martes, 22 de diciembre de 2009

AVATAR * * * *

Avatar es un espectáculo visual sin precedentes, en el que James Cameron imagina un "western" en un planeta habitado por seres con gran consciencia ecológica.


A más de diez años de haber dirigido Titanic (1997), en su momento la película más cara de la historia del cine, James Cameron regresa con Avatar (2009), una mastodóntica producción, con un arsenal técnico detrás nunca antes visto. Se estrena tanto en versión en 3D como en versión bidimensional, y para la primera tuvo que ser filmada con dos cámaras al mismo tiempo. Tal vez de ahí el hecho que las escenas en las que aparecen actores de carne y hueso luzcan algo acartonadas e, incluso, “tiesas” en su dirección. Por otro lado, Avatar está realizada con la técnica de animación con la cual fue creado Golum en The Lord of the Rings, o el nuevo King Kong, es decir, el motion capture, donde el o los actores usan un traje especial cubierto de sensores, que capturan cada movimiento corporal, incluyendo gestos y movimientos faciales. En ese sentido, esperamos bastantes nominaciones a los Oscares del próximo año en rubros técnicos, incluyendo sonido.

Puede afirmarse que Avatar es, en su mayor parte, una película animada. La trama se desarrolla en el planeta Pandora, y para darse una idea cómo es visualmente este lugar basta imaginarse una mezcla de alguna “isla misteriosa” habitada por criaturas prehistóricas (la Isla Skull donde habita King Kong cuenta), con la Tierra Media de The Lord of the Rings y, además, agregue algún planeta alienígena imaginado por George Lucas para su nueva trilogía de Star Wars. Y todo en Pandora está generado digitalmente, incluyendo sus bellos paisajes. Nada en este planeta deja descansar nuestras pupilas, ni siquiera durante las escenas nocturnas, donde su jungla queda convertida en un escenario pop de luces ultravioleta. Sus habitantes más evolucionados son los Na’vi, unos seres con un diseño ecléctico, que lucen como elfos de piel azulada y rayada con facciones felinas y ojos gatunos. Lo mejor, es que miden casi 3 metros.

Avatar es un espectáculo visual sin precedentes. Cameron presume un soberbio manejo de los más sofisticados efectos visuales y de animación. Los Na’vi son una creación de alto nivel técnico. Cada uno lleva no nada más la voz, sino también las facciones y gestos originales de los actores. Cada detalle está cuidado al máximo, incluido los brillos de los ojos y todo lo que se refleja en ellos. No hay un solo elemento en el diseño de Pandora que pase desapercibido, desde su vegetación hasta su variada fauna, que incluye versiones alienígenas de lobos, hienas, una especie de triceratops gigantescos, panteras, caballos e iguanas voladoras. Los Na’vi son los guardianes de toda esta naturaleza espacial, a donde llega el ejército estadounidense con fines de conquista y de arrasar con todo.

Hay que reconocer que lo que logra Cameron concibiendo este visualmente rico universo, no lo consigue tanto en cuanto a historia se refiere. Lo que hace es simplemente mezclar un western (Dances with Wolves, por ejemplo) con una historia de ciencia ficción, ubicada en otro planeta. Los Na’vi son una versión alienígena de alguna tribu de indios norteamericanos, con todo y dialecto nativo. Como en el siglo XIX terrícola, los Na’vi serán las víctimas del inevitable choque cultural y expansionismo norteamericano. Lo que sí me ha parecido interesante es la premisa, que tiene que ver con (y aquí viene el toque a lo Michael Crichton) la idea de crear réplicas o clones de los Na’vi para infiltrarse en su tribu y espiarlos, pero también aprender de sus costumbres y tradiciones.

Tomando ADN de los Na’vi, los científicos crean un “avatar”, al cual Jake (Sam Worthington), un joven ex marine en silla de ruedas, se puede conectar mientras está dormido y durante el sueño ser como un Na’vi e interactuar con ellos. Quien hace una aparición estelar es Sigourney Weaver, como la científica desarrolladora de la tecnología de los avatares, quien hace su primera aparición en un filme de ciencia ficción desde la última película de Alien. Es gracias al avatar que Jake puede librarse de la silla de ruedas y volver a caminar y , por supuesto, conocer a una atractiva na’vi, Neytiri (Zoe Saldana). Ahí es donde radica lo más rescatable de la historia concebida por James Cameron, y que debe mucho a la premisa de Matrix. En otro contexto, tal premisa hubiera podido ser todavía más interesante, uno quizás con menos peso mercadológico.

Es verdad que Avatar está lejos de ser la película más original de la década, o incluso la mejor película del año. Uno de sus problemas, es que a lo largo de la película no se deja de sentir el incómodo deja vú, de haber visto ya esto o aquello en otra parte, o mejor dicho, en otras películas. Aunque también es verdad que la película es irresistible y, en general, es amable con su público. A pesar de pequeños destellos de violencia (algunos soldados atravesados por lanzas y flechas, y poco más), es de lo más familiar. Tiene un intencional y bienvenido mensaje ecologista, y una de sus escenas más impresionantes es la agonizante y simbólica caída de un árbol gigante, junto a la batalla final, donde todas las fuerzas de esta naturaleza alienígena se unen contra un par de villanos caricaturescos, interpretados por el eterno villano del cine Stephen Lang y Giovanni Ribisi, dispuestos a acabar con todo en Pandora.

+Lo mejor: el diseño del planeta Pandora y de todos sus habitantes.
+Lo peor: que todo parece ya haber sido visto antes.

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