miércoles, 15 de enero de 2020

PARASITE


Kang-ho Song en Parasite.
Si Okja (2017), anterior filme del director surcoreano Bong Joon Ho, no me convenció del todo, a pesar de su conmovedora y sensible premisa ambientalista, Parasite, su más reciente filme, funciona como una máquina de reloj suizo, a la que no se le siente un engranaje flojo. Bong Joon Ho ha conseguido un filme sorprendente, inteligente, y con un sutil humor negro.
La familia Kim vive en un barrio de extrema pobreza en Seúl, en un departamento subterráneo. Todo lo que ven desde la única ventana que tienen, a nivel de suelo, es un callejón lleno de basura, y un tipo que tiene la costumbre de orinar justo enfrente. Los Kim viven al día armando cajas de pizza, y si necesitan conexión wifi gratis, sólo tienen que colocarse en el lugar adecuado de su departamento, para captar alguna señal disponible de sus vecinos.
La precaria situación de la familia pronto verá su fin, cuando a su hijo, Ki-woo (Woo-sik Choi) se le ocurra un plan que no puede fallar: ir a pedir trabajo, por recomendación de un amigo, como maestro de inglés privado de una adolescente (Ji-so Jung), hija de un renombrado arquitecto, Park Dong-ik (Sun-kyun Lee), quien vive, con el resto de su familia, en una gran residencia diseñada por él.
¿Necesitará Ki-woo certificaciones? No hay problema, ya que su hermana, Ki-Jung (So-dam Park) se encargará de hacerle un diploma falso de la mejor universidad en la computadora. "No importa, tengo pensado ir a esta universidad en el futuro. Sólo estoy adelantando los trámites", le dice el chico cínicamente a su papá, Ki-taek (Kang-ho Song, de The Host y Snowpiercer, otros filmes muy buenos de Bong Joon), un chofer desempleado. No arruinaré la película revelando más detalles. Tan sólo diré que, una vez que Ki-woo consiga el trabajo de maestro, contratado por la mamá (Yeo-jeong Jo), aquel se encargará de ir construyendo y armando el plan hábilmente, consiguiendo luego su hermana trabajo como maestra de arte del hijo menor; el papá como chofer, y finalmente, su esposa, Chung-sook (Hye-jin Jang), se acomodará muy bien como ama de llaves en la casa. Apenas la cosa comienza. Lo extraordinario del guión, es ver cómo lo irán haciendo; descubrir cómo con simples medios, malicia, y pocos escrúpulos, todos y cada uno de los Kim terminan siendo empleados de confianza del señor Park, y casi miembros de la familia.
La manera como todo está tramado es brillante. Aunque la historia suena a una comedia de situaciones y enredos, nada está más lejos de ser así. Aunque hay algunos diálogos que dan lugar a risas y cierto humor, la película es un aterrador e inquietante retrato de las dos contrastantes caras de Corea del Sur actualmente: aquella de los que habitan en la pobreza de los barrios bajos, y la de la clase alta acomodada. El excelente guión (escrito por el mismo Bong Joon), muestra cómo esta misma clase alta se verá superada en habilidad, inteligencia, y malicia, por la más pobre familia Kim, ofreciendo con ello una dura crítica social, en donde ninguno de los dos lados (no, ni siquiera el de la familia pobre) saldrá bien librado.
Pero es en la segunda mitad, justo después de un giro crucial y sorpresivo en la trama, cuando el verdadero y autentico Bong Joon sale a relucir, dejándote boquiabierto. Es cuando Parasite se convierte en un relato de horror social escalofriante. Más adelante quizás tienda a inclinarse a lo inverosímil, pero es un pequeño desliz que se le puede perdonar al realizador, ya que al final nos entrega una de esas raras películas que son perfectas --- o que casi alcanzan la perfección, y que brillan como el oro.
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

No hay comentarios:

Vistas de página en total