miércoles, 8 de abril de 2020

NO MANCHES FRIDA 2


No he podido ver la trilogía de películas alemanas "Fuck you Göethe" (dirigida por Bora Dagtekin), en las cuales están basadas tanto No Manches Frida 1 y, ahora, como si fuera una especie de castigo para el espectador, la secuela, No Manches Frida 2. ¿Serán las originales igual de malas? Beneficio de la duda. En tanto, esta secuela es tan fallida --y quizás peor-- que su antecesora. Para empezar, la premisa es todavía más hueca, débil, y en lo absoluto creíble. Ahora, la escuela Frida Kahlo, en donde trabajan como maestros Lucy (Martha Higareda) y Zequi (Omar Chaparro), está en peligro de ser cerrada por la Secretaria de Educación, debido a su bajo y cuestionable nivel académico (no es de extrañar, considerando que en la primer película fue contratado Zequi, un ex convicto, para ser maestro de un grupo problemático, así nada más, sin referencias, diplomas, ni nada). Y hay que agarrarse de donde uno pueda, cuando nos enteremos lo que deben hacer para salvar el prestigio del instituto, y evitar que sea cerrado: participar en una competencia de baile, viajando a Puerto Vallarta. ¡Pobres alumnos!
El dilema ahora para Zequi, será enseñar a bailar a su grupo problema, lo más pronto posible --no sea que el prestigio de la escuela caiga todavía más bajo. Pero eso no es todo, ya que además tendrá que ganarse nuevamente el amor de Lucy, justo después de fallarle en el altar, cuando estaban a punto de casarse. Esta segunda película es más de lo mismo. Lo peor, es que No Manches Frida 2, dirigida nuevamente por Nacho G. Velilla, falla incluso en ser basura divertida, ya que ni a eso llega. La trama termina siendo débil, debido a que la aventura en la playa del personaje de Chaparro para ganarse el amor nuevamente de su ex prometida, se ahoga en un mar de viñetas, que no son graciosas en ningún momento. Roban protagonismo el personaje de la amiga "desesperada" por ligar (Itati Cantoral), y el de la mujer presentadora, ex docente del colegio, con el gag interminable del sabotaje que le hacen de la bocina y el micrófono cuando quiere dar anuncios o presentar algo. El gag con Chaparro en paracaídas, siendo jalado por un bote en el mar, con el frustrado intento de querer poner un anuncio en el aire, ya lo hemos visto infinidad de veces en comedias de Hollywood, más gracioso y mejor hecho.
Lo demás, es relleno de tomas de drones a lo largo de la playa, vómitos digitales, así como una conclusión que no te crees ni a la fuerza, con el milagro final que salvará el número y convertirá a nuestros chicos, en una sola noche, en bailarines profesionales. Dan escalofríos pensar que vendrá, con toda seguridad, una tercera película. De las peores películas del 2019.
⭐️

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