jueves, 30 de enero de 2020

1917


EN TIERRA DE NADIE  George Mackay en misión especial
Podrá sonar fácil hacer una película en una sola toma, algo que para cualquier director es pan comido. 1917, es el filme de Sam Mendes sobre la Primera Guerra Mundial, y además, una carta de amor a su abuelo (a quien dedica el filme), quien fuera un soldado durante aquel conflicto bélico y testigo de los hechos reflejados aquí. La película está filmada en una sola toma, o al menos esa es la ilusión conseguida. Lo que hizo realmente Sam Mendes, fue filmar varias secuencias, y luego, gracias a la magia de la tecnología digital durante postproducción, unirlas todas en un todo coherente. El resultado es impresionante.
Algo que también es cierto, es que Mendes consigue trasmitir la sensación de una narración en tiempo real, así como el de crear una sensación de cercanía e intimidad con sus personajes principales. Dos jóvenes soldados del ejército británico, Blake (Dean-Charles Chapman, de Game of Thrones) y Schofield (George Mackay), han sido asignados para una importante misión: entregar una carta a un general de alto rango, para detener un combate contra los alemanes.
Es una misión a contrarreloj, ya que ambos deben entregar la carta antes del amanecer. "Acepté la misión, y te escogí por que pensé que iba a ser algo fácil", le dice en alguna escena Blake a un aterrado Schofield. Flaco favor le hizo. Ambos enfrentarán los horrores de la guerra, y se jugarán el pellejo para cumplir con su deber. 1917 es la clásica historia de guerra sobre el valor y el coraje como principales armas para sobrevivir; de dos personajes que, imbuidos por un sentido heroico, aceptan involucrarse en una aventura peligrosa, en donde enfrentan peligros y obstáculos, al igual que tener que pelear con el enemigo (soldados alemanes apareciendo aquí y allá). De estar en un idílico paisaje en el campo, cubierto de flores, los dos soldados pasarán, en un abrir y cerrar de ojos, a un escenario infernal y dantesco, con cadáveres, ratas, trincheras abandonadas por los alemanes, etc.
Hay instantes crudos en la película, sin necesidad de ser una película sangrienta y con altas dosis de violencia. Ya hemos visto antes películas de largas tomas, como el Arca Rusa (otra película filmada en una sola toma), Goodfellas, de Scorsese, Birdman, de Iñárritu, etc., pero no tengo memoria de un filme de guerra como 1917, en donde el propósito sea ponerte realmente en medio de la acción. Prácticamente, estamos junto a los personajes, casi vivimos y sentimos lo que están experimentando, como en esas secuencias laberínticas en las que Blake y Schofield recorren interminables trincheras lodosas, esquivando soldados, hasta entrar al cuartel semi obscuro con el general que está a punto de darles sus instrucciones (Colin Firth, en una pequeña participación). Es una experiencia para vivirse en pantalla grande, claustrofóbica en ocasiones, sofocante en otras.
Sam Mendes no lo hizo sólo. El otro maestro detrás de la cámara fue Roger Deakins, director de fotografía (un fuerte competidor para llevarse el Oscar dentro de poco). Un trabajo que involucró largos ensayos, planeación exhaustiva (hubo un guión alterno al literario, formado únicamente de mapas con indicaciones sobre posiciones de cámara y actores), así como la creación de cámaras especiales para escenas específicas.
Al llegar a la mitad, tal vez 1917 termina convirtiéndose en algo parecido a un "Salvar al Soldado Ryan", incluyendo pequeñas participaciones no sólo de Colin Firth, sino también de Benedict Cumberbatch, Mark Strong, y Richard Madden. En ese sentido, su historia será sencilla y no muy original, pero 1917 termina siendo un espectáculo digno de ser visto, además de emocional y conmovedor al final. Una película que, en resumen, es un verdadero prodigio técnico y experimental, orquestado con precisión matemática -y mucha paciencia- por Mendes y Deakins.
⭐️⭐️⭐️⭐️

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