lunes, 12 de mayo de 2008

CINESPAÑA: LA LÍNEA DEL CIELO * * *

Los españoles buscando el “sueño americano”, es el tema principal de La Línea del Cielo (España, 1983), subvalorada película del realizador Fernando Colomo. Aunque la película no tiene una historia tan interesante como uno quisiera, lo poco que cuenta lo cuenta bien, sin complicaciones, con una narrativa por demás lineal y directa, tomando como principal escenario las calles de Nueva York.

Un joven, delgado y con abundante cabello Antonio Resines, interpreta a Gustavo, un fotógrafo madrileño que ha llegado a la “Gran Manzana” buscando, según él, la “internacionalización”. Sin embargo, su principal desventaja no será tanto el no contar con un portafolio innovador y atractivo, con algo más nuevo, sino el pobre dominio del inglés con el que llega a enfrentarse a la ciudad más cosmopolita del mundo.

El filme está más inclinado a ser una suerte de sincero documental sobre la vida de los españoles en Nueva York. El estilo de Colomo lo deja ver durante la mayor parte del tiempo: su manera de ir siguiendo a Gustavo, cámara en mano, por las calles neoyorquinas o por algún mercado callejero; su registro del ir y venir de ciudadanos curiosos que lo miran mientras pasea, así como la participación de muchos actores no profesionales, tanto norteamericanos como españoles.

Como extraídos de alguna comedia de Woody Allen, los personajes de la Línea del Cielo tendrán algo de artistas e intelectuales, y tocarán de alguna forma la vida de Gustavo, quien a pesar de su corta estancia tendrá tiempo para enamorarse de una guapa catalana, Pat (Beatriz Pérez Porro), productora audiovisual; para deprimirse, admirarse, reír, sufrir, etc., intentando ante todo aprender inglés sin mucho éxito, un idioma que parece no estar hecho para él. Mientras, escuchamos de fondo la voz del cantaor Manzanita, como para acentuar más la sufrida nostalgia que nunca abandona al tímido Gustavo.

Falta mucho por concretar en los terrenos que intenta pisar el filme: no es el gran documental sobre la migración española en Nueva York, ni la graciosa comedia romántica que desperdicia una gran idea (un madrileño y una catalana se encuentran en Nueva York), pero está lejos de ser la película fallida que uno pueda imaginar.

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