lunes, 27 de abril de 2009

THE ROARING TWENTIES * * * *


No creo exagerar si afirmo que en The Roaring Twenties (1939) James Cagney interpreta uno de los mejores gangsters de su filmografía, como el malogrado jefe mafioso Eddie Barttlet. Cagney se comía al resto del reparto, que incluía a un joven Humphrey Bogart, antes de que se consolidara como actor en The Maltese Falcon (1941) y Casablanca (1942).

Esta película, que gozaba de un frenético ritmo para su época, estaba dirigida por Raoul Walsh, especialista en filmes de acción, tanto en la época del cine mudo como en el sonoro. The Roaring Twenties estaba basada en una historia concebida originalmente por el periodista Mark Hellinger y, ambiciosamente, pretendía hacer un recuento cronológico de la historia estadounidense desde finales de la Primera Guerra Mundial hasta la época de Roosevelt, en de los años 1930.

La estructura narrativa combina pequeños boletines noticiosos (como los que se pasaban en el cine antes de la proyección de una película), usando tanto imágenes de archivo como otras dramatizadas. Mientras, seguimos los pasos Eddie, ex combatiente en la Primera Guerra Mundial, que había compartido trinchera con dos grandes amigos, George Hally (Bogart) y Lloyd Hart (Jeffrey Lynn), este un poco más joven. Todos desean que la guerra termine, y hacen planes para cuando eso ocurra. Eddie desea volver a su trabajo en un taller de taxis, Lloyd anhela convertirse en abogado, y George desea ganarse la vida usando medios poco escrupulosos.

Pero Eddie se enfrenta a una dura realidad cuando finaliza la guerra. Su puesto en el taller ha sido dado a otro, y no logra encontrar trabajo por ningún lado debido a la gran crisis de 1929. Luego de intentar ganarse la vida como taxista, es arrestado por entregar licor en un club nocturno sin saberlo, por engaño de un pasajero. A partir de este hecho, Eddie entrará a los bajos mundos del tráfico de licor al asociarse con Panamá (Gladys George, espléndida), y administrará un club en el que venden además alcohol adulterado.

Walsh consiguió un filme entretenido, climático, narrado con un buen ritmo. Se acoplan a la perfección esos interludios documentales con la historia mafiosa de Eddie, soberbiamente interpretado por Cagney, quien se nota estudió minuciosamente a su personaje para darle el peso adecuado a cada gesto, sonrisa, mirada y pose; una actuación de primer nivel. El trabajo de Cagney fue ignorado en la entrega de los oscares de 1939, y únicamente fue reconocida por el National Board of Review.

Si bien el filme puede llegar a ser crudo y violento, también tiene momentos relajados, como esos números musicales conformados por canciones que la actriz Jean Sherman interpreta, en su papel de Priscilla, cantante en el club de Eddie y de la que está enamorado.

The Roaring Twenties intenta ser muchas cosas a la vez: una crónica, de precisión casi documental, de la crisis norteamericana de los años 1920 y 1930, que sirve como marco para la historia ficticia. Es también una magnífica película de gangsters, que presume dos escenas bien dirigidas: la del robo del cargamento de licor al almacén, y aquel enfrentamiento a tiros en el restaurante italiano, contra el mayor enemigo de Eddie, Nick Brown (Paul Kelly). Incluso, hay buenos temas musicales, como “My Melancholy Baby”, “Sweet Georgia Brown” e “It Had to Be You”.

Como agregado, la película también es un tour de force histriónico entre James Cagney y Humphrey Bogart, interpretando a dos entrañables amigos que acaban mal por culpa de la ambición por el poder, el dinero y el amor.

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