miércoles, 1 de octubre de 2008

NAZARIN * * * *

La etapa mexicana de Luis Buñuel no deja de estar ligada con el comentario crítico social. Ahí está la magistral Los Olvidados (1950), y años después llegó Nazarín (1959), premiada en Cannes. Ambientada en la época de la dictadura porfirista en México, la película es una combinación de la clásica visión surrealista de Buñuel, algo de humor negro y un retrato de la pobreza que se vivía en esa época, lo mismo que del machismo mexicano.

La película no esconde su misoginia. Las mujeres en Nazarín o son prostitutas o sumisas ante los hombres, siendo además una de las películas más provocadoras de la filmografía de Buñuel. Beatriz (Marga López), apocada mujer que desea morir por el desprecio de un hombre, y Andara (Rita Macedo), una prostituta, deciden seguir al padre Nazario (Paco Rabal estupendo) luego de cometer un asesinato. El sacerdote decide emprender una aventura de ermitaño, luego de ser expulsado por la iglesia debido a la ayuda que le brinda a Andara.

Existe una tensión sexual latente en el triángulo que formarán el sacerdote y sus dos acompañantes, entre las que llega a surgir una especie de competencia por la atención y el cariño de Nazario. En su camino se toparan con un enano masoquista, enamorado de Andara, que no importa cuanto lo odie y desprecie, aquel siempre estará a su lado para quererla.

El periplo es un viaje iniciático y de búsqueda espiritual, no nada más para las mujeres sino para el mismo padre Nazario, transformado en un mendigo que busca vivir de la caridad y de encontrarle sentido a su nueva vida, ayudando a todo aquel que lo necesite en su aventura. Nazario pasará de todo, estará dispuesto a humillarse ante aquellos que abusen de él, a poner la otra mejilla y afrontar las habladurías que surjan por viajar en compañía de dos mujeres.

Su idílico viaje espiritual será difícil de cumplir, será complicado superar el abuso de poder, la indiferencia y el desprecio. El padre Nazario es, de alguna forma, un ideal de la vida católica-cristiana, de la austeridad, el sufrimiento y la humildad. Pero verlo desde los ojos del maestro aragonés, ya es otra cosa.

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