lunes, 27 de agosto de 2007

CINESPAÑA: PRINCESAS * * * *

A lo largo de su filmografía (una de las más coherentes de la cinematografía española moderna), Fernando León de Aranoa (Madrid 1968) se ha mantenido fiel a la temática social de su cine, así como una crítica directa al gobierno y la política. El lugar donde gusta ambientar sus historias es Madrid, su ciudad natal, en la que sabe moverse por sus rincones marginales, demostrando lo bien que conoce la capital española y sus alrededores. Aranoa plasma en sus filmes parte de su propia experiencia, y si algo ha sido evidente en sus películas, es la sensibilidad que tiene para abordar los temas que plasma, así como aprovechar al máximo las locaciones para ambientar sus tramas. En resumen, dotes que sabe amalgamar para que sus filmes exuden un impresionante realismo.

Recientemente, León de Aranoa ofreció seminarios en el Centro Cultural de España de México, con motivo de la presentación de su documental Caminantes (2001), que trataba la marcha que los zapatistas hicieron desde Chiapas hasta la Ciudad de México, para manifestarse a favor de los acuerdos de San Andrés, tema internacional que no escapó a los ojos y atención del director madrileño. Además, ofreció cursos sobre guionismo en D.F., materia en la que ha tenido una actividad más amplia.

Con apenas 4 largometrajes, Fernando León de Aranoa tuvo en Barrio (1998) el que es hasta ahora su mejor trabajo, ambientado en los suburbios de Madrid, y que contaba la historia de un grupo de amigos adolescentes, Rai, Javi y Manu, con muchos problemas familiares encima, la vagancia como “actividad” principal y el nihilismo envolviendo sus vidas, intentando mostrar cómo las problemáticas juveniles provienen de un entorno familiar conflictivo. Como podía verse en Javi (Timmy Benito), personaje principal, y la mala relación que lleva con su padre (Enrique Villén, actor fetiche de León de Aranoa), hasta la tragedia que cerrará un filme crudo por ver una juventud en decadencia, de diálogos fuertes, al igual que la personalidad de estos jóvenes.

El penúltimo filme de Aranoa, Los Lunes al Sol (2002) -éxito internacional por los premios que ganó-, entre ellos varios Goya e incluso un Ariel de Plata en México, gracias en especial a su estrella, Javier Bardem, que se robaba la película con una lograda caracterización como Santa, un desempleado junto a otros tres amigos igual en paro, tratando de una manera sensible, pero también entretenida, la problemática del desempleo en España.

“Existes porque alguien más piensa en ti y no al revés” dirá en uno de los instantes cruciales de Princesas (España, 2005) su protagonista principal, Cayetana (magnífica Candela Peña), el más reciente filme de Fernando León de Aranoa. Ambientada nuevamente en Madrid, Aranoa intenta en la película sumergirse en el mundo de la prostitución, a través de la triste pero inocente mirada de su par de protagonistas femeninas, una de ellas una inmigrante ilegal, proveniente de República Dominicana.

En buena medida, Princesas es uno de los filmes más arriesgados de Aranoa hasta el momento, no nada más por tratar el tema de la prostitución con el mayor de los cuidados (desde el punto de vista estético, incluso), sino también por la fuerte crítica -nada extraño en el cineasta- hacia el gobierno y sus funcionarios, esto cubierto de un velo humorístico en la forma de un grupo de prostitutas españolas, que día a día se reúnen en una peluquería a observar de lejos cómo sus colegas inmigrantes les quitan el trabajo.

Zulema (Micaela Nevárez), la prostituta inmigrante en cuestión, es la vecina de Cayetana, que sin muchos problemas logran conocerse y hacerse amigas, para compartir a lo largo de la cinta sus desdichadas y amargas vidas. La primera sin papeles, sufriendo los chantajes y abusos de un funcionario de gobierno, que le ha prometido conseguir documentos a cambio de sexo, ocultandole a su familia en América cómo sobrevive en España, y con un hijo pequeño esperándola en la isla. Mientras, “Caye” tiene que llevar una doble vida: la familiar, ocultando a su madre y hermanos su verdadero trabajo de prostituta, sobreviviendo apenas con unos cuantos euros que saca de los ocasionales trabajos que consigue, mientras sueña con algún día operarse los senos para conseguir más clientes.

Princesas es la combinación de dos temas, la prostitución y el problema de la inmigración ilegal, en un trabajo en el que Aranoa incluso juega con el estilo documental, filmando a verdaderas prostitutas trabajando en las calles, dejando entrever su notable capacidad para conseguir ambientes, mantener su acostumbrado realismo, no nada más por las locaciones, sino por las estupendas actuaciones de todo el reparto.

La cinta es un reflejo quizás algo idealizado de las prostitutas, pero en lo que acierta es en su retrato de ellas como seres con sentimientos, sufrimientos y sueños, que aspiran a vivir un cuento de hadas inalcanzable –como alude el título-, a una vida normal que parece más bien una ilusión.

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