domingo, 26 de enero de 2025
THAT CHRISTMAS
sábado, 25 de enero de 2025
EMILIA PÉREZ
lunes, 9 de diciembre de 2024
BEETLEJUICE BEETLEJUICE
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MEJOR NO DIGAS SU NOMBRE. Winona Ryder y Michael Keaton. |
Parecía que no vería la luz, o que era un rumor el que estuviera en producción, pero en septiembre pasado por fín Beetlejuice Beetlejuice, secuela tardía de uno de los clásicos de Tim Burton de 1988, tuvo su estreno. Al haberla visto en cine siendo un preadolescente, no podía perderme la segunda parte en pantalla grande. No se preocupen, durante esta reseña trataré de no decir su nombre tres veces seguidas, por peligro de invocar al fantasma que da título al filme. Estar sentado frente a la pantalla, y ver de nuevo reunidos a todos los personajes, fue para mí la experiencia más nostálgica del año. Bueno, más bien el ver a casi todos los personajes, ya que, desfortunadamente, la experiencia no fue del todo completa debido a grandes ausencias.
Nuevamente tenemos a Winona Ryder (¿Tendría caso hacer el filme sin ella?) como Lydia Deetz, y a Catherine O'Hara como Delia, su madrastra; ah, y por supuesto, a Michael Keaton como Beetlejuice (otro actor necesario para que esta secuela tuviera sentido). No importa cuanto maquillaje tenga Keaton encima, ya que las arrugas, pliegues en la frente, y patas de gallo se le notan y mucho. Bueno, han sido más de 30 años desde que interpretó al personaje. Pero ¿qué importa? Keaton volvió a interpretar a Batman (otro icónico personaje que interpretó bajo la dirección de Burton por aquellas épocas también) en la reciente Flash, y lo hizo bastante bien.
Keaton lo consigue. Maquillaje y peluca hacen también magia para darnos un Beetlejuice "reloaded". Las ausencias que pesan -quizás demasiado- son el no tener de vuelta a actores que le dieron identidad también al filme original, como Jeffrey Jones, quien interpretó al padre de familia súper positivo y observador de aves ¿La razón de su ausencia? Problemas legales que tuvo en 2002, al declararse culpable por un cargo de pedofilia debido a unas fotografias sexualmente explícitas que le tomó a un menor de edad. Y ya que estamos en temas legales, es posible que Alec Baldwin (quien junto a Geena Davis interpretó a la pareja fantasmagórica de recién casados) tampoco aparece en la película debido a los problemas legales que tuvo al causar accidentalmente la muerte de una directora de fotografía durante la filmación de un western.
Tampoco tenemos el regreso de uno que otro personaje secundario, como Glenn Shadix, quien interpretó al regordete hermano de Delia, o de Sylvia Sidney, quien interpretó a la fumadora Juno, la guía que orienta a Barbara y Adam (Davis y Baldwin) en el más allá, y que les previene de recurrir a...., bueno, ya saben quién.
Burton decidió resolver la ausencia de Jeffrey Jones de la forma más creativa posible: matar al personaje. ¿Dónde está lo creativo? En contarnos cómo pasó, en la forma de una increíble animación en stop-motion cargada de humor negro, que el director incerta justo en el primer acto. Pero ahí no acaba todo, ya que el personaje seguirá presente durante buena parte de la historia de una u otra forma. Aunque no será nada bonito ver cómo lo trata Burton, usando situaciones que pueden verse como travesuras crueles de Burton para su antiguo colaborador (Jones también apareció en Ed Wood y Sleepy Hollow.)
Lo impresionante de esta secuela, es que a 36 años del estreno del filme original, Keaton repite el papel con la misma energia explosiva, transformándose y haciéndose irreconocible. Es el mismo fantasma gritón de voz aguardientosa y rasposa, que odia a los vivos y es un especialista en asustarlos y deshacerse de ellos. Como una especie de extra, tenemos aquí, en la forma de un minirelato, algo que puede calificarse como "la historia jamás contada de Beetlejuice", una graciosa secuencia en blanco y negro, narrada por el mismo Beetlejuice en italiano. Al ver ésto, es como si Burton tuviera todavía una cosquilla difícil de calmar desde que dirigió Ed Wood, ya que esta secuencia parece casi pensada para este filme.
En dicha mini historia se revela la existencia de su amor perdido, Delores (Monica Belluci, interpretando un personaje que dice apenas unas pocas y muy cortas lineas en la película), que estará de regreso como un espíritu demoniaco buscando venganza pasional, mientras absorbe energía de los espíritus con los que se va topando.
El filme vuelve a ser musicalizado por Danny Elfman, reorquestrando el tema musical con una secuencia de créditos que homenajea a la original, con la cámara sobrevolando de la misma manera el pueblito (la casa de los Deetz es, de hecho, una replica de la original). Y el viaje nostálgico al pasado empieza. Lydia no estará de regreso al pueblo completamente sola, sino con una hija, Astrid (Jenna Ortega, a quien ya pudimos ver en la serie Wednesday, en Netflix, producida por Burton).
En el pueblito el tiempo parece no haber pasado en todo este tiempo. Todo sigue ahí: la vieja casona, el puente donde cierta tragedia ocurrió, y claro, la maqueta. Lydia y Astrid se llevan fatal, esta última cree que su mamá es un fraude y que no tiene el don de ver espíritus. No ayuda mucho el que Lydia tenga un programa de televisión de baja categoria, en donde entrevista gente que vive en casas embrujadas.
Willem Dafoe es una de las caras nuevas, quien interpreta al fantasma de un otrora doble de cine, y que ahora en el más allá se dedica a trabajar como detective privado con medio cerebro expuesto, y que se encuentra investigando el caso de Delores. También está Justin Theroux, quien interpreta a la pareja de Lydia, quienes sostienen un romance seco, apagado, y con nula química.
Es cierto que la sorpresa de ver a Beetlejuice no es tanta como verlo por primera vez en el cine en 1988. Lo sorprendente para mí fue ver lo bien que Burton consigue resucitar (en más de un sentido) al personaje, aunque tal vez no exactamente haciendo lo que más disfruta: asustar. Ahora tiene su propio negocio, y tiene a su cargo a muchos de esos personajes altos de cabeza pequeña. La "Guía para los Difuntos Recientes" no podía faltar, sólo que aquí tiene un papel todavía más decisivo en la historia.
Burton no ha tenido temor de llevar la nueva película a terrenos algo más gráficamente violentos, haciéndola más obscura, y algo más sangrienta. Pero también es verdad que Burton recurre a viejos trucos que funcionaron en el primer filme, como poner a Beetlejuice de espaldas mientras asusta a quien tenga enfrente, haciendo una cara, con seguridad terrorífica y asquerosa, con patas de ranas saliendo de la cara. La duda sigue en saber cómo es dicha cara, además de que aquí no lo vemos comer una sola cucaracha.
¿Burton corre el peligro de repetirse a sí mismo? No exactamente, ya que si bien nos da uno que otro de esos destellos de nostalgia cinéfila en la película, en general esta secuela se siente fresca, con el claro interés del director de hacer que personajes y trama avancen, que nos importen nuevamente. No será la enorme sorpresa cargada de un humor negro original y loco como lo fue la primera película, y ahora la casa ya no es tanto un personaje más; el objeto en disputa entre un matrimonio tranquilo y tradicional, y una familia excéntrica. Ahora es básicamente la historia de una madre buscando acercarse a su hija, mientras esta última, a su vez, trata de saber quién fue realmente su papá y qué fue de él; si vive o ha fallecido.
La nueva escena musical no se caracteriza mucho por ser sencilla y graciosa como lo fue la original, con el baile en el comedor al ritmo de Day-O, cantada por Harry Belafonte, y con camarones agarrando las caras de los comensales. La de ahora es divertida, aunque todo lo opuesto a ser sencilla, siendo más grande, elaborada, con más acción y efectos especiales, moviéndose al ritmo de Richard Marx y Right Here Waiting.
Como fan, Beetlejuice Beetlejuice me ofreció, no nada más ver de nuevo a Winona Ryder en pantalla grande, igualmente en todo su elemento reinterpretando uno de los papeles que marcaron su carrera, sino también para comprobar la gran confianza y vitalidad con la que Burton retoma todo desde donde se quedó. Me ha dejado con la gran interrogante: ¿Si hay una tercera película se llamará "El Hijo de Beetlejuice"?
A la renta y en Max desde el 6 de diciembre.
martes, 8 de octubre de 2024
ANATOMY OF A FALL
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Sandra Hüller |
martes, 10 de septiembre de 2024
UNFROSTED
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LA GUERRA DEL CEREAL Melissa McCarthy |
Me gusta el título original, pero también se pudo haber llamado "La Historia de Pop Tarts según Seinfeld". Este último título es el que mejor define esta parodia sobre la gestación de los Pop Tarts, que, con todo y tomarse muchas licencias artísticas, es muy divertida. Si bien el verdadero creador de los Pop Tarts fue Post, y no Kellogg's (estos últimos se robaron la idea, para luego perfeccionarla y venderla mejor), el filme es lo suficientemente gracioso sin tomarlo muy en serio. El cameo de Jon Hamm (¿un "hammeo"?), repitiendo su personaje de Mad Men, me hizo reir sonoramente. Melissa McCarthy y Hugh Grant están geniales, este último como un actor shakespereano que interpreta al Tigre Toño en los comerciales del cereal de las "hojuelas escarchadas de azúcar rrrrriquísimas". Y Grant está divertido sin mucho esfuerzo.
Lástima que la historia se ahoga un poco entre todos los chistes y el slapstick (como cereal olvidado en su leche), pero Jerry Seinfeld casi me hizo creer que todo lo que sabía sobre la lucha entre las dos marcas por esos pays de tostador era equivocado, y en la marcha me divirtió. En Netflix.
sábado, 7 de septiembre de 2024
ES POR SU BIEN
"Ni te quejes, sabias bien lo que verías", me dije a mí mismo, después de ver la que es, con seguridad, la peor película mexicana en lo que va del año. ¿La reseñaré? Es posible. De todas formas, en Letterboxd ya leí la mejor y más exacta crítica de este bodrio infecto: "Por tu bien, no la veas". En serio, debería alguien escribirlo en graffiti en todos y cada uno de los anuncios que están actualmente plagando la Ciudad de México.
No dejé de preguntarme una cosa durante esta torturante experiencia: ¿Por qué Kate del Castillo suena como española casi toda la película?
En Vix Premium
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POR TU BIEN,... NO LA VEAS. |
jueves, 5 de septiembre de 2024
TODOS LOS INCENDIOS
COME ON BABY, LIGHT MY FIRE Sebastián Rojano
Es la clásica historia de crecimiento y maduración adolescente; de encontrarse así mismo y definirse, con un toque de piromanía que la hace diferente e interesante. Mauricio Calderón Rico, su realizador (director del corto animado El Cuervo y el Venado), hace un buen balance entre dicha piromanía y la confusión sexual de Bruno (Sebastián Rojano), el protagonista, quien vive una aventura lejos de casa para tratar de resolverla. Si bien no me atrapó mucho emocionalmente, su historia de amor gay tiene cierto encanto e inocencia rescatables. Está nominada al Ariel a Mejores Efectos Especiales, aunque,... no entiendo por qué.
miércoles, 31 de julio de 2024
OPPENHEIMER
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Cillian Murphy como Oppenheimer. |
Antes de ver Oppenheimer, el más reciente filme de Christopher Nolan, si es posible debe verse también Big Fat and Little Joe, de 1989 (titulada en México El Proyecto Manhattan, en donde la Ciudad de México fue usada como locación para varias escenas), dirigida por Roland Joffé, con Dwight Schultz y Paul Newman, quienes interpretan a J. Robert Oppenheimer y al general Leslie Groves, respectivamente. La película de Joffé es una versión mucho más corta de la misma historia contada en la película de Nolan (una hora más corta, aproximadamente), esta última basada a su vez en el libro "American Prometheus", escrito por Kai Bird y Martin Sherwin, publicado en 2005. Ambos escritores trabajaron incluso en la escritura del guión junto a Nolan, hasta que la muerte de Sherwin por cáncer interrumpió un poco el proceso.
Si había un personaje que jamás hubiera imaginado pudiera interpretar Cillian Murphy, es precisamente Oppenheimer, y el filme de Nolan es la prueba de lo contrario. La verdad, es que Murphy está fantástico (no por nada ganó el Oscar a Mejor Actor) como el genio artífice detrás del diseño, desarrollo, y contrucción de las bombas atómicas de hidrógeno, arrojadas sobre Hiroshima y Nagazaki, finalizando así la Segunda Guerra Mundial.
Ambas películas cuentan esencialmente lo mismo, pero Nolan tiene una aproximación distinta, usando una narración del tema en tres tiempos, teniendo como eje la figura del genio atormentado, perseguido por la "cacería de brujas" contra comunistas, y dividido entre su aversión hacia Hitler y los nazis, y la responsabilidad moral de crear una bomba que podría destruir al mundo. Oppenheimer, conocido como el "Padre de la Bomba Atómica", toma como punto de partida los trabajos de Einstein (Tom Conti), quien aquí es visto más cómo un ancianito que gusta de pasar su tiempo libre, ya no tanto garabateando ecuaciones jeroglíficas en un pizarron, sino paseando en el bosque y dando de comer a los patos en un lago. Quién se rompe la cabeza y el alma frente al pizarrón, así como debatiendo y conferenciando con otros científicos, es Oppenheimer. Einstein prefiere pasarle la estafeta para crear algo que, él mismo confiesa, le pone la piel de gallina y prefiere no involucrarse en ello: La creación de un arma "destructora de mundos". Esto último termina siendo, en un sentido, el gérmen de la premisa del filme: La inmensa responsabilidad de un científico al usar el conocimiento para crear o destruir. "Oppi" (como le decían sus amigos) tiene esa responsabilidad que nadie quisiera, ya que, como dice: "Me he convertido en la Muerte, en un destructor de mundos".
En cines el filme será todo un reto verlo sentado por 3 horas. Estuvo disponible en IMAX también, aunque fuera de la secuencia de la prueba Trinity en Los Alamos, en donde se arrojó un prototipo de la bomba, no encuentro otra secuencia por la que valga la pena verla en este formato. Lo mejor y más interesante de la película, es la disección que hace de la personalidad de Oppenheimer, que nos ayuda a entender lo que lo llevó a trabajar en el proyecto de la bomba atómca. De origen alemán, Oppenheimer es retratado como un hombre complejo, dividido entre su genialidad y sus simpatías políticas. Estas últimas, en una de las líneas narrativas de la película (tal vez la más pesada de sobrellevar, cargada de muchos diálogos e interrogatorios), lo llevaron a enfrentar, en un pequeño cuarto, un juicio para investigar si era o no comunista. Sus simpatias con el lado republicano de la guerra civil española, así como su lucha para crear un sindicato de maestros en la universidad donde comenzó sus investigaciones, le causaron muchas dificultades con el FBI.
El retrato de Oppenheimer es el del genio con su lado humano, mostrando las relaciónes que tuvo con la no muy estable Jean Tatlock (Florence Puig), comunista confesa, para luego empezar una relación con Kitty (Emily Blunt), quien se convertiría en su esposa. Y aquí es notoria la falta de experiencia previa de Nolan dirigiendo escenas de sexo, y si su intención era dirigir una escena así y que se viera fría y, en el mejor de los casos, extraña, lo consiguió. Kittiy fue quizás su principal defensora a la hora de que Oppenheimer empezara a mostrarse muy tibio frente a los interrogatorios manipuladores sobre sus supuestos vínculos con el partido comunista.
En la película se cuenta el antes y el después de la creación de la bomba, siendo la etapa posterior, a inicios de los años 1950, la que Nolan elige para narrar en blanco y negro. Aquí vemos una audiencia en la suprema corte, con un senador envidioso y resentido, Lewis Strauss (Robert Downey Jr., excelente y ganador del Oscar a mejor actor de reparto), físico autodidacta, buscando hundir a Oppenheimer a través de intrigas.
Suena a una biopic convencial, pero con Christopher Nolan es de esperar todo menos algo convencional. Lo más importante en su guión, es mostrar el peso emocional y moral de Oppenheimer, mientras la historia es contada en una forma no precisamene cronológica. Sentí verdaderamente ese peso incluso en el rostro de Murphy, el peso también de tener en sus manos sangre al haber usado las bombas que creó; de la responsabilidad por las miles y miles de muertes que provocaría, a corto y largo plazo. Al final, fue el creador de la primer arma de destrucción masiva, y al inicio el objetivo de Oppenheimer era más que claro siendo judío: vencer a Hitler y ser el primero en crear la bomba antes que los nazis. Terminó siendo la peor pesadilla y tortura psicológica para Oppenheimer.
Matt Damon, como el general Leslie Groves, está muy bien, interpretándolo más fanfarrón y enérgico que el más avejentado, en comparación, que interpretó Paul Newman en la película de Joffé. No hay duda que sus mejores momentos son siempre aquellos junto a Oppenheimer (en realidad, no hay escena del general en donde no aparezca junto a Oppehnheimer). En tanto, con todo y aparecer unos cuantos minutos, Kenneth Branagh ofrece una actuación también buena, aunque breve, como Niels Bohr. ¿Y qué hay de la actuación de Cillian Murphy? Como decía, es con seguridad la mejor de su carrera, una actuación contenida, interpretando a un Oppenheimer siempre en control de las situaciones y que no pierde los estribos.
La escena de la prueba de la bomba en un campo abierto en El Alamo, el desierto en donde se instaló en total secreto el campo militar en donde se construyó la bomba, es llena de tensión, ya que --- nada más está en juego el mundo y que pueda ser destruído con la explosión. Nolan muestra todo como un total infierno, desatado justo cuando la bomba estalla, y que puede ser traducido en unas cuantas palabras que Oppenheimer pronuncia: "La era nuclear ha comenzado oficialmente.
En definitiva, al menos para mí, la mejor de las narraciones es la de la construcción de la bomba. Las otras dos narraciones, la del interrogatorio por la comisión y la audiencia en blanco y negro, no terminan estando a la misma altura en comparación. Rompen un poco el ritmo de aquella, especialmente la narración del juicio. Entiendo que están ahí para complementar a la narración central, pero sinceramente el juicio termina siendo algo pesado, interminable, y cargado de interrogatorios. La verdad, creo que el mejor interrogatorio es el de Kitty, justo el último, el más interesante y con más fuerza.
Siendo un filme de Nolan, lo rescatable de Oppenheimer es la manera en que todo está armado, y en cómo las narraciones están construídas. A pesar de lo excesivo de su duración, lo que se quedó conmigo, principalmente, es su mensaje antibélico, de cómo en aquellos incipientes años la humanidad todavía no era del todo consciente del poder destructivo del armamento nuclear.
En Max y a la renta.
viernes, 28 de junio de 2024
BARBIE
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HEY BARBIE!!! Ryan Gosling y Margot Robbie |
Creo que la crítica más constante que escuché y leí sobre Barbie, el más reciente filme de Greta Gerwig (Lady Bird, Mujercitas), es que no sería más que un comercial de 2 horas para Mattel. Tal vez sea cierto, ya que, según tengo entendido, las ventas de la muñeca más famosa en la historia de los juguetes se dispararon, mientras el filme recaudaba dinero y más dinero en taquilla, hasta llegar a la cifra record de... ¡1,18 billones de dólares! Se llevó de corbata en taquilla a Oppenheimer, de Christopher Nolan, estrenada el mismo día, dando origen así al ya legendario "Barbenheimer". Pero así como el filme de Gerwig funcionó como un comercial para la marca de Barbie, también lo han sido todas sus películas y series animadas, que se han producido con estreno directo en DVD, tele, y plataformas. Nadie ha puesto un grito en el cielo al respecto. ¡Aaaah, claro! Es que aquí la cosa cambia, al tener el primer filme de Barbie con actores de carne y hueso, promocionado con toda la fuerza de la mercadotecnia por parte de Warner, y toda la expectativa que ésto puede conllevar, desde que se supo que sería Margot Robbie quien produciría y protagonizaría la película.
No dudo que ver a Margot Robbie conduciendo un coche color rosa en una ídilica carretera de colores profundos y brillantes, en una de las primeras imágenes usadas para promocionar la película, debió de haber atrapado fuertemente la atención de todos los fans de la muñeca. No sé si habrá tenido el mismo efecto ver a Ryan Gosling interpretando a Ken, el eterno amigo-compañero-novio de Barbie, con cabellos oxigenados. No soy un experto en Barbie, pero creo que Gosling no se parece mucho al muñeco original. Si me preguntan, creo que James Marsden hubiera quedado mucho mejor en el papel. En fin, que sean las niñas y mujeres que jugaron y crecieron con Barbie (y sus variantes) quienes juzguen ésto. En lo que a mí respecta, Gosling no se parecerá mucho, pero se desempeña magníficamente como el estúpido muñeco que vive por y para llamar la atención de Barbie.
Sería bueno preguntarse: ¿Este es el film que las fans esperaban de su muñeca favorita? La película de Gerwig, nominada al Oscar este año a Mejor Película, es para mí uno de los mejores filmes del 2023, aunque con ciertas reservas. Dirigida y escrita por Gerwig, junto a su marido, Noah Baumbach, durante su encierro por la pandemia, desde la primera secuencia el filme es por completo transgresor, una parodia sobre el feminismo, el machismo, el sexismo, y los roles del hombre y la mujer en la sociedad actual. Al inicio, vemos una escena al estilo 2001: Odisea del Espacio, aquella de los homínidos descubriendo cómo usar unos huesos como armas frente a una estela gris, pero mostrando aquí niñas jugando con unas muñecas tradicionales. Las niñas lucen aburridas al jugar a ser mamás.
Eso hasta que, según nos cuenta la narración hecha por Helen Mirren, una tal Ruth Handler, quien trabajaba en Mattel en los años 1950, tuvo la idea de darle un giro de 360 grados al concepto tradicional de muñeca, y darle al mundo la primera muñeca que no representaba a una niña, sino a una mujer,....con todo y senos. Handler pretendía algo más con su muñeca: Darle a las niñas una muñeca en la que pudieran verse a sí mismas reflejadas, no con el rol de mamá, si no el de mujeres independientes y profesionistas, gracias a las múltiples versiones que tuvo Barbie, como astronauta, presidenta, ejecutiva, cantante, doctora, etc.
Sin embargo, es la "estereotípica Barbie" (Margot Robbie) la que protagoniza el filme, la cual vive en el universo alterno de Barbieland junto a otra gran variedad de Barbies, más racialmente diversa e inclusiva. Fuentes de inspiración para Gerwig, al parecer, fueron las películas de Lego, o incluso, The Truman Show. Barbieland, por ejemplo, es como una especie de diorama gigante, con una mega ampliación de la casa de Barbie. La muñeca vive aquí una vida rutinaria y de total simulación (toma baños sin que salga agua de la regadera, su refrigerador no tiene otra cosa más que cosas de juguete). Es aquí en donde se debe hacer mención del buen trabajo de Sarah Greenwood con su diseño de producción, todo un logro al hacer réplicas exactas y de tamaño natural de la casa y otras cosas propias de los juguetes de Barbie.
En cuanto a Ken, también tenemos una especie de "estereotípico Ken" (Gosling), quien sin mucha inteligencia y un robótico comportamiento, vive por y para captar la atención de Barbie, sin traspasar los límites de su territorio, la playa. Ken tiene "kenergia" de sobra, y también tiene sus variantes, igualmente diversas, como un Ken asiático en la forma del actor Simu Liu. Ah, y me olvidaba de un tal Allan (Michael Cera), el más fiel seguidor de Ken, de quien no tenía la más remota idea que existía.
Los problemas comienzan cuando a Barbie de pronto le viene a la cabeza el preguntarse sobre su propia mortalidad, y con ello sus pies tocan tierra, abandonando la postura de tacón alto. Por supuesto, Barbie terminará cayendo al suelo, mientras ve imágenes en su mente de una niña jugando con Barbies.
La verdad sea dicha, no estamos ante la más original de las ideas. ¿El universo de Barbie podría ser una simulación manejada por alguien en el mundo real? Tampoco es del todo nueva la idea de juguetes vivientes teniendo pensamientos sobre la vida y la muerte. Si hacemos memoria, ya en Toy Story (en especial las últimas dos películas) se planteaban ideas así. No digo con ésto que Barbie no valga la pena como filme. Gerwig produce algo nuevo retomando lo anteriormente hecho, en la forma de una película musical sobre la batalla de los sexos entre Barbies, en plena liberación femenina, y Kens, presentados como unos completos idiotas, queriendo de pronto dominar el mundo rosa de Barbie. Lo que empuja a Ken a esta guerra, más que el descubrir al visitar nuestro mundo símbolos títpicamente masculinos (sombreros de vaquero, caballos, trajes ridículos de rodeo, etc.) es el hecho de que Barbie, simplemente, no le corresponde románticamente.
Lo inteligente del filme, es cómo la directora aprovecha la oportunidad para jugar con todos estos símbolos e ideas feministas, en donde - pobres de nosotros los hombres- ningún personaje masculino sale retratado muy halagadoramente. Ni siquiera Mattel sale bien librado de la burla, a cuyas oficinas corporativas llega Barbie directa desde Barbieland, quien, como si fuera un sketch de Saturday Night Live, llega exigiendo ver al presidente de la empresa, interpretado nada menos que por... ¡Will Ferrell! (lo sé, lo sé, hablando de SNL y de las películas de Lego ¿no?). Ferrel está en plan estúpido, de presidente corporativo incompetente, y está bien en su papel, haciéndolo sin ningún esfuerzo, aunque sin un momento verdaderamente gracioso.
No puedo decir que Barbie sea una comedia para reir a carcajadas, no es tan graciosa como debería, pero sí tiene unos momentos cómicos buenos, al ver que la historia va riéndose de sí misma. También hay una "Barbie rara" (estupenda Kate McKinnon) bastante graciosa, quien vive alejada y aislada de todos. Como una figura mística, la Barbie rara será quien oriente a la Barbie estereotípica sobre qué hacer para resolver sus dilemas existenciales y cómo viajar a nuestro universo. McKinnon hace el papel suyo, presumiendo su característica vena cómica, y luciendo más como una especie de hija de Cindy Lauper, explosivamente colorida, y muy punk (debió llamarse Barbie Punk).
El filme es más que Barbie preocupándose por un poco de celulitis apareciendo en su pierna. America Ferrera (nominada al Oscar por Mejor Actriz de Reparto), interpretando a una creativa de Mattel, es quien, en el tercer acto, inyecta alma, inteligencia, y vida al filme. Su personaje es una madre con serios problemas de comunicación con su hija adolescente (Ariana Greenblatt), y es quien dará a la película una de sus mejores escenas, con ese discurso que le da a Barbie (y algunas de sus compañeras) sobre los problemas y dificultades de ser mujer en un mundo dominado por los hombres. Un discurso devastador en cada una de sus palabras.
Pero así como hay grandes momentos, también hay uno que otro algo tonto y simplón, por ejemplo, en la persecución que empieza en el edificio de Mattel, con el grupo de ejecutivos patinando en la calle para alcanzar a Barbie. Hay un momento en que esta última tiene un encuentro con Ruth Handler (Rhea Perlman) en una escena estilo Matrix, que tiene lugar en una cocina. Barbie conoce a su creadora, o digamos, a su "madre", pero ni cuenta se da de ello. Es una escena muy apurada, sin una o dos líneas memorables entre ambas. Pero la escena en sí se quedó en mi memoria.
No le fue muy bien al filme en los Óscares, ganando sólo el de Mejor Canción Original, "What Was I Made For?", interpretada por Billie Eilish. Y al respecto, no puedo acabar sin mencionar el número musical fantástico con Ryan Gosling cantando I'm Just Ken (escrita por Mark Ronson, también nominado al Óscar), entre lo mejor de la película. Con sus arreglos de sintetizador dominando, y una paródica sensibilidad, te hace simpatizar, al menos por unos minutos, con el idiota de Ken y su oxigenada cabellera. Con toda su rosa y diamantina envoltura, el filme te hace pensar que verás una historia hueca, estúpida, y superficial, o una excusa para vender muñecas y juguetes. No es del todo así. Barbie me tomó desprevenido y me sorprendió, y estoy seguro que así sucederá con muchos hombres que no la han visto, temerosos de salir con el orgullo herido.
viernes, 3 de mayo de 2024
ROAD HOUSE
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SI TE MIRA ASÍ, YA ESTÁS FUERA. Jake Gyllenhal |
¿Qué sería de los remakes si no se hicieran elevados a la tercera o cuarta potencia? Muchos los pasarían de largo, con seguridad. Le toca el turno ahora a Road House, uno de los clásicos filmes de Patrick Swayze, de 1989, protagonizado ahora por un Jake Gyllenhal al 15 por ciento de grasa corporal (y eso es poco más que simplemente estar marcado), y definitivamente más rudo, sin mucha de la clase, porte, personalidad, e imperturbable estado zen que caracterizaban al primero en el filme original.
No exagero si digo que el nuevo saca borrachos y saca pleiteros de bar de mediana categoria, cuyo nombre también es Dalton, es ahora una mezcla de Jack Reacher, del Sherlock Holmes de Robert Downey Jr. (en su faceta de peleador), y algo también del Van Damme de Lionheart. De Jack Reacher (y me refiero al que interpreta Tom Cruise), hay una escena en esta nueva Road House, dirigida por Doug Liman (Edge of Tomorrow), en donde Dalton saca a un grupito de pandilleros del bar en donde trabaja, cuyo nombre le da título al filme. Afuera, con toda la calma y serenidad del mundo al estilo Reacher, les advierte que deberían mejor irse para no salir lastimados. Y no sólo eso, en un despliegue de caballerosidad y decencia, les pregunta si hay un hospital cercano, pero no para él... ¡sino para ellos! ¡Es en serio, ni el Dalton de Swayze hacía eso en el filme original!
La verdad sea dicha, el filme original no era nada notable, una especie de western modernizado con la clásica premisa del forastero recién llegado a un pueblo para tratar de empezar de cero. Dalton es atraído por la oferta de ser el nuevo saca borrachos que intentará poner orden y disciplina en el Road House, con su propio método y técnica, que puede resumirse en unas palabras: No usar la violencia, a menos que la amabilidad y las buenas maneras no funcionen. El Dalton versión 2024 no se molestará en darles un cursito express a sus subordinados, sino que, sobre la marcha, les irá dando uno que otro tip.
Todo va bien, hasta que Dalton empieza a tener sus roces con los villanos de Florida Keys (escenario a donde la historia se ha trasladado), que harán su trabajo todavía más difícil al llegar al bar a provocar y buscar problemas. Como la película del 89, esta nueva versión es para pasar el rato, y si aquella fue un clásico vehículo de lucimiento para Swayze, lo mismo puede decirse de este remake, en donde Gyllenhaal presume six pack y pectorales. ¿Que también sabe dar golpes? Bueno, eso ya lo sabíamos.
De alguna manera, esta Road House trata de conservar las mismas ideas y espíritu de la primera película, con los cambios de rigor, por supuesto, y uno que otro personaje añadido, como una chica adolescente parlanchina y con carisma, hija del dueño de una tienda de libros, con quien Dalton forja una amistad. El cambio de escenario no le viene tan mal al filme, la excusa perfecta para llevar a nuestro héroe a recibir más golpes del destino, y enfrentar a traficantes de drogas, cocodrilos, y escaparse a un paraje secreto con el interés amoroso de rigor. Al respecto, tal vez la portuguesa Daniela Melchior no tenga el mismo sex appeal y personalidad de Kelly Lynch (actriz en el filme del 89), pero se desempeña bien en su papel de joven y bella doctora.
Gyllenhaal hace bien su papel, con todo y el sacrificio y preparación física que debió haber involucrado (¿dieta baja en carbohidratos? Sin duda). El personaje lleva arrastrando un trauma que no lo deja dormir ni estar en paz, y al parecer, la idea de Liman y los productores fue hacer un filme más violento y con peleas más espectaculares; con más dolor y destrucción. Ah, y por supuesto, si la cosa era hacer todo aumentado también hay más música, con más bandas tratando de tocar algo en el escenario detrás de una alambrada de gallinero, y esquivando botellas voladoras.
Los cambios que muchos fans del primer filme tal vez no reciban con mucho gusto, es que aquí Wade, el mejor amigo de Dalton en el primer filme (interpretado por Sam Elliot), brilla por su ausencia. Además, los villanos rayan por completo en lo caricaturezco, unos traficantes de drogas encabezados por un jefe ahora más joven que el del primer filme, interpretado por Billy Magnussen. Siempre he creído que Magnussen tiene un tipo hecho para estos papeles, el tipo que, de sólo de verlo, irradia esa cualidad de ser el típico idiota dedicado a hacer la vida de cuadros a todo mundo. A Conor McGregor, peleador de artes marciales mixtas en la vida real, le dieron el papel del Goliat en la historia. De actor no tiene nada. Liman seguro le dijo: "Ponte frente a la cámara, haz lo tuyo, sé tú mismo, y no te preocupes por lo demás". Y es exactamente lo que hace el irlandés, incluído el derrochar carisma celta hasta la exageración cada segundo.
En resumen, Road House vale la pena para quienes gusten de filmes en donde halla peleas y puñetazos casi cada 10 minutos, sin una historia que requiera un gran esfuerzo neuronal para seguirla. Ahora, quienes vimos el flime original, tal vez al inicio nos cueste trabajo ponerle al personaje de Swayze el rostro de Gyllenhall, pero con el tiempo uno empieza a bailar al son del nuevo tono del filme.
Ambos filmes están disponibles en Prime.
PAPÁ O MAMÁ
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CON PADRES ASÍ, MEJOR... Mauricio Ochmann y Silvia Navarro. |
CONFESIONES
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Claudia Ramírez en la nueva película de Carrera. |
Prometía, sobretodo con Carlos Carrera en la dirección. Sin embargo, va a mi lista de lo peor del 2023. Para empezar, el diseño de su póster te revela la identidad del malo del filme. Luego, en una trama que involucra el secuestro de una niña, tenemos a una mamá (Claudia Ramírez) que ...¡jamás llora una sola lágrima desde que se entera de la noticia! Tampoco lo harán ni el papá, ni el hijo mayor (bueno, el papá llora, pero lo hará por otras razones). Es absurdo todo lo que sucede con la mamá, como en toda la secuencia del vagabundo, la cual es completamente ridícula. Y la cosa se pone más ridícula, cuando el único que termina llorando lágrimas auténticas al final...¡es el malo de la historia! Quizás luego la reseñe más ampliamente. Disponible en Max.
viernes, 29 de marzo de 2024
SOUND OF FREEDOM
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Jim Caviezel (derecha) |
Es más la controversia y escándalo a su alrededor que lo que realmente es esta película. Que si su productor, Eduardo Verástegui, la hizo para financiar su campaña presidencial en México; que si el héroe, Tim Ballard (Jim Caviezel), es un fraude y, en realidad, hizo la mitad o menos de lo presentado en el filme; que si Verástegui le organizó una función privada a Trump; que si el filme respalda las teorías conspiratorias del QAnon (a las que el mesiánico Caviezel, aparentemente, es adepto); que si su éxito en taquilla fue producto de compras masivas de boletos en linea, y no por asistentes reales a las salas; o que un "patrocinador" del filme estuvo involucradro en un caso de secuestro y tráfico de infantes, tema que el filme intenta denunciar y condenar.
En realidad, la película, sin ser nada extraordinario, es una muy básica historia de secuestros y rescates, con un héroe blanco llevando a cabo una misión de rescate digna de Rambo, pero sin armas de por medio. Ah, claro, también es sobre paternidades irresponsables, que dejan a sus hijos a merced del primer extraño que se les pone enfrente. Dirigida por Alejandro Monteverde, la película me recordó uno que otro thriller televisivo de Lifetime, como aquel sobre robo y tráfico de bebés (protagonizado por Kristie Alley), Baby Sellers, pero con algo más de producción. Al final, Sound es tán básica como iluminar con números. Las actuaciones están aceptables, pero Mira Sorvino tiene apenas 2 o 3 palabras que decir, y Gustavo Sánchez Parra sale haciendo caras locas todo el tiempo, mientras que unos paramilitares, supuestamente colombianos, salen borrachos y cantando "Los Caminos de la Vida". ¿Habrá sido así realmente? Para verla si no hay nada mejor que ver.
Disponible en PrimeVideo.
SEÑORA INFLUENCER
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MALAS INFLUENCIAS. Mónica Huarte (pelirroja) como la "señora influencer" |
Señora Influencer trata de decirte algo sobre la subcultura de los "influencers", esas figuras que son tratadas casi como semidioses/semidiosas sin importar si son personas inteligentes o simplemente idiotas. Su valor radica más en que su número de seguidores alcance la tan preciada letra K, la que representa los miles y miles. Ah, y claro, la película, dirigida por Carlos Santos (Chilangolandia) quiere ser también una historia sobre la frivolidad de las redes sociales cuando son usadas pobremente y mal. Pero como decía al principio, Señora Influencer trata de decirte algo sobre todo eso, pero lo hace con un pobre desarrollo y falta de una buena ejecución narrativa. Sin embargo, lo peor tal vez sea la total falta de credibilidad de la historia. El tema no es nuevo, ya que algo ya habíamos visto en Guerra de Likes, más en tono de comedia, pero igualmente con resultados desafortunados.
Para ser honestos, en comparación me gustó más Chilangolandia, el primer filme del realizador. De hecho, no hace falta decir que Señora Influencer también quiere ser una comedia, y al respecto me parece que hubo controversias sobre cómo, en su estreno en cines, la película se quiso "vender" más como comedia, cuando, en realidad, no lo es tanto. Al menos a mí no me pareció muy graciosa. En realidad, para quien esto escribe, el filme es una caótica mezcla de tonos, entre comedia y melodrama, pero que de pronto, justo a la mitad, Santos tiene la ocurrencia de meter un evento que le da un giro por completo al asunto, queriendo hacer un filme también de crímenes y suspenso psicológico. En este último aspecto, la película nunca logró atraparme ni convencerme del todo.
Si ven el filme, no hagan gestos extrañados al llegar a esa parte. Toda la justificación la tendrán al final, en forma de flashbacks que nos revelarán eventos dramáticos en el pasado de Fátima, nuestra protagonista, quien evidentemente sufre de algún retraso o problema mental. Fátima trabaja como voluntaria en una escuela, aunque su papá, un director de cine (Leonardo Daniel, en una muy mala actuación, empezando por una inexplicablemente lenta forma de hablar y voz extraña), la tiene casi recluída en casa y sin permiso para tener un teléfono celular. Pero cuando Fátima se haga de un teléfono celular, se convertirá, sin quererlo mucho, en la nueva "influencer" del momento, aunque por todas las razones equivocadas que puede haber.
Decía que el filme no es muy creíble. Para empezar, Mónica Huarte, quien interpreta a Fátima, no se ve exactamente de cuarenta años, la edad del personaje (Huarte tendrá unos 50 años, por lo menos, en la vida real). No le ayuda mucho un primer acto ridículo, en donde se nota sobreactuada. Fátima, quien jamás ha usado un celular en su vida (¿Habrá contratado plan de datos, o lo usará con prepago?) de pronto se convierte en una total experta en Instagram y otras redes, publicando videos, fotos, y todo lo posible para convertirse en presa de "trolls" y todo tipo de acosadores. Fátima se convierte en el hazmerreir de las redes, logrando captar la atención de dos "chicas malas", influencers por supuesto, Sofi y Camila (Macarena García y Diana Carrerio).
Si lo anterior no les pareció muy creíble, esperen la última parte, en donde Señora Influencer se transforma en una historia sádica de venganza que ni a golpes me la creí. ¿En serio, Fátima hace en esa parte todo sola, sin ayuda de nadie, incluyendo conseguir las direcciones sus 4 o 5 "trolls"? Bueno, creo que nada más hay explicación para uno de ellos, pero ¿y los demás? En fin, todo el final termina siendo absurdo y ridículo (¡Esa canción que cantan entre todos, por favor!), siendo además la premisa contradictoria: Nuestra protagonista termina siendo, tal vez, peor que las influencers nefastas. No sé, pero creo que muy inocente no era. Al final, un filme fallido, a pesar de tener una idea que parecía rescatable.
En PrimeVideo.
martes, 26 de marzo de 2024
THE GREATEST NIGHT IN POP.
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Michael Jackson y Bruce Springsteen. |
Fueron incontables las veces que de niño vi Whe Are the World, el video musical que inspiró este documental. Y quienes pertenezcan a mi generación, podrán recordar cómo, cada mañana de 1985, lo transmitían en cierto canal antes de su programación. Lo que jamás había visto, es el material de archivo que le da cuerpo al filme, incluyendo el detrás de cámaras y el cómo-se-hizo, teniendo como anfitrión en este viaje nostálgico al mundo musical pop a Lionel Richie.
Harry Belafonte y Richie tuvieron la idea de producir el video musical, luego de que el primero se diera cuenta de la terrible hambruna que azotaba a Etiopia durante uno de sus viajes. Para recaudar fondos y ayudar, Belafonte tuvo una idea: tratar de reunir, por una noche -y madrugada-, a varias estrellas del pop musical. Hubo de todo, no nada más estrellas de los 1980, sino que también fueron bienvenidos cantantes de décadas pasadas.
Michael Jackson coescribió el tema junto a Richie y Quincy Jones, productor de la canción. Los invitados a la "fiesta" fueron, entre otros, Cyndi Lauper, Huey Lewis, Kenny Loggins, Kenny Rogers, Billy Joel (el más serio), y leyendas como Bob Dylan (con la sensación de no encajar en el grupo), Tina Turner, Smokey Robinson, Al Jarreau (algo pasado de copas entrada la madrugada), David Byrne, Paul Simon, Bette Midler, y un largo etcétera.
Lo que me tomó desprevenido, fue ver participar a Dan Aykroyd en el coro. Si canta o no es un misterio, pero lo mejor es ver que estuvo ahí con disposición de apoyar. En tanto, las grandes ausencias fueron Madonna (por encontrarse de gira) y Prince les hizo el feo, argumentando alguna fobia a grupos de gente, o espacios cerrados. Al final, el filme es fascinante, no sólo por el hecho de ver a un gigante como Quincy Jones tratar de hacer funcionar a este grupo de voces tan variopinto, sino también por la disposición y altruismo que llevó a muchos de ellos a grabar hasta la mañana siguiente, ininterrumpidamente, para intentar parar el hambre en África y, de paso, dejarnos una de las canciones más icónicas de los 1980.
En Netflix.