lunes, 30 de junio de 2008

THE ADDICTION * * 1/2

Como inspirado por las novelas de vampiros de Anne Rice, el realizador Abel Ferrara se aboca en The Addiction (1995) a plasmar su personalísima visión sobre el mito del vampiro, en una original y cuidada puesta en imágenes, aunque fallida en cuanto a su dirección de actores y la inseguridad que demuestra en el desarrollo de varias escenas. Dentro de una trama protagonizada casi en su totalidad por vampiros, el resultado incluso llega a mover al humor involuntario.

Además, la película goza de una buena fotografía, que roza un estilo expresionista y del film-noir, para desarrollar un análisis sobre las adicciones tomando como base un escueto argumento de vampiros, que arranca de manera atractiva con el sádico ataque que sufre una estudiante de filosofía (Lili Taylor), en alguna calle solitaria de Nueva York, por parte de una atractiva mujer vampiro (Anabella Sciorra), quedando convertida en una más de su especie.

El guión de Ken Kelsch (también responsable de la fotografía) y Nicholas St. John (guionista de otros filmes de Ferrara, como The Funeral), propone hacer un reflejo del desgaste físico y mental que Lili va experimentando. La chica empieza a sentirse enferma, a vomitar sangre, a sentir fiebres y dolores terribles, como si fuera víctima de una sobredosis de drogas o estuviera intoxicada, para luego empezar a comportarse como un vampiro en toda la extensión de la palabra.

El resultado es una dispareja película, que pretende internarse en paralelo por el estudio de la drogadicción y la maldad humana (intercala imágenes crudas sobre los campos de concentración nazi), sin que la película profundice en alguno. El centro de la película terminará siendo esa “adicción” incontrolable de Lili por la sangre, lo que llevará a uno de los momentos interesantes del filme: una pequeña y extraña escena, con mucha vitalidad, en la que Christopher Walken (actor fetiche de Ferrara), interpretando a una especie de vampiro místico, enseñara a la chica cómo controlar sus impulsos por beber sangre.

Lejos de ser un buen filme de vampiros, lo rescatable del trabajo de Ferrara es su intención de darle un giro a este subgénero de películas, tanto estética como temáticamente, en especial en esa escena de antología del festín que se dan los vampiros con maestros, padres de familia y algunos compañeros de la universidad. Su tratamiento, visual y argumental, del tema de la maldad, va teniendo una comparación con la decadencia que va experimentando Lili. Ferrara y sus guionistas, incluso, intentan comparar estos elementos sanguinolentos y vampíricos con enfermedades mortales de la sangre, como el SIDA.

++ Disponible en DVD, sin algún extra.

2 comentarios:

adayin dijo...

No si el vampirismo de para tomarse muy en serio. Leyendo La Historiadora (que no he terminado aun) me doy cuenta que hay mucha información historica acerca del vampirismo y Vlad Tepes.

Y es en exceso interesante, sin embargo luego parece demasiado pulcro. Yo creo que por encima de lo profundo, de lo cruel, de la reflexion de la vida eterna y el precio que hay que pagar, el vampiro es fundamentalmente divertido, inspirador y un producto más de la imaginación.

No he visto esta cinta, pero Ferrara me gusta como cineasta. Y cuando menos, mencionas, que trata de dar un contexto diferente al usual tratandose de vampiros

Alex dijo...

Bueno, sobre el mito del vampiro creo que al final todo depende del autor que se apropia del mismo para escribir su novela, escribir su guión o dirigir su película. De ahí, pueden salir cosas interesantísimas, unas lamentables, como algunos filmes serie B de los 1950-1960 (hay unos de la Hammer que son grandes churros), y otras reelaboraciones magistrales, como la que hizo Coppola de la novela original. Hasta divertidas como dices Ad, como la Danza de los Vampiros, de Polanski.

Vale la pena que le eches un vistazo cuando puedas a esta peli de Ferrara, Ad.
Saludos!

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