jueves, 19 de julio de 2007

DVD: HARRY POTTER AND THE ORDER OF THE PHOENIX * * * *

Después de haber visto Harry Potter y La Órden del Fénix (Harry Potter and the Order of the Phoenix, Reino Unido-E.U., 2007), la nueva entrega de esta exitosa franquicia, creo que no había quedado satisfecho con un filme sobre el ahora mago adolescente, desde que vi El Prisionero de Azkabán (Cuarón, 2004), la tercera película. Para ser sinceros, si bien el filme de Cuarón seguía el mismo esquema argumental de las dos primeras películas (después de tener problemas con sus tíos, Harry huye a un nuevo ciclo escolar en Hogwarts, se reencuentra con sus amigos, conoce nuevos maestros y se enfrenta a un nuevo misterio por resolver), el realizador mexicano supo renovar visualmente al filme, al darle un adecuado tratamiento obscuro, tanto a personajes como a sus escenarios.

Harry Potter y el Cáliz de Fuego (Newell, 2005), la cuarta película, siento que dio un paso atrás a lo que había logrado Cuarón, al preocuparse más por ofrecer un convencional espectáculo de efectos especiales, mucha acción, aunque no dejaba por ello de ser entretenida y con algún dramático suceso. En La Orden del Fénix, dirigida por el británico David Yates (el segundo director británico de toda la franquicia) tenemos una verdadera secuela y el primer filme de Harry Potter maduro, con personajes ahora sí llevando problemas más evolucionados. Una verdadera secuela, porque ya no es necesaria la rutinaria presentación de los personajes clásicos, como la estricta pero noble maestra encarnada por Maggie Smith, el gigantesco especialista en animales fantásticos, interpretado por Robbie Coltrane, el maestro darketo especialista en “artes obscuras” a cargo de Alan Rickman. De hecho, muchos de ellos nada más aparecerán unos cuantos minutos en la película.

Además, estamos ante una nueva propuesta en la manera de contar la historia, en el guión escrito por Michael Goldenberg, enfocado a un público adolescente más crecidito (o en su defecto, aquellos niños que han crecido leyendo a Harry Potter desde el primer libro). Después de tener el típico pleito con sus nefastos tíos, Harry (Daniel Radcliffe) se enfrentará con la noticia de que ha sido expulsado del colegio Hogwarts, por haber hecho uso de su magia en el mundo de los muggles (entiéndase, humanos), al tener que defenderse y salvar a su gordazo primo de un ataque de los obscuros Dementors.

Sin mayores preámbulos, Harry deberá enfrentar un juicio para decidir si su expulsión del colegio es definitiva, defendido por el director Dumbledore (Michael Gambon). Pero el mayor problema de Harry, reunido por enésima vez con sus amigos, Hermione (la cada vez más guapa Emma Watson) y el ahora más serio Ron (Ruper Grint), será el regreso del temible Lord Voldemort (Ralph Fiennes), asediándolo en constantes pesadillas y amenazando con un enfrentamiento pendiente, ante el cual deberá prepararse junto con varios compañeros de su grupo.

Por si fuera poco, una nueva maestra (Imelda Staunton), de facha dulce pero perfeccionista, férrea y de implacable disciplina, ha llegado dispuesta a realizar cambios drásticos en el colegio, entre ellos, querer quedarse con el puesto de Dumbledore, y probar ante todo que Harry miente para causar pánico respecto al regreso de Voldemort.

En el filme no se deja de respirar un estado de paranoia de principio a fin, de inquietud y tensión entre todos los personajes. Hay humor, pero se nota que la preocupación principal de Yates fue tratar de equilibrar su muy logrado tratamiento obscuro de la película, con el acostumbrado toque noble e inocente de los filmes anteriores, sin que falten los impresionantes efectos visuales de siempre. Lo que sí ha faltado es el clásico juego de “quiditch” sobre escobas voladoras. Pero a quién le importa, si Harry corre el peligro de pasarse al “lado obscuro”, cuando parece que se le ha metido el diablo y está necesitado de un exorcismo. Ojalá que Yates siga el mismo camino en el sexto filme del próximo año.

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