sábado, 7 de abril de 2018

RED SPARROW * * *

Jennifer Lawrence.
Red Sparrow sirve como un vehículo para que Jennifer Lawrence demuestre que es una gran actriz, y que puede moverse sin problemas en cualquier terreno. Red Sparrow es un clásico filme de espías, chapado a la antigua (no es Misión Imposible, definitivamente), en el cual, lo primero que viene a la mente desde la primera secuencia es Hitchcock (The Man Who Knew too Much). En dicha secuencia, J.Law luce bella, espectacular, ejecutando en el teatro un número de ballet demandante (sin duda con ayuda de efectos digitales). En ese sentido, Francis Lawrence (director de las últimas tres películas de The Hunger Games) consigue un filme de espionaje tal vez no muy original, tal vez nada que no hayamos visto antes, pero que acaba siendo entretenido y pasable. La película consigue atraparnos durante la mayor parte del tiempo. Después de una primera parte algo estática y desinflada (el entrenamiento bajo la tutela de una escabrosa Charlotte Rampling), su segundo y tercer acto despegan sin problemas.
Dominika Egorova (Lawrence), es una prodigiosa bailarina rusa, que ve su carrera interrumpida debido a un desafortunado accidente. Para ayudar a que su mamá (Joely Richardson) salga adelante de una enfermedad degenerativa, Dominika acepta convertirse en una agente secreta para la KGB, con la intervención de su tío (Matthias Shoenaerts), para seguir la pista de un agente de la CIA (Joel Edgerton) en Moscú. Aunque Red Sparrow es de esos filmes con actores haciendo extraños acentos rusos, termina siendo un filme funcional y visible, con un par de vueltas de tuerca al final bien ensambladas.

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