miércoles, 10 de octubre de 2007

DVD: ARO TOLBUKHIN, EN LA MENTE DEL ASESINO * * * 1/2

Una de las virtudes del cine experimental, radica en su capacidad para jugar con la realidad. Aro Tolbukhin, en la Mente del Asesino (España-México, 2002) se mueve dentro de distintos niveles. Siguiendo una línea episódica en tres tiempos, En la Mente del Asesino es una suerte de documental dramatizado, con un cuadro de actores que encarnan personajes extraídos de sucesos reales. El actor hispano-mexicano Daniel Jiménez Cacho, interpreta al húngaro Aro Tolbukhin, mientras la española Carmen Beato, interpreta a la monja catalana por quien este multiasesino tendrá un interés sentimental, ambos ejecutado magistralmente sus papeles.

Sin caer en excesos dramáticos, los actores dan lugar a una suerte de ejercicio mímico, gestual, muy intrigante, donde únicamente son acompañados por la voz en "off " de la verdadera monja, quien narra en catalán sus experiencias en la Misión del Divino Redentor, en la selva de Guatemala.

Aro Tolbukhin narra estos acontecimientos y experiencias desde la prisión antes de ser ejecutado, revelándose como un ser fascinante y complejo a la vez. Detrás de su facha inmutable y estoica, subyace un hombre lleno de traumas, víctima de un pasado traumático desde sus más inocentes días de la infancia. Tres fueron los directores involucrados en realizar este documental y, por ende, en el filme se notan tres estilos de filmar diferentes, amalgamados extraordinariamente en un sólo trabajo que, sin embargo, termina nublando en buena medida la verdadera personalidad de Tolbukhin. Agustí Villaronga, realizador mallorquín, y los debutantes Isaac P. Racine y Lydia Zimmermann, dirigieron y escribieron este filme, que surge a partir de un antiguo proyecto documental de principios de los 1980's sobre la pena de muerte, llevado a cabo por los británicos Yves Keetman y Lise August, quienes conocieron al verdadero Aro Tobulkin, en sus recorridos indagatorios por la prisión que lo resguardaba. Zimmermann encontró estos materiales y, junto a Villaronga y Racine, fueron construyendo este largometraje.

Los directores armaron un verdadero perfil psicológico de Tolbukhin: quemó vivas a 7 personas de la mencionada misión guatemalteca, para después huir y quemar a 17 mujeres embarazadas, preso de la desesperación y la tristeza, debido al traslado de la monja a otra misión en Norteamérica y, en buena medida, por las atrocidades de las que fue testigo durante su trabajo voluntario en el Divino Redentor. En un principio, vemos a Tolbukhin trabajando en la Misión del Divino Redentor, sumergida en una verdadera miseria. La segunda parte del filme, muestra, a través de una excelente fotografía en blanco y negro, algo contrastada, la narración de la infancia del pequeño Aro Tolbukhin y su adolescencia tormentosa, conformada por una relación incestuosa que sostuvo con su hermana. Todo ello rodeado por un entorno en el que la figura materna está ausente, probable origen de todas las psicosis del protagonista.

Al final, tenemos las únicas palabras pronunciadas por el Tolbukhin falso, (Jiménez Cacho), hablando acerca de la relación con su hermana y los ocultos motivos que tuvo para cometer los asesinatos. Los diversos formatos empleados en este filme (8mm, 16 mm, 35mm), son recursos de los cuales echan mano los realizadores, acentuando distintos niveles de ficción a lo largo del filme, aunque choca un poco la mezcla de tonos en el argumento, que va desde lo novelado en la parte de la niñez y adolescencia de Tolbukhin, al dramatismo crudo en las escenas de la misión -la secuencia de las ejecuciones de los prófugos heridos o la del cadáver del niño expuesto-. Con todo y lo disparejo de la película, la escena real de la ejecución de Tolbukhin al final, nos toma desprevenidos y hace lucir su punto débil, por que nos preguntamos ¿Cuál es la postura de los realizadores respecto a la pena de muerte? Si es que intentaron reflejar alguna.

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