Something About Mary (1998), buscando conquistar a una preciosa compañera de preparatoria (Cameron Díaz), pasando por una más amable comicidad hacia la gente obesa en Shallow Hal (2001), hasta una graciosa mirada hacia las dificultades de dos hermanos siameses, para hacer cada uno su vida en Stuck on You (idem). Pero no todo se queda en burlarse sin saña de los marginados sociales. Para los Farrelly, luego de que sus personajes sortean una serie de dificultades y son golpeados más de una vez por la vida, logran salir adelante y triunfar en estas comedias edificantes.

En The Heartbreak Kid (E.U., 2007) hay un pequeño giro en su filmografía, y es que si los Farrelly siempre se han caracterizado por ensañarse con sus personajes masculinos, ahora una bella rubia será el objeto de su macabra mala leche, luego de que descubramos, junto al protagonista, Eddie (Ben Stiller), solterón dueño de una tienda de deportes, de sus múltiples lados obscuros durante su luna de miel. Antes, Eddie atestiguó el matrimonio de su ahora ex novia, luego de años de estar juntos y nunca comprometerse, ante los reproches de su vital padre por haberla dejado ir. En eso, Eddie conocerá a Lila (Malin Akerman), la rubia en cuestión, una investigadora que sueña con irse a trabajar a Suecia (una suerte de versión joven de Cameron Díaz), por la que el tipo caerá rendido y sin conocerse mucho se casarán.

Las dificultades por la impulsiva decisión no se dejarán esperar. En su viaje de luna de miel hacia los Cabos, México, Eddie se dará cuenta que la chica es perversa en la cama, canta hasta por los codos y otras tantas monerías, que al llegar al hotel harán que el tipo se fije en otra chica, Miranda (Michelle Monaghan), miembro de una familia de fanáticos del deporte, con la que buscará pasar unas entretenidas vacaciones, luego de que Lila tenga que pasarla encerrada por una serie de calamidades.

En este nuevo filme, escrito por los mismos Farrelly junto a otros tres guionistas, no habrá algún discapacitado o marginado social dirigiéndose sin saberlo hacia la superación. Sin ser lo mejor de los realizadores ni superar a Mad About Mary, la película no es más que un eficaz entretenimiento, con muchos momentos cómicos y que echa mano (como nunca antes en la filmografía de los hermanos) de gags sexuales y de su acostumbrada vulgaridad, para contar una historia simple y predecible, burlándose de nuevo sin concesiones de la desgracia ajena.

The Heartbreak Kid será también otro perfecto vehículo de lucimiento para Ben Stiller, en el personaje que sabe hacer mejor: el pobre diablo con mala suerte y al que le pasa de todo. Habrá una secuencia muy rescatable, cuando por una serie de circunstancias Eddie acabe convertido en un inmigrante ilegal en su propia tierra, junto a otros mexicanos, demostrándonos que México (ni sus mariachis) son para él. En ese sentido, se mostrarán dos caras de Los Cabos: el bonito, es decir, el hotel donde se hospedan, y el feo, es decir, el de afuera, donde las ratas, los borrachos en la playa y cierto espectáculo con un burro como protagonista, son otra materia cómica en el filme. Dos caras contrastantes del turismo fronterizo, reflejadas en la película.

Precisamente, The Heartbreak Kid es una comedia sobre la aventura del “pobre” estadounidense de vacacionar o turistear en México, junto a la típica comedia masculina y sádica que se ha convertido en la marca de casa de los Farrelly.

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