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La trama se centra en el famoso escuadrón Lafayette, formado por jóvenes pilotos estadounidenses, que fueron a Francia para apoyar al país galo en su lucha contra las fuerzas alemanas, antes de que E.U. entrara en la guerra. Huyendo de su pueblo en el sur de los E.U., por tener algunos problemas con la ley, el aspirante a piloto, Blaine Rawlings (James Franco), se enlista para ir a Francia y engrosar el escuadrón, junto a otros compatriotas quienes, por igual, esconden muchos secretos.
Como película de aventuras, a Flyboys le falta mucho de todo: personajes interesantes, romance que nos emocione y alguna profundidad temática. Lo que vemos durante todo el tiempo, son unos chicos algo desorientados y asustados por lo que les espera allá arriba, cuya única preocupación es ver quién tira más aviones. Si hay alguien que no ha hecho “volar” algún alemán, sentirá tal trauma que para qué le sigo contando.
Para engrosar el reparto, se encuentra Jean Reno haciendo un papel poco lucidor, como el general-buena-gente que instruirá a nuestros sacrificados héroes, robándole protagonismo el oficial del escuadrón (Martin Henderson), tampoco sin mucho qué hacer más que estar asustando a nuestros “caballeros del aire.”
El filme -en el mejor de los casos- no es más que una suerte de telefilme de aventuras bélicas en los aires, respaldado por una producción fuerte que valdrá la pena nada más por sus numerosas escenas de acción, a lo largo de poco más de 2 horas de duración.
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