jueves, 12 de octubre de 2017

BLADE RUNNER 2049 * * * *

Ryan Gosling .


¿Y entonces Rick Deckard es o no un "replicante"? Quizás la respuesta se encuentre finalmente en Blade Runner 2049, secuela tardía de la icónica Blade Runner (1982, basada ligeramente en la novela de Philip K. Dick "Do Androids Dream of Electric Sheep?"), dirigida por Ridley Scott. Esta segunda parte no está a la altura de la original Blade Runner (uno de los mayores logros en la filmografía de Scott). Sin embargo, es un loable y magnífico intento de retomar lo que el filme de Scott cimentó en los 1980, una película de culto, y que marcó el inicio de un género: el tech-noir. Su imaginería futurista ha sido la influencia de muchos cineastas. Y aunque hay instantes en la nueva película, dirigida por Denis Villeneuve (Incendies, Sicario, Arrival) en que hay homenajes inevitables a la primera Blade Runner (ese letrero de Atari en la calle, por ejemplo, o iniciar con el plano de un enorme ojo), el realizador francocanadiense consigue hacer una película muy personal (Ridley Scott únicamente produjo), así como plasmar su propia visión. Consigue además una película de ciencia ficción que dentro de sus 2 horas y media de duración, se siente más dentro de la línea del cine de arte y autor, que dentro del mainstream hollywoodense. Es cierto, el filme original era más redondo, en donde acción y espectacularidad (innovadores e impresionantes efectos especiales "prácticos"), al igual que una genial y alucinante banda sonora compuesta por Vangelis, se combinaban perfectamente con una inteligente, visionaria y también -por qué no- artística película. 2049 está ambientada 30 años después de los eventos del primer filme. La corporación Tyrell se ha ido a la bancarrota, tomando su lugar un nuevo gigante corporativo, Wallace Co.

Un joven Blade Runner, K (Ryan Gosling, con esa templanza e inexpresividad que siempre maneja a su favor), un replicante en cacería por eliminar a los últimos replicantes "serie 8", desenterrará la evidencia que lo puede llevar a encontrar a Rick Deckard (Harrison Ford), de quien no se ha tenido pista alguna en años. K vive con sus propios demonios (recuerdos de su "niñez" lo inquietan), y llena sus horas de soledad en casa con una chica virtual, un holograma que funciona como ama de casa, amiga, y confidente (Ana de Armas). La historia es una muy básica trama policiaca estilo film noir, y los obstáculos para K comienzan cuando su jefa (Robin Wright) le aconseje olvidar su investigación sobre Deckard. El diseño de producción es fantástico, (minimalista como en Arrival), y en conjunto con la dirección fotográfica de Roger Deakins, es el aspecto del filme con más puntos a su favor. Mientras, la banda sonora compuesta por Hans Zimmer, evoca la música de Vangelis con mucha similitud. Con algunos problemas de ritmo al inicio, cociendo las cosas un poco a fuego lento, a la trama le lleva algo de tiempo realmente despegar (una media hora menos de duración le hubiera caído mejor al filme). Sin embargo, la secuela de Blade Runner cumple -aunque con reservas- al ser un magnífico, aunque no extraordinario, filme de ciencia ficción. Tal vez se siente algo estático, pero la película tiene ideas y algo qué decir. Nuestro protagonista es otro ejemplo de ese personaje mitad humano-mitad máquina en busca de su propia identidad, de su origen, y del sentido de su vida, tal vez demasiado vacía y artificial. Desafortunadamente, el regreso de Harrison Ford al "bladerunniverso" no tiene el mismo peso que tuvo su regreso a Star Wars, por ejemplo (apenas y ocupa un tercio del filme). Jared Leto, como el invidente fabricante de robots, tampoco tiene una participación muy lucidora. Vamos, no tenemos presencias memorables como un Rutger Hauer, o una Daryl Hannah con look cyberpunk, como en el primer filme ¿El minimalisimo visual de Villeneuve dejará huella con el tiempo? Probablemente. De lo que no hay duda, es que sus imágenes se quedan en tu mente, y te dejan con ganas de regresar al cine y verlas de nuevo.

2 comentarios:

Joel Meza dijo...

Justamente mis impresiones, estimado Álex. Conforme se iba descubriendo la historia, me fui desencantando de ello pero el trabajo de Deakins en todo momento me dejó con la boca abierta y es lo que me salvó la sentada de casi tres horas. Igualmente, quiero regresar a verla pero... tres horas... de mi fin de semana lleno de tareas y otras películas por ver.

Alex dijo...

No hay trabajo de Roger Deakins que no me guste. Y muchos dicen que ya se le tiene que dar el Oscar. Tal vez se lo den por su trabajo en Blade Runner. Esperemos que sí. ¡Un saludo Joel, gracias!

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