martes, 17 de diciembre de 2019

THE IRISHMAN


Robert De Niro, Al Pacino y Ray Romano
Martin Scorsese ha recomendado una cosa para ver The Irishman, su más reciente película en coproducción con Netflix: "Por favor, no la vean en sus teléfonos. Al menos, véanla en una Ipad, con pantalla de buen tamaño". Y se recomienda suficiente batería, ya que el filme tiene una duración de tres horas y media. Scorsese ofrece en The Irishman su particular versión sobre la historia del líder sindical Jimmy Hoffa, y aventurar una teoría sobre lo que pudo haber sucedido con él (Hoffa desapareció del panorama, y su cuerpo nunca fue encontrado).
Basado en el libro escrito por Charles Brandt, The Irishman es una épica de dimensiones mastodónticas, narrada en tres tiempos simultáneos. La historia de Hoffa es contada a través de los ojos de Frank Sheeran (Robert De Niro, simplemente supremo), desde su incursión dentro del mundo de la mafia como matón y chofer, pasando por el nacimiento de su gran amistad con Hoffa (Al Pacino, fenomenal). Todo es narrado en un estilo a la Goodfellas (una de las mejores películas de Scorsese), y mucho también del estilo de Los Soprano. Como si de una "muñeca rusa" se tratara, la estructura de la narración es de "flashbacks dentro de flashbacks", recuerdos dentro de otros recuerdos. Un anciano Frank nos cuenta, desde su silla de ruedas en un asilo, todo lo que su memoria le permite, desde sus días como soldado durante la Segunda Guerra Mundial, hasta que, más tarde, se convirtió en conductor de camión, en donde empezó a cometer sus primeros crímenes.
En el primer flashback, Frank recuerda el viaje por carretera que hizo, a mediados de los 1970, junto a su jefe, Russell Bufalino (Joe Pesci, genial), un líder mafioso con quien también Frank desarrollará una amistad cercana. De ahí, nos iremos unos veinte años atrás, justo cuando hagan una parada en una estación de gasolina, en donde se conocieron por los años 1950. ¿El destino hacia dónde se dirigen? Decirlo sería revelar mucho en esta reseña, algo de todas formas imposible de describir, considerando que nos enfrentamos a una historia que abarca casi 3 décadas. Baste decir, que uno de los puntos en la historia que sacudirá las vidas de los 3 personajes, es el asesinato de John F. Kennedy, con la insinuación de que este llegó al poder con un empujón de la mafia.
Tal vez muchos se desanimen de sólo escuchar la duración de la cinta; tal vez suene también como un filme apto nada más para fans del cine de Scorsese. Nada más lejos de ser así. Scorsese sabe cómo engancharte en una historia fascinante, que tiene casi de todo: intriga política, melodrama de juicios en la corte, historias de la mafia (los fans de Scorsese, simplemente, se deleitarán), etc. Parece el mismo Scorsese, y no Frank, sentado en la comodidad de su casa, quien nos cuenta estas historias. The Irishman se siente parte ficción, parte un falso documental. La envoltura del filme es el de una suculenta banda sonora, llena de "oldies" y grandes éxitos.
Pero si hay algo verdaderamente interesante, es ver a Scorsese jugar con tecnologías digitales. No es que no lo haya hecho antes (The Aviator, Gangs of New York). Aquí, el director juega con el ya muy socorrido "botox digital", la tecnología para "rejuvenecer" actores. Aquí se usa para quitarle unos 20 o 25 años de encima a de De Niro. Lo mejor, es que luce aceptable y convincente, al menos la mayor parte del tiempo, cuando no le hacen close-ups. Cuando los hay, su rostro se ve extraño, algo en la mirada que se nota artificial, con los ojos de un rostro amuñecado o de cera. Pero es algo que, en lo personal, prefiero, a que hubieran escogido a otro actor para interpretarlo de joven.
Lo cierto, es que la actuación de De Niro es tan poderosa, que este aspecto visual de los efectos especiales, por fortuna, no termina siendo tan distractor. Es más lo que dice con su sola presencia y fisicalidad, que con palabras. Frank es un ser silencioso, de pocos diálogos. En ese sentido, el verdadero espectáculo de The Irishman, por encima de todo, termina siendo ver por primera vez en un filme a tres actores icónicos compartiendo pantalla. De Niro y Pesci juntos otra vez desde Goodfellas; Al Pacino en su primer filme colaborando con Scorsese. En lo personal, me gustó más el Jimmy Hoffa interpretado por Jack Nicholson en Hoffa (1992), de Danny DeVito. El parecido era impresionante. Pero Pacino también resulta espectacular, hace suyo el personaje, te atrapa en cada escena. Nada más en esa escena en donde todos están viendo por tele la noticia del asesinato de Kennedy, Pacino, con una mirada perdida, lo dice todo. Podemos sentir lo que piensa, preocupado por lo que vendrá después, por lo que dirá a la prensa. Hay culpa en su mirada, mezclada con consternación ¿Tuvo algo que ver en el asesinato?
Mención aparte merece la edición de la eterna colaboradora de Scorsese, Thelma Schoonmaker, así como la dirección de fotografía del mexicano Rodrigo Prieto. Schoonmaker hace un trabajo admirable, en su manera de armar esta inmensa historia en 3 narraciones paralelas, sin que el resultado se sienta muy saturado; considerando la complejidad de la historia, con saltos continuos de un tiempo a otro. Hay fluidez en la narración y sin que se pierda el hilo. Mientras, la dirección de fotografía de Prieto es eficiente, un notable trabajo al saber reflejar cada época sin ser llamativa en exceso, funcional sin ser demasiado atmosférica, o con demasiadas diferencias entre una década y otra.
Si tengo un pero, es que la duración del filme, al final, termina jugando en su contra. Pocos serán los que la vean toda en una sola sentada, y muchos quienes la vean en dos, o hasta tres partes (quienes la vean en Netflix cómodamente en sus casas). Mucho le hubiera convenido a Scorsese un formato de miniserie en 3 episodios. Como sea, The Irishman es uno de los mejores filmes del año (contendiente al Oscar, ya que tuvo estreno en cines en E.U. e Inglaterra), y uno de los mejores en la filmografía de Scorsese. 
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

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