viernes, 6 de febrero de 2009

EL CARTEL: VALKYRIE * * * * *

La estética del cómic y de las portadas de añejas novelas de espionaje en el cartel de Valkyrie

(Inauguro esta sección, en la que haré una crítica sencilla del mejor -o el peor- cartel de la semana. Vale aclarar que siempre me referiré al cartel original).

Uno de los carteles que más me han impresionado en este principio de año, es el de Valkyrie, la más reciente película de Bryan Singer, protagonizada por Tom Cruise. Lo fascinante de este cartel es su minimalismo, su capacidad para sintetizar en escasos elementos varios aspectos de la película, cuya historia narra el plan que llevó a cabo el coronel nazi Claus von Stauffenberg (Tom Cruise) para asesinar a Hitler. Sobra decir que el plan fracasó.

El cartel no deja de recordarme la portada de alguna añeja novela de bolsillo de espionaje de los 1950-1960. Su concepción está inspirada en las imágenes de esa época. Lo genial es que el cartel original, contrario a lo que hicieron, por ejemplo, en México y España, no se reduce a poner de manera convencional los retratos fotográficos del reparto principal, sobresaliendo el de Tom Cruise. En el cartel original vemos, de cuerpo completo, a todo el reparto, con un buen tratamiento en blanco y negro, altamente contrastado, que emula las imágenes de un cómic o las ilustraciones de alguna novela hard-boiled. En resumen, los diseñadores del cártel tuvieron como propósito principal darle un estilo retro, pero al mismo tiempo moderno, al trabajo visual, como referencia a la época en la que está ambientado el filme: la Segunda Guerra Mundial.

La franja roja superior, que parece una de las partes de una cruz suástica del nazismo, dirige rápidamente la atención hacia Tom Cruise, de hecho, su nombre está dentro de la franja. Es inteligente y eficaz esta pequeña estrategia visual, además de que se acopla con el fondo blanco, que representa un plano con detalles de alguna construcción. Este fondo funciona, además, como una trama visual para la composición y el acomodo de los demás elementos del cartel: los créditos de la producción, logotipos de los estudios, el título de la película (en una tipografía, igualmente, sintética y sencilla), el slogan, etc.

Gracias a sus escasos colores y su estrategia visual sintética, el cartel es magnífico por la manera en cómo consigue llamar la atención de un espectador furtivo, que no ha visto la película. Sólo proporciona la justa información, además de que dentro de su frialdad cromática consigue intrigar desde el principio. Es de fácil “lectura” visual, sin complejidades innecesarias, con el que dan ganas de entrar a ver pronto la película, tal y como nada más los mejores carteles lo hacen.

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