miércoles, 9 de enero de 2019

MARY POPPINS RETURNS

Emily Blunt  como la nueva Mary Poppins.
Con Mary Poppins Returns surge la pregunta ¿qué caso tiene hacer una secuela de Mary Poppins, a más de 50 años de haber sido estrenada, si no es con su estrella original, Julie Andrews, interpretando al muy querido personaje? Pero cuando ves entrar en pantalla a Emily Blunt, el nuevo rostro y voz de Mary Poppins, descender del cielo, con su paraguas abierto, sobre el Londres de 1935, y cantar la primera canción de la película, poco a poco te convences y empiezas a pensar "bueno, esto puede ser interesante y prometedor". Y lo es.
Si uno es un cinéfilo lo suficientemente abierto, acaba aceptando a Emily Blunt como la nueva Mary Poppins. Llenar los zapatos de Julie Andrews no es cosa fácil, con su carisma, sonrisa radiante, y excelente voz. Pero Blunt hace un buen trabajo, en una película que, si bien es un musical estupendo, con buenas canciones, y bailes que te tienen moviendo los pies en el cine (ese número musical de los iluminadores de lámparas en la calle es magnífico), no está a la misma altura del clásico de la Disney, producido en 1964, y dirigido por Robert Stevenson.
La secuela, ambientada 25 años después de la historia original, nos cuenta la historia del ahora adulto Michael Banks (Ben Whishaw), viudo, y viviendo con su hermana, Jane (Emily Mortimer, interpretada originalmente por Karen Dotrice, quien hace un pequeño cameo en la cinta), y sus tres niños (interpretados por Pixie Davis, Nathanael Saleh, y Joel Dawson). Como vecino, siguen teniendo al anciano y loco almirante Boom (interpretado ahora por David Warner, cosa que no tiene mucho sentido, considerando el tiempo transcurrido), que gusta de lanzar cañonazos a cada hora del día.
Las cosas no van bien para Michael, quien está a punto de perder la casa que le heredó su padre, debido a deudas que supuestamente dejó (Colin Firth interpreta al banquero detrás de todo). Entra a escena Mary Poppins, y aunque ahora no cantará "Las cosas no están perdidas, sólo fuera de lugar", ayudará a que Michael no tenga las cosas tan difíciles. Además de dar sus acostumbradas lecciones, Mary Poppins ayudará a los niños a superar la ausencia de su mamá.
El problema de Mary Poppins Returns, con todo y la historia relativamente nueva, es lo mucho que se esfuerza por emular el filme original. En esta era digital y de animaciones hechas por computadora, no es ninguna novedad ver pingüinos (sí, han vuelto) y otros animales digitalmente animados, interactuar con actores de carne y hueso, como lo fue en 1964. La historia no tiene la misma magia, ni tampoco un punto relevante históricamente hablando, como el de la película original. Recordemos a la mamá de Michael en el primer filme, como el simbólico personaje feminista, que en lugar de quedarse en casa a cuidar a sus hijos, salía a protestar por el voto de las mujeres.
Lin-Manuel Miranda casi se roba la película, como el equivalente al limpiador de chimeneas y hombre orquesta interpretado por Dick Van Dyke en 1964 (quien también tiene un pequeño papel ahora, y sin hacer un mal acento cockney, como el hijo del anciano banquero del primer filme), irradiando carisma en cada escena. Lo cierto, es que este regreso de Mary Poppins funciona muy bien en casi todos los sentidos. Su historia no será lo suficientemente buena, pero la película se nota hecha por gente con un evidente amor al filme original; gente a la que le importan los personajes, y que se esforzaron por entregar un musical con canciones, no muy "supercalifragilisticoexpiralidosas", pero que se quedan contigo al salir del cine. 

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