domingo, 28 de junio de 2015

JURASSIC WORLD * * * 1/2


CAMBIO DE BANDO.
Chris Pratt y su equipo de velociraptores. 
Una de las imágenes más interesantes en Jurassic World (y que no precisamente involucra una estampida de velociraptors, o la corretiza de un TRex), muestra una escamosa pata con enormes garras, abarcando todo el cuadro, y con un fondo de nieve blanca. Posiblemente pertenezca a un dinosaurio, ya que pisa fuerte y sonoramente el suelo. Conforme la toma se abre, descubrimos que la pata pertenece a un ave, caminando frente a una casa. Es una imagen interesante, en la que Colin Trevorrow, el realizador, juega divertidamente con nuestra percepción y expectativas.

Trevorrow mantiene esa estrategia durante la mayor parte del filme, mostrar poco y sólo lo necesario de algunos de los dinosaurios, en esta nueva entrega de la jurásica franquicia inaugurada por Steven Spielberg en 1993. Una franquicia que ha avanzado a pasos lentos pero seguros, con la anterior película estrenada en el ya lejano 2001. Para los que creían que las películas habían quedado extintas y fosilizadas en el olvido, Jurassic World prueba que los dinosaurios todavía venden (el filme ha batido récords en taquilla desde su primer fin de semana), en una película que tiene como escenario un nuevo parque con nuevas atracciones; velociraptors amaestrados y más inteligentes, y un nuevo "villano", que ha venido a quitarle su lugar al TRex: el Indominus Rex.

Las películas cada vez más se alejan del espíritu científico que Michael Crichton, el autor de los dos novelas en las que están basadas las dos primeras películas, imprimió a la historia, acercándose más a la acción y la espectacularidad. Jurassic World es muy parecida a Jurassic Park, con temas incluso muy spielbergianos (Spielberg funge aquí como productor ejecutivo): niños en medio de un hogar fragmentado. Como siempre, algo saldrá mal en el parque.

Dos hermanos (Ty Simpkins y Nick Robinson), son enviados por sus padres (Judy Greer y Andy Buckley), quienes se encuentran pasando por una crisis matrimonial, a pasar el verano en Jurassic World, el parque de dinosaurios clonados más moderno e hipertecnologizado. El parque se encuentra  justo en Isla Nublar, a donde cualquiera en su sano juicio jamás regresaría, después de saber lo que pasó con el primer parque. Ahí son recibidos por su joven tía (Bryce Dallas Howard), la encargada de relaciones públicas, quien tendrá que echarles un ojo mientras se divierten en el parque, trabajo que no le saldrá muy bien. Cuando los chicos se pierdan por ahí, las cosas se pondrán feas y peligrosas, justo cuando el monstruoso y godzillesco Indominus Rex, un verdadero "frankensaurio", escape de su confinamiento.

El Indominus, creado por el Dr. Henry Wu (BD Wong, quien apareció en la primer película), haciendo un cóctel de genes de velociraptor y TRex, anda suelto comiendo gente e inofensivos "vegesaurios". Masrani (Irrfan "Slumdog Millionaire" Khan), uno de los inversionistas del parque, decidió darle al "público lo que pida", es decir, emociones más fuertes, con dinosaurios más excitantes y aberrantes. El inmenso Mosasaurus, por ejemplo, aquí es el equivalente al Shamu de Sea World, que en lugar de comer sardinas come tiburones.

Chris Pratt se lleva la película, al menos del lado humano, como el domador de velociraptors del parque. Quizás no le paguen mucho por tan peligroso trabajo, ya que vive a las afueras del parque en una casa rodante. Tiene una escena que causó controversia -y con mucha razón- al ser considerada sexista, aquella cuando se le insinúa sin mucho pudor y muy directamente a Bryce Dallas afuera del camper. Los hombres quizás reirán; las mujeres, quién sabe. Por otro lado, los raptores jamás se habían visto tan inteligentes y sagaces. Casi les falta hablar. Lucen escalofriantemente antropomórficos, y con una cocodrilesca mirada que mata. No hay duda que siguen siendo fascinantes. Juegan el papel más crucial que se les haya asignado en la saga, poniéndose del lado de los humanos en su lucha para detener al Indominus. Todo el asunto suena de lo más inverosímil, pero seguro los raptores redondean el espectáculo. No despegué los ojos de la pantalla cada vez que aparecían, te tienen paralizado en tu asiento.

Jurassic World tiene sus buenas dosis de violencia. Hay escenas perturbadoras, por ejemplo, la de los pterodáctilos cazando montones de gente aterrorizada, o la escena nocturna con el Indominus  neutralizando, en cuestión de segundos, a un escuadrón de guardias armados. No creo que sea la mejor película de la franquicia (mis favoritas siguen siendo la primera y la segunda), pero lo cierto es que Jurassic World tiene elevados niveles de espectacularidad y de entretenimiento asegurados, de impresionantes efectos especiales. Aunque ya el factor sorpresa se haya desvanecido con el paso de los años, los dinosaurios siguen siendo impresionantes, y siguen dejando boquiabierto al espectador. El problema, es que la película no tiene personajes memorables y que nos importen mucho, como un Dr. Ian Malcolm, por ejemplo. El clímax es emocionante, fuera de toda proporción, más cercano al de una monster movie japonesa, y que tiene la sorpresiva aparición de un viejo conocido de la saga, cuya identidad no se puede revelar.


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