miércoles, 2 de abril de 2014

FROZEN * * * * *


LA REINA DE LA NIEVE. Elsa tiene en sus manos el poder de producir frío. 

La adaptación de Disney del clásico cuento infantil de Hans Christian Andersen, The Snow Queen, ha resultado en una de sus mejores películas animadas a la fecha. Su revisión de una historia sobre la relación de dos hermanas, una de ellas nacida con gélidos superpoderes para producir nieve, hielo y todo un clima invernal a su alrededor, recuerda los conflictos de los mutantes de los X-Men. Pero estamos en otros terrenos, en los nórdicos territorios de Noruega. Luego de, accidentalmente, herir a su hermana menor mientras jugaban, Elsa (Idina Menzel) decide encerrarse y mantenerse alejada de ella.  Anna (Kristen Bell) no entenderá mucho el por qué, ya que la magia de unos trolls de piedra, ha borrado todo indicio del accidente de su memoria.

Frozen tiene una ambición visual suprema, además de ese toque Pixar. No nada más se nota en el  cuidado visual de cada mínimo detalle, sino en su preocupación por narrar un verdadero melodrama dirigido a los niños, en donde el ritmo no decae. Más que un don, para Elsa sus poderes son como una maldición. Nada es de extrañar, teniendo a John Lasseter como productor. El vestuario, en especial, tiene detalles visuales interesantes, y además los efectos especiales son impresionantes, siempre que Elsa usa sus poderes para producir frío. El drama llega cuando, luego de ser coronada reina, Elsa huye justo cuando todos han descubierto que tiene poderes ocultos. En su autodestierro, la  ahora joven reina se va a vivir a la cima de la montaña más alta, encerrándose dentro de un castillo de hielo que ella misma construye. Ahí, como lo dice en la oscarizada canción original, "Let it go", Elsa  será más feliz, sin el peligro de lastimar a alguien. 

Preocupada, Anna irá en su búsqueda, y contará con los servicios como guía de un recolector y comerciante de hielo, Kristoff (Jonathan Groff), viajando en un trineo tirado por un reno. El número musical que abre el filme es bastante bueno (Vuelie), mostrando rítmicamente el trabajo de unos recolectores de hielo, serruchando y levantando enormes bloques. Tiene un tratamiento a la musical antiguo de la Metro Goldwyn Mayer.

La película tiene esa magia propia de la Disney en lo que siempre ha sido su especialidad: los cuentos de hadas y princesas. No hay un villano propiamente dicho (un personaje dará la sorpresa al final con ciertos planes maquiavélicos). Si acaso, el antagonista es el eterno clima invernal provocado por Elsa  sobre su reino. Pero si hay algo por lo que el filme sobresale, es por la gran dirección de Chris Buck y Jennifer Lee, al conseguir una historia tierna y conmovedora sobre el amor entre hermanos (o hermanas, como en este caso). 

No se roba el filme, pero afortunadamente Olaf (Josh Gad), un muñeco de nieve, no es el molesto e irritante patiño que puede parecer. Su presencia es discreta, graciosa y encantadora, como el inocente ser mágico que desea conocer el calor del verano, sin imaginar los peligros que esto representa para él.





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