miércoles, 6 de agosto de 2008

HONEYDRIPPER * * * 1/2

No siempre las películas de temática musical involucran a la típica biopic sobre el ascenso, triunfo y, casi siempre, descenso de grandes estrellas. También puede quedar involucrado un viejo club de blues, en medio de una sureña y algodonera región del sur estadounidense, a punto de ser cerrado por problemas económicos. El club es administrado por un nostálgico pianista ficticio de blues, que ha derramado toda su vida y talento en ese viejo lugar, al que ya nadie acude.

Honeydripper (2007), por esa y muchas razones, es un filme musical atípico. Es una película más inclinada hacia el cine de autor, de bajo presupuesto y sin las pretensiones de enormes filmes al estilo de Ray (2005) o Idlewild (2007). Según John Sayles, su director, guionista y editor, Honeydripper costó la módica cantidad de 5 millones de dólares. Aún así, lo que la coloca a la altura de otros estupendos trabajos en el género, es la magnífica producción musical, en la que participan actuando músicos auténticos del mundo del blues y el jazz (Gary Clark Jr., Keb’Mo’, Arthur Lee Williams), y donde además, el mismo realizador participó con la autoría de un par de canciones.

Entre otras de sus virtudes, es el traer del olvido a un gran actor como lo es Danny Gloover, interpretando al pianista y administrador del “Honeydripper”, en espera que un milagro caiga del cielo para saldar una cuantiosa deuda y rescatar el club. Sayles ha demostrado a lo largo de su carrera más dotes para el guionismo que la dirección. La historia es predecible, es verdad, pero exuda autenticidad y sinceridad en su “declaración de amor” al blues, a un periodo de transición entre este género musical y el rock’n roll, y a un bucólico escenario sureño como extraído de una novela de Faulkner, en su retrato costumbrista de un pueblito en la Alabama del 1950.

Los puntos en contra de este pequeño pero digno filme son pocos. El principal, es que será disfrutado más por los aficionados al blues (como yo), que por aquellos que buscan más una trama cargada de melodrama. La música, incluso, ayuda a levantar la película en ciertos momentos que amenazan con ponerse flojos, y las magníficas actuaciones de todo el reparto (Lisa Gay Hamilton y Charles S. Dutton lucen notables), son algunos de los elementos que ayudan a hacer más interesante y disfrutable este equilibrado relato.

El trabajo de Sayles es un canto de despedida, poblado de fantasmas (ese sarcástico guitarrista que aparece de la nada) y de viejas leyendas musicales, que entona y dedica el viejo Tyrone (Gloover) al arcaico blues, que se niega a dejar el paso libre a ese nuevo ritmo que nació de este mismo género, el rock’n roll.

++ Honeydripper se estreno en España el 5 de mayo de este año. Próximamente en DVD.

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