lunes, 10 de diciembre de 2007

DVD: LE PLACARD * * * 1/2

En El Clóset (Le Placard, Francia, 2001), del director Francis Veber, tenemos una premisa sobre los riesgos laborales relacionado con las orientaciones sexuales. En esta ingeniosa y muy disfrutable comedia, el típico Francois Pignon (Daniel Auteil,) de todas las comedias de Veber, contador de una empresa fabricante de preservativos, de la noche a la mañana se entera que será despedido. A pesar de sus grandes esfuerzos, Pignon no logra ganarse la simpatía de sus compañeros de trabajo. Por si fuera poco, su esposa lo dejó y su único hijo no le hace el más mínimo caso.

Una noche, a Pignon le pasará por la cabeza poner fin a sus días, hasta que conozca a su vecino nuevo (Michel Aumont), psicólogo empresarial retirado y que, al enterarse de las desgracias de Pignon, le aconseja poner en práctica una estrategia fuera de lo común: fingir ser homosexual ante sus jefes, para evitar ser despedido. Félix (un gordazo Gérard Depardieu), uno de los ejecutivos, "macho” hasta la médula, tratará de ganarse la simpatía de Pignon, debido a que su machismo homofóbico ha puesto en riesgo su trabajo en la empresa. Lo que seguirá después serán una serie de enredos y situaciones cómicas, las cuales, aunque riesgosas, beneficiarán personalmente a Pignon.

El Clóset, escrita por el mismo Francis Veber, refleja en tono de comedia los problemas sobre la invasión a la privacidad, los prejuicios morales y sexuales; las injusticias laborales debido a las preferencias sexuales. En ese sentido, el diseño de arte a cargo de Hugues Tissandier, tiene aspectos interesantes: las claras referencias al color azul, dominante en las instalaciones de la empresa (una fábrica de condones), como referencia la masculinidad, tener vidrios como paredes en todas las oficinas, ilustrando así el rompimiento de la privacidad.

Gérard Depardieu, como siempre, está excelente, aunque la mancuerna actoral que forma con Auteuil no llega a soldar del todo; no brillan juntos como deberían, justo cuando el filme se quiere transformar en una buddy-movie, en el giro que tiene el personaje de Santini.

El tono de crítica de El Clóset, en resumidas cuentas, habla también de cómo se vive en un estado de hipocresía en el trabajo, queriendo perjudicar al de a lado, con chismes o lo que sea. La película irónicamente lo representa en esas clásicas fotografías de grupo, que se toman al principio y al final de la misma, con todos los empleados muy “sonrientes” y "contentos" de trabajar juntos. Será que la película enseña que las apariencias engañan.

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