viernes, 21 de noviembre de 2008

APPALOOSA * * * *


Ed Harris es un gran actor. Aunque sus dotes como director no lleguen a superar su talento histriónico, creo que de todas formas es un realizador cuidadoso en los detalles, sabe lo que quiere y lo consigue. Tiene buen feeling para películas ambientadas en otras épocas. Su debut detrás de las cámaras, la biopic sobre el fundador del action-painting, Pollock (2000), me gustó tanto como su interpretación del pintor Jackson Pollock.

En Appaloosa (2008), Harris regresa a la dirección con una adaptación de la novela homónima de Robert B. Parker, interpretando el papel principal de un marshall, Virgil Cole, que llega al pueblo de Appaloosa contratado por sus desesperados gobernantes. La actuación de Harris es magnífica, y se nota en todo momento inspirado en los gestos y miradas de Clint Eastwood y las poses de John Wayne. Lo mejor, es que en su papel de celoso guardián del orden y la justicia, Harris se impone con su propia personalidad y sello particular en su actuación.

Harris sabe combinar bien tanto algunos elementos que han sentado cátedra en el spaguetti western, en una banda sonora de sonidos épicos al estilo Ennio Morricone, como de la antigua escuela del western hollywoodense. La película traslada la fórmula de la “pareja de policias” moderna al lejano oeste, en los terrenos de Nuevo México, en 1882. Virgil y su compañero, Everett Hitch (Viggo Mortensen), forman una mancuerna de amigos algo fría, una especie de “pequeña sociedad” que sabe disparar certeramente, y que cumplen con la regla de “primero dispara, después pregunta”. Casi nunca sonríen, jamás bromean, y ante la presencia de una atractiva mujer, recién llegada al pueblo (Renée Zellweeger), ambos sentirán que sus fuerzas y cordura flaquean.

Ed Harris está lejos de lograr una nueva Unforgiven, pero creo que estuvo a unos pasos de lograrlo. La narración de Appaloosa es interesante. Cuando parece que acabará la historia, todavía habrá mucha tela de donde cortar. Tenemos un diseño de producción impecable, y no faltará también el villano despreciable de rigor, en el criminal hipócrita y de doble cara interpretado por Jeremy Irons.

El final es una de las mejores partes, aunque no deja de sentirse que a Harris le ha faltado mucha más fuerza en su dirección y narración. Appaloosa no será un gran western, aunque sí es uno de los buenos, notablemente fotografiado y escrito, con diálogos estupendos dentro de su misma sencillez (esas pláticas inexpresivas entre Virgil y Everett). Seguro tendrá alguna nominación al Oscar, al menos, en el rubro del diseño de vestuario. Está por verse.

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