martes, 7 de abril de 2020

DULCE FAMILIA


Fernanda Castillo
Dulce Familia, es de esas películas que tienen todas las buenas intenciones del mundo, pero que al final, su mensaje acaba diluido en melcocha de lo más pegajosa, comedia multicolor con la que ni a la fuerza te ríes, y una historia llena de fallas. Fernanda Castillo, en su personaje de mujer con preocupaciones sobre sus kilos de más, no resulta muy creíble, ya que no luce como una mujer realmente con sobrepeso. Para eso, los productores debieron haber llamado a una actriz realmente con esa complexión, y no decantarse por la "cara famosa" que hemos visto infinidad de veces en esta clase de películas. Tammy (Castillo) está pronta a casarse con su muy ñoño novio, y para su boda tiene pensado usar el vestido que su mamá (Florinda Meza, un monumento a la sobreactuación y al botox), una insufrible actriz luchando por mantenerse vigente, usó en su propia boda. El problema, es que el vestido simplemente no le queda, y que el cierre ni a golpes sube.
Por ello, Tammy se propondrá bajar de peso para demostrarle a su mamá y a sus dos hermanas, una vegana radical, que tiene una hija adolescente gritona y comedora compulsiva, y la otra, una nutrióloga insufrible, creadora de un programa radical para bajar de peso, que "querer es poder". El más grande problema de esta muy fallida película (de hecho, irá a mi lista de lo peor del 2019), no sólo es que como comedia femenina falla, al no ser en lo absoluto graciosa, sin chistes buenos, y con escenas ridículas (la "malla para la lengua", o la escena de la limpieza de colón es de lo más absurda, así como lo que ahí encontrarán), sino que la trama de la mamá diva-estrella-venida-a-menos termina distrayendo y teniendo igual peso que la historia principal.
Al final, la historia nunca toca fondo con su premisa sobre la excesiva importancia al físico, la autoestima, y el sentirse bien con uno mismo. Es más, se nota que ni el director ni los guionistas se preocuparon por tomarla muy en serio. Sets que lucen recién hechos y que parecen oler a pintura fresca, los uniformes de la panadería que se notan acabados de hacer, y personajes con los que uno no termina simpatizando mucho, se conjugan en un filme muy ñoño y no muy dulce.
⭐️1/2

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