viernes, 26 de junio de 2009

CORALINE * * * * *

En Coraline (2009), Henry Selick vuelve a demostrar que el stop motion sigue vigente, gracias a una moderna y refinada técnica de animación que ha caracterizado su filmografia.


¿Estamos en Coraline ante la obra maestra de Henry Selick? En mi muy personal opinión, diria que sí. Es evidente que en esta magistral y, hay decirlo, muy personal adaptación del libro infantil escrito por Neil Gaiman, parecen estar contenidas todas las ambiciones estéticas del artífice de joyas de la animación, como The Nightmare Before Christmas (1993) y Jim and the Giant Peach (1996), la primera basada en personajes creados por Tim Burton, y la segunda una adaptación del libro infantil de Roald Dahl.

Selick se ha consagrado como un especialista en dirigir historias infantiles surrealistas y pobladas de personajes excéntricos. Coraline es una historia de estas características, realizada con la todavía vigente técnica del stop motion, que en manos de Selick es de un refinado estilo, que ha llegado a niveles técnicos insospechados. En la detallada y minuciosa creación de las marionetas, incluso cada cabello luce real y con movimiento, como es el caso de la Coraline del título, el personaje más complejo de todos en su diseño. De hecho, en ocasiones es difícil pensar que el director se lleve todo el mérito en una obra animada de este tipo, teniendo un gran equipo artístico detrás.

Coraline es una historia de terror infantil, surrealista y gótica en partes iguales, que empieza con la terrible frustración de una niña al sentirse ignorada por sus padres, un par de workaholics que viven sentados frente al ordenador escribiendo y escribiendo. Lo más difícil para Coraline (voz de Dakota Fanning), es que se ha mudado a una casa de más de cien años de antigüedad en medio del bosque, que tiene que compartir con unos excéntricos vecinos, un acróbata ruso, Bobinsky (voz de Ian McShane) que vive en la parte de arriba, propietario de un circo de ratones; y unas hermanas actrices, Spink y Forcible (voces de Jennifer Sounders y Dawn French, respectivamente), adictas a los perros fox terrier (tanto que una vez muertos los disecan) y que viven en la parte de abajo. Su único amigo es un extraño niño de sarcástico nombre, Wyborne (voz de Robert Bailey), personaje que no existe en el libro de Gaiman.

Los ecos a Alice in Wonderland empezarán a sentirse cuando Coraline encuentre una pequeña puerta oculta en su casa que, primero en sus sueños y luego en la realidad, la lleven a vivir una dimensión paralela, donde su papá (voz de John Hodgman) y mamá (voz de Teri Hatcher) son lo que siempre ha querido: cálidos y cariñosos. Un mundo opuesto a su gris y silenciosa realidad, es decir, colorido, con un jardín con la forma de su cara, mucha comida y golosinas. Sólo que existe un detalle que le incomoda: sus padres tienen botones en lugar de ojos, lo que les hace parecer más unos muñecos vivientes que otra cosa.

En su aventura a Coraline le acompaña un gato negro, que servirá como filosófico guía de la niña en su ir y venir de un mundo a otro, a través de un túnel. No nada más la vida de Coraline parece mejor en este universo, sino la de sus vecinos también. El acróbata tiene un extraordinario espectáculo de ratones bailarines, y las actrices un fantástico número musical y acrobático, con un público de numerosos fox terriers aclamándolas.

La obscura y, al mismo tiempo, onírica aventura de Coraline, es una que está entre la realidad y la fantasía; entre una pesadilla de encendidos colores pop, y la real y triste historia de una niña que desearía tener unos “mejores” padres. En su aventura no podría faltar la bruja a la que debe vencer, aquella que ha creado esta realidad que parece gustarle más a Coraline, pero falsa a final de cuentas. La metáfora de los ojos sustituidos por botones, es la más difícil prueba que la niña debe superar, es decir, ver la verdadera esencia de las cosas. “Muy pronto verás las cosas a nuestro modo”, le dicen sus “otros” padres cuando quieran tentarla a cambiarse sus ojos por botones.

Por supuesto, la historia está plagada de escenas tan perturbadoras, como los fantasmas de los niños con una trágica historia detrás, que parecería estar lejos de ser adecuada para niños. Pero por lo que he escuchado, la película ha gustado a los pequeños, a pesar de la complejidad de su historia. Siempre se tiende a subestimar a los niños, y el mensaje de la película está precisamente dirigido a ellos. Aunque, pensándolo bien, hay una que otra lección que los padres pueden sacar de esta extraordinaria película, la cual sería una verdadera injusticia que fuera ignorada en la próxima entrega de los Oscares. Por cierto, si quiere disfrutar de una pequeña pero notable animación, espere a que termine el roll de créditos finales.

++ Lo mejor: Coraline, una niña simpática, inteligente y valiente, cuyo modelo sorprende por su impresionante diseño visual.
++ Lo peor: que se tenga la absurda creencia que nada más puede disfrutarse en 3D y que los niños se asustarán al verla. Los niños ven peores cosas en la televisión hoy en día.

-Adecuada para: admiradores del moderno stop motion y de las obras animadas de Henry Selick.
-Inadecuada para: quienes crean que el stop motion es cosa del pasado.

1 comentario:

Mijel MX dijo...

Precisamente en la escena de los niños fantasmas que preguntan es cuando me vi obligado que detener la película, mi hijo de 5 años se asusto mucho.

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