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Desde hace algunos días tenía la intención de comentar el cartel de algún filme de terror clásico. Qué mejor que volver a los orígenes, y elegir el cartel de un filme de la Universal. Mi monstruo favorito siempre ha sido El Hombre Lobo, pero su cartel no es tan bueno como el de The Mummy (1931) otro de los monstruos de la Universal. Nunca ha sido mucho de mi agrado la Momia, pero su cartel es mejor que el de Drácula (1931) y también que el de Frankenstein (idem).
Como era costumbre en la década de los 1920 y 1930, el cartel es una enorme ilustración, una pintura cuyas tipografías también están trazadas a mano. De hecho, lo mejor del cartel es el variado trabajo tipográfico. Si bien el cartel cuenta con muchos elementos, su composición consigue que no se vea tan saturado.
La imagen principal rescata uno de los mejores momentos de la película, dirigida por Karl Freund, poco antes de que la momia del principe Im-ho-tep (Boris Karloff) despierte, luego de que el imprudente asistente de arqueólogo recita un antiguo hechizo. Mientras, abajo en la parte derecha, vemos la imagen de Helen Grosvenor (Zita Johann), de quien luego sabremos que se trata de la reencarnación de la princesa Anck-es-en-Amon, la antigua amada de Im-ho-tep.
Vale señalar que el cartel inspira todo menos terror. No es tanto por la colorida técnica pictórica al acrílico con el que está realizado el cartel, sin mucho detalle o fotorealismo, sino porque nos sugiere más la idea romántica de la princesa y el príncipe egipcios reencontrados luego de siglos y siglos de estar separados. La momia está durmiendo, luce relajada e inofensiva, mientras Helen tiene una pose más seductora, recargada en un muro con jeroglíficos. En el cartel, las imágenes están unidas en diagonal dentro de la composición.
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Tenemos un juego de tipografías, todas con distintos diseños, texturas y colores. Primero, en la parte de arriba el tagline “It comes to life!”, en letra manuscrita y gruesa de color blanco. Me gusta cómo el signo de admiración, de mucho mayor tamaño, sirve no nada más como apoyo visual de las palabras (que llevan una dirección hacia arriba), sino para enfatizar las palabras “comes” y “life”. La lectura visual nos lleva rápido de “comes” a “life”.
Mientras el nombre del productor Carl Laemmle está en una tipografía mayúscula y más formal, el apellido de Karloff y el título de la película sobresalen por su mayor tamaño. El primero tiene una textura y color naranja que lo hace parecer en llamas, y un volumen que le da tridimensionalidad. Abajo, llama la atención esa suerte de "apodo artístico" con el que se le conocía a Karloff, “The Uncanny”. En otros carteles de la película aparece también este calificativo.
El título de la película luce como una superficie dorada desgastada y manchada por el tiempo, para sugerir el efecto de antigüedad. El trazado de estas letras está hecho sin mucho cuidado, no tiene uniformidad, pero funciona y no se ve mal. Lo mismo para los créditos de abajo, trazados con menos cuidado aún, “a pulso”, pero afortunadamente se leen sin muchos problemas. Y claro, no podría faltar finalmente la leyenda “A Universal Picture”.
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