jueves, 27 de agosto de 2020

WHEN HITLER STOLE PINK RABBIT

 

Riva Krymalowski y su "conejo rosa".

When Hitler Stole Pink Rabbit tiene ese encanto propio de los filmes familiares que pueden verse los domingos por las mañanas; inofensivo, seguro, y con una flecha escurriendo de miel apuntando directo a tu corazón, lista para ser disparada al final de la historia. ¿Quién dice que todos los filmes sobre los inicios del nazismo en Alemania tienen que ser crudos, tristes, y violentos? Ahí está, por ejemplo, JoJo Rabbit, la cual, de todas formas, comparada con Pink Rabbit, es tan violenta como Inglorious Basterds, de Tarantino. Durante las primeras tres cuartas partes de Pink Rabbit, dirigida por Caroline Link, y basada en el libro homónimo escrito por la ilustradora Judith Kerr, no hay un sólo momento de tensión que verdaderamente sacuda a la familia protagónica. 

La película cuenta el exilio forzado que Arthur Kemper (Oliver Masucci, de la serie Dark), periodista judío, tiene que hacer junto a su familia con la llegada de Hitler al poder. Todo nos es contado desde la mirada inocente de Anna (Riva Krymalowski), niña de 10 años, aficionada a dibujar imágenes que representan catástrofes, y propietaria del conejo de peluche rosa del título, el cual tiene que dejar atrás durante la huida de su familia hacia Suiza. Todo es felicidad radiante en el núcleo familiar, y nada, ni siquiera este exilio del padre, cuyo trabajo se ha caracterizado por criticar duramente la situación política y los peligros del fascismo emergente, parece tocar dicho estado.

La llegada subsecuente de la familia a París (ciudad en donde se desarrolla la mayor parte de la historia) pondrá las cosas más difíciles para ellos. Pero ni eso perturbará la felicidad familiar; ni la contenida intranquilidad de Arthur, batallando por encontrar trabajo en la capital francesa; ni el optimismo de la mamá (Carla Juri), o la buena camaradería del hermano mayor (Marinos Hohmann) con su hermana. Hay momentos en que Anna trata de transmitir cierta infelicidad, debido a la dificultad de echar raíces en alguna ciudad, y por fin vivir -todavía más- felices, a pesar del antisemitismo con el que se topan en el camino. Sin embargo, el mayor problema del filme, no es tanto esta idílica felicidad de la familia, sino que la historia termina siendo demasiado simple, sin muchas cosas que pasen. Al final, acabamos involucrados en el viaje familiar forzado retratado en el filme, y lo que le falta en historia a la película, le sobra en emotividad. 
⭐️⭐️1/2

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