jueves, 11 de diciembre de 2008

STRANGERS ON A TRAIN * * * *



Una de las películas del maestro Hitchcock más populares, cosa que no deja de lado lo inquietante que llega a ser su idea argumental, extraída de la novela homónima de la gran novelista Patricia Highsmith. La novela es adaptada por otro maestro del suspenso y el film noir, el guionista Raymond Chandler. Strangers on a Train fue retomada por Danny DeVito en su comedia “Throw Momma from the Train (1987), lograda, divertida y, lo mejor, es que en ningún momento pretendió ridiculizar la obra de Hitchcock.

En Strangers on a Train (1951), Hitch logra fusionar una trama intrigante, hecha con el más puro estilo de Hollywood en el momento (producida por la Warner, en convenio con la MGM, para que uno de sus protagónicos pudiera aparecer en el filme) agregando un toque romántico. Un accidental roce de pies (parte del cuerpo en la que Hitch tendrá mucha fijación desde el inicio) entre Guy Haines (Farley Granger), popular tenista y socialité, y un parlanchín sujeto, Bruno Anthony (genial Robert Walker), gran admirador del tenista, durante un viaje en tren.

A partir de ese momento, Bruno se convertirá en la “sombra” de Guy, al proponerle una especie de pacto: Bruno asesinará a la esposa de Guy (interpretada por Kasey Rogers), al saber lo molesto que le está resultando su proceso de divorcio, y a cambio, Guy debe prometer asesinar al padre de Bruno. Por supuesto, Guy pensará que todo es un juego tramado por la mente inquieta de Bruno, hasta que todo se convierte en una siniestra realidad.

Hitch refleja sin descanso el sufrimiento de Guy, hostigado por un lunático Bruno, el personaje más interesante. Bruno tiene pinta de buen chico, pertenece a una familia adinerada; logra ganarse la simpatía de la madre de Guy (Marion Lorne) y tiene un claro complejo de Edipo. Su máxima demostración, es cuando Bruno observa una horrenda pintura hecha por su madre, donde parece ver el retrato de su padre mientras ríe malévolamente, como esperando su próximo final.

Guy tiene una nueva relación con Anne (la bella Ruth Roman), hija de un educado senador (Leo G. Carroll) y esta tiene una hermana muy hábil, a pesar de su apariencia (interpretada por Patricia Hitchcock, hija de Hitch), aficionada a las novelas policiacas, algo que ayudará a Guy a liberarse de esta pesadilla.

De lo rescatable del filme es, además de la acostumbrada mano artesanal de Hitch, sus efectos especiales, vistos, por ejemplo, en el asesinato en la “isla del amor”, que vemos reflejado en las micas de unas gafas tiradas en el suelo; la secuencia final en el carrusel que se sale de su eje (siempre me he preguntado cómo le habrá ido al anciano que valientemente desactiva el juego), además de ilustrar las patologías psicológicas comunes en los filmes de Hitch (el complejo de Edipo, los fantasmales recuerdos que atormentan a Bruno y su delirante dependencia patológica).

Para aquellos que no hayan descubierto el clásico cameo de Hitch, es aquel gordito que al inicio sube a un tren, cargando trabajosamente un celo o contrabajo.

3 comentarios:

Joel Meza dijo...

Desde que la ví, no puedo ver (o subir, ahora con mis hijos, a un carrusel sin imaginar que acelera increíblemente y salimos volando en todas direcciones. Gran final.
Fíjate Alex que no recuerdo mucho de Throw momma from the train, excepto el pacto que hacen Crystal y DeVito y que la madre era odiosa. Debo verla de nuevo para ver las similitudes.

Deric dijo...

Una gran película, sin duda, pero es que se unieron tres nombres de peso:
Hitchcock, Chandler i Highsmith.

Alex dijo...

Creo que lo más memorable de Throw Momma from the Train es precisamente la madre, Anne Ramsey (ya fallecida, la última vez que la ví fue en un episodio de ALF), verdaderamente graciosa y de pesadilla jajaja.
Cuando pueda la revisaré yo también, es de lo más logrado de De Vito.

Ya supéralo Joel, qué harás cuando tus hijos te demanden subir al carrusel??, jajaja

Así es Deric, son tres de los pesos pesados en cuanto a suspenso se refiere. Es como la conjunción de tres planetas para lograr un milagro, podríamos decir.

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