viernes, 30 de enero de 2009

THE CAT'S MEOW * * * *

Una de las famosas leyendas sobre el Hollywood de los años 1920, fue aquella noticia que inundó los tabloides en 1924, por la muerte del director de cine Thomas H. Ince, aquel que formó, junto a Mack Senett, la Associated Producers. Aquel año, el magnate del cine y la prensa William Randolph Hearst, festejó en su enorme yate el cumpleaños de Ince, teniendo como invitados a Charles Chaplin, la escritora Elinor Glyn, la actriz Margaret Livingston, amante de Ince, así como la crítica de cine Louella Parsons. Según la versión oficial, Ince murió por complicaciones de su úlcera a bordo del yate, de donde fue bajado de emergencia y llevado a su hogar, en donde moriría días después.

Sin embargo, cuenta la leyenda que en realidad Ince murió de un balazo en la cabeza, accidentalmente disparado por Hearst, en un ataque de celos provocado por el supuesto romance que su amante, la rubia actriz Marion Davies, estaba teniendo con Chaplin. Esta versión fue publicada por el diario rival de Hearst, y este mandaría publicar después en su diario que la muerte se debió a los “problemas de salud” de Ince.

Esta intrigante leyenda es rescatada en el filme The Cat’s Meow (2001), del actor y director neoyorkino Peter Bogdanovich. Una pequeña producción que ofrece un interesante estudio sobre la inestable, insegura y enfermiza personalidad de Randolph Hearst (Edward Herrmann, magnífico), aventurando la hipótesis de que el mismo Ince fue el causante de su propia tragedia, alimentando las sospechas y celos de Hearst respecto al amorío de su mucho más joven novia Davies, interpretada por Kirsten Dunst.

La cinta abre con una impresionante secuencia en blanco y negro, justo en el funeral de Ince, pareciendo todo una premiere, con los reporteros más interesados en captar a las estrellas asistentes. La secuencia cierra haciendo una bella y simbólica analogía entre el ataúd de Ince y su impresionante yate, anclado en la costa. De ahí, un largo flash-back nos lleva a bordo del yate, desafortunadamente cayendo la narración en una dispersión total durante la primera hora. Bogdanovich se muestra hábil llevándonos por los recovecos de los sets art-deco del barco, pero no logró verdaderamente engancharme con los personajes ni con sus problemas, mucho menos con uno de los puntos importantes del argumento: la fusión que Ince (Cary Elwes) buscaba hacer con la productora de Hearst, la Cosmopolitan Pictures. Para convencerlo, Ince buscaba destruir emocionalmente a Hearst, explotando los celos patológicos que sentía por la relación entre Davies y Chaplin (Eddie Izzard).

Steven Peros adapta su propia obra teatral, basándose en una versión de la historia contada por Orson Welles en los 1960. La película tiene su punto fuerte en la buena actuación de Edward Herrmann, quien construye un Hearst que roza el patetismo en su dependencia emocional hacia Marion Davies, quien no encontrará entereza psicológica hasta después de ocurrida la tragedia. Davies ocultará todo a la esposa de Ince, pedirá silencio a varios de los invitados (que no sabían lo que realmente había pasado), y comprará a la única testigo del hecho, Louella Parsons (Jennifer Tilly, excelente), ofreciéndole un contrato de por vida en el periódico con un aumento de sueldo.

Al final, una cinta por fortuna con pocos defectos (faltó un mejor guión) y muchas virtudes (la banda sonora es genial), disfrutable para los amantes del chisme cinematográfico. Me declaro culpable.

++Disponible en DVD, con extras como tráiler(V. Española y V.O.), "Charles Chaplin", "Claire Windsor", el "Cómo se hizo", entrevistas, ficha artística, ficha técnica y filmografías selectas

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