domingo, 31 de enero de 2010

MY SISTER'S KEEPER * * * *

"My Sister's Keeper" es un difícil melodrama sobre una madre que luchará porque su hija done un riñón a su hermana enferma de leucemia.



Toda su vida Anna (Abigail Breslin, cada vez mejor como joven actriz) ha sido como un conejillo de indias para su familia. Y como dice al principio de My Sister’s Keeper (2009), durante su atractiva secuencia de créditos, hay varias formas de ser concebido: por amor, por accidente o, como en su caso, de manera “artificial”. Anna ha sido “diseñada” o “construída” para ser, genéticamente, compatible con su hermana mayor, quien padece leucemia. Anna ha donado desde siempre médula ósea, sangre, y todo lo que necesitara su hermana mayor en su tratamiento.

My Sister’s Keeper es una película conmovedora y, en muchos momentos, difícil de ver. Narrativamente es desafiante. Lo más interesante del asunto, es que a pesar de tener una historia que sigue los convencionalismos de un telefilme, su forma de ser contada es a través de largos flashbacks. Los flashbacks nos van mostrando cómo la vida de los Fitzgerald de ser idílicamente feliz, se fue ensombreciendo a raíz de la enfermedad de Kate, interpretada soberbiamente por Sofia Vassilieva. Es una actuación que te duele, te impresiona y te deja, hasta el final, con un nudo en la garganta. Kate ha recibido todas las atenciones posibles de su padre (Jason Patric) y su madre (Cameron Diaz). Anna, cansada de ser tratada como una rata de laboratorio, como un objeto relegado, demandará a su madre para obtener “emancipación médica” y librarse de tener que donar un riñón que podría salvar a Kate. Algo que, supongo yo, nada más puede pasar en Estados Unidos.

Lo que al principio nos puede parecer una cosa risible, empezando por el abogado al que recurre Anne (interpretado por Alec Baldwin), que se anuncia en televisión, tiene pésima fama y acude a la corte acompañado por su perro, a lo largo de la película acaba por tener sentido. Vemos morir lentamente a Kate, ser consumida por las quimioterapias, vivir rápidamente el amor con otro chico igualmente padeciendo de cáncer. Mientras, vemos por igual la lucha de la madre, también abogada, para obligar a su hija de once años a donar su riñón.

Un realizador tan eficiente para el melodrama como Nick Cassavetes, sabe cómo hacer la historia no nada más visible, sacando de todo su reparto magníficas actuaciones (Cameron Diaz se rasuró la cabeza para una secuencia), sino hacer creíble el drama que presenta y mostrarlo con escenas de belleza lírica (el dibujo hecho pedazos que es llevado por el aire). Cassavetes no quiere que My Sister’s Keeper sea un melodrama lacrimógeno, ni un tedioso filme de juzgado. Le interesa mostrarnos más la evolución en la relación entre las hermanas, el estoico proceso de aceptación de la muerte en una chica de 15 años, al igual que el universo interior de padres que han perdido un hijo o hija en el camino (la juez interpretada por Joan Cusak), o aquellos que, comprensiblemente, se niegan a aceptar una posible futura pérdida.

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