lunes, 23 de junio de 2008

21 * * *

La fórmula a la que recurren los realizadores de 21 (2007) no es nada original, pero han sabido darle la vuelta para conseguir un filme, al menos, entretenido. Su historia está basada en hechos reales, sobre un grupo de chicos de bachillerato en Boston, cuyo pasatiempo de fin de semana era viajar hasta al luminoso paraíso de Las Vegas, de casinos, apuestas, mucho dinero y mujeres espectaculares, para usar su talento con los números en el atractivo, y a la larga peligroso, negocio de las apuestas.

No será Jim Sturgess quien lleve la sartén por el mango, el esforzado joven actor en su segundo papel de peso, luego de que demostrara que sabe cantar en Across The Universe, sino Kevin Spacey, quien en su papel de carismático maestro de matemáticas acaba robándose la película. Pronto este maestro, el que todos quisiéramos tener en algún momento gracias a sus clases divertidas, simpático y con una gran química con los alumnos, se revelará como una suerte de “caza talentos” para su pequeño grupo clandestino de jugadores de 21 Black Jack

El realizador Robert Luketic consigue buena química entre el ecléctico grupo de chicos, aunque no la suficiente como para hacer atractiva su película, trabajando por enésima vez la fórmula del “gran equipo” en busca del “gran golpe”. Junto a Sturgess está la guapa Kate Bosworth, el interés romántico de este tímido chico con ambiciones, un verdadero genio de las matemáticas buscando una beca que le ayude a estudiar medicina en Harvard, y aspirar a algo más que trabajar como vendedor en un tienda de trajes a la medida.

Spacey, como siempre, está fenomenal en su mefistofélico personaje de doble cara, justo cuando le presente a su joven “Dustin Hoffman” (recordando Rain Man de Barry Levinson), sólo que sin autismo y con cara de niño, una solución fácil y rápida a sus problemas económicos, es decir, el ambicioso mundo de las apuestas. Con Laurence Fishbourne como sagaz jefe de seguridad de casinos, quedará claro que en este filme son los adultos quienes mandan, tanto en trabajo actoral como en el gran número de sorpresas que nos deparan al final.

Para quienes vieron Confidence (2003), el filme de Luketic poco o nada tiene que ofrecer de novedoso, y llegarán a ser poco soportables sus tintes de melodrama familiar y escolar, aunque la magnífica –hay que reconocerlo- vuelta de tuerca final será, tal vez, la segunda cosa rescatable.

++ Próximamente en DVD.

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